Con una temporada de diez capítulos que se estrenó a mediados de octubre, La maldición de Hill House es el nuevo éxito de Netflix. La serie dirigida por Mike Flanagan explora sagazmente el terror sobrenatural con elementos disruptivos, al mismo tiempo que propone una renovación en el género.

La producción se basa en una de las principales novelas de terror del siglo XX, La Maldición de Hill House de Shirley Jacksson (1959), y a la vez de algún modo oficia como precuela del olvidado filme La Maldición (Jan de Bont, 1999), protagonizado por Lily Taylor, Liam Neeson, Catherine Zeta Jones y Owen Wilson.

La historia se centra en dos momentos en la vida de la familia Crane. Desde allí se narran la infancia y la adultez de Steven (Michiel Huisman), Shirley (Elizabeth Reaser), Theo (Kate Siegel), Luke (Oliver Jackson-Cohen) y Nell (Victoria Pedretti), cinco hermanos que de diferentes maneras sobrellevan la perturbadora experiencia de haber crecido en una casa con fantasmas. Caracterizados en principio como un escritor, una psicóloga, una funebrera, una joven depresiva y su mellizo adicto en recuperación, se relacionan en la adultez en un tiempo del relato presente que mira constantemente al pasado para comprender sus oscuras personalidades y acciones.

El terror se configura como un género en el que parece más fácil errar que acertar. Por este motivo una serie televisiva de estas características, más allá de gustos, siempre resulta un riesgo. Con larga tradición como emblema en la industria del cine, sus principales clásicos constan de sagas eternas como las de Freddy Krugger, Martes 13, Halloween y diversos horrores dispersos bajo las formas de vampiros, zombies, fantasmas y demonios. En ese contexto, las «casas embrujadas» ofician como un subgénero en el que la apuesta de La maldición de Hill House tiene el valor de contar una historia diferente en el marco de la proliferación de este tipo de relatos en el cine clase B.

El éxito podría atribuirse a una búsqueda no solamente en el terreno del guión –que versiona libremente el libro– sino también en el narrativo. Por un lado, no recurre a los clichés del género como apariciones repentinas, elementos gore o monstruos estereotipados. Por el contrario, se teje una historia de terror sutil que apela a miedos propios de la condición humana ligados a un trasfondo de novela familiar que en todo momento cuenta a la vez dos historias. Asimismo, por momentos cabe destacar el minucioso trabajo de dirección y fotografía que la postulan como una producción consciente del rol del lenguaje audiovisual en la construcción de sentidos.

En una época donde el consumo audiovisual digital se encuentra mediado por redes sociales, la práctica del maratón y el spoiler, la serie no tardó en convertirse en un producto de consumo masivo. Hay fans que volvieron a buscar el libro, la película de los ’90 y hasta surgieron teorías que pretenden explicar segundas lecturas de la historia, como la que sostiene que cada uno de los hermanos protagonistas representa las etapas del duelo: Steven, la negación; Shirley, la ira; Theo, la negociación; Luke, la depresión y Nell, la aceptación.

La nueva producción original de Netflix se inscribe con potencia entonces en la genealogía de las pocas apuestas televisivas por el terror, como la ya clásica American Horror Story, The Purge o Castle Rock. De esta escasa oferta televisiva, las series de terror enfrentan el desafío de la creatividad en sus historias y la calidad realizativa. En ese escenario debe disputarle audiencias tanto al cine de las franquicias reiteradas como a las series de suspenso más vistas.

Finalmente, por si fuera poca la promoción como serie de moda, a los cuatro días de estrenada el mismísimo Stephen King tuiteó: «La Maldición de Hill House, revisada y remodelada por Mike Flanagan. Normalmente no me gusta este tipo de revisionismo, pero es genial. Cercana a la obra de un genio, de verdad. Creo que Shirley Jackson lo aprobaría, pero quién sabe a ciencia cierta». Una palabra autorizada a la hora de hablar de terror, por lo cual quizás haya que otorgarle una oportunidad en el maratón de series del próximo fin de semana. «

Más opciones para asustarse en capítulos

American Horror Story

Con ocho temporadas, es la serie contemporánea más longeva de drama y terror. En su formato unitario, cada temporada emitida por FX (Murder House, Asylum, Coven, Freak Show, Hotel, Roanoke, Cult, Apocalypse) explora diferentes miedos con escenarios que van desde una casa embrujada hasta un circo. En la serie se destacaron las actuaciones de Jessica Lange, Lady Gaga y Kathy Bates.

The Purge

Cuenta con una temporada de diez episodios y se estrenó por Amazon Prime Video en septiembre pasado. La historia de terror distópica se encuentra ambientada en Estado Unidos, donde un gobierno totalitario habilita que en un período de 12 horas todos los delitos se tornen legales. A medida que corre el tiempo, cada personaje se verá obligado a contar su historia y sobrevivir a la noche.

Castle Rock

Hasta ahora sólo tiene una temporada de diez capítulos y está disponible por Hulu desde el 25 de julio de este año. La serie explora el terror combinando relatos y personajes de Stephen King, un autor referente del género que ha construido desde sus historias un universo narrativo donde Maine es el escenario recurrente. Contará con una segunda temporada el próximo año.