El renovado protagonismo de Hugo Moyano en la CGT es resultado de la crisis en la que ha ingresado el triunvirato luego de las masivas movilizaciones del pasado diciembre contra la reforma previsional que, paro y desacatos mediante, han dividido aguas alrededor de cómo posicionarse frente al gobierno.

Si bien el actual presidente de Independiente no ostenta cargo alguno en la Comisión Directiva, su propuesta para realizar una marcha el próximo 21 de febrero logró una amplia mayoría en su seno. Fuentes de la CGT aseguran que contaron con el apoyo de más de 25 miembros de un total de 35.

Además, la iniciativa logró el apoyo de las tres vertientes de la CTA (la que lidera Hugo Yasky, la de Pablo Micheli e incluso la de Hugo «Cachorro» Godoy), del triunvirato piquetero (CTEP, CCC y Barrios de Pie) e incluso de la izquierda y los sindicatos clasistas que participarán de forma diferenciada apostando a que sea un canal de continuidad de las movilizaciones contra la reforma previsional. 

Para el exdirigente Camionero, más allá de la disputa particular que tiene con el gobierno por su situación judicial, representa la oportunidad de, mediante una demostración de fuerza, posicionar a su sector en la pugna al interior de la CGT que, al borde de una fractura que parece inevitable, deberá renovar su conducción en los primeros meses del año o legitimar alguna de las centrales que surjan del proceso.

La fuerte campaña mediática para esmerilar la convocatoria  representando a los sindicatos que se «bajan» omite que la mayoría de ellos nunca se había «subido». Es el reflejo del temor del gobierno de que, efectivamente, la movilización exprese una tendencia de lucha. «