Las políticas xenófobas del gobierno conservador de Gran Bretaña reciben el apoyo de la ciudadanía o, visto de otro modo, en la casa de 10 Downing St. saben leer encuestas. Salvo los más jóvenes, la mayoría de los británicos apoya el plan de la ministra de Interior Amber Rudd, que propone obligar a las empresas a revelar el número de trabajadores extranjeros que emplean.

El sondeo de la consultora británica Yougov, muestra que el 59% de los ciudadanos británicos apoya de forma total o parcial las políticas para el control de la inmigración anunciadas por Rudd durante el congreso del Partido Conservador. La ministra dijo que las empresas deben declarar el porcentaje de trabajadores extranjeros que emplean como parte de una campaña para emplear a más gente local.

La estrategia política de Theresa May hasta influye en los votantes del opositor partido Laborista, de los cuales ya logró que el 51% estuviera de acuerdo.

También, lógicamente, tuvo el visto bueno de los votantes del derechista UKIP y del Conservador, con un 86% y 73%, respectivamente, de apoyo. Las propuestas resultaron un éxito tanto en la clase media como en la obrera, que obtuvo un 58% de aprobación. El único grupo social donde la mayoría de las personas se oponen a que las compañías deban informar la cantidad de empleados extranjeros que contratan, son los jóvenes de entre 18 y 24 años, donde el 40% no está de acuerdo con esos planes.

Cuando se les preguntó a los británicos si una empresa debe contratar a un candidato británico o uno extranjero, estando ambos calificados para el puesto, seis de cada diez personas dijeron que la prioridad debería ser para el candidato británico.

Como contrapartida, las empresas sostienen que estas políticas pueden conducir a la escasez de personal, según otro sondeo. Josh Hardie, director general de la organización patronal británica (CBI), dijo que «en lugar de imponer más burocracia, el gobierno debería estar trabajando con las empresas. Tras el referéndum de la UE, necesitamos un enfoque de la inmigración que tanto apoya a la economía», apuntó.

En este sentido, Hardie sostuvo que el anuncio de la ministra del Interior respecto de más fondos para apoyar los servicios públicos en áreas clave del país es bienvenido, pero que también es momento de tener en claro el valor de la inmigración hacia el Reino Unido. «Las empresas no darán la bienvenida a nuevas restricciones a la inmigración altamente calificada de los socios comerciales más importantes de todo el mundo», apuntó el líder empresarial.

Y resaltó además el valor de las universidades del Reino Unido como «una joya de la Corona» en apoyo al desarrollo de la innovación y al crecimiento. El gobierno debe ir con cuidado sobre cualquier cambio en la inmigración respecto a los estudiantes», expresó Hardie (ver recuadro).
En cuanto a la exigencia de las empresas a informar sobre el número de trabajadores nacionales no británicos que emplean, Hardie afirmó que «las empresas británicas invierten 45 mil millones de libras al año en formación de trabajadores en el Reino Unido. Sin embargo, hay falta de capacitación adecuada en este momento y si las empresas no ocupan ese lugar no pueden crecer.»

Por su parte, Adam Marshall, director general la Cámara de Comercio Británica (BCC), dijo que ya que las empresas hacen mucho para capacitar a los trabajadores y buscar empleados locales, «no creo que deban ser penalizadas por la contratación en el extranjero cuando tienen habilidades y necesidades específicas». «

Controles para los estudiantes

Amber Rudd anunció restricciones a los estudiantes extranjeros, incluidas normas de visado en función de la calidad de la universidad, así como un fondo de 140 millones de libras para el «control de los inmigrantes».

Fraser Stoddart, químico escocés que recibió el Premio Nobel, dijo que la represión a la inmigración podría ser un impedimento para los mejores científicos británicos, así como para los extranjeros. «Estoy muy preocupado por lo que dice el Reino Unido en este momento. Cualquier cosa que impida la libre circulación de las personas es un aspecto negativo para la ciencia», y aconsejó a los jóvenes científicos a considerar el mirar fuera del reino en el futuro, debido a los temores de que la ciencia británica puede entrar en un período de decadencia.

Las planes de restricción a los estudiantes fueron criticados por las Universidades y la Unión de escuelas del Reino Unido, argumentando que son contribuyentes y le hacen bien a la economía. El sindicato destacó que los estudiantes internacionales, compuestos por el 18% del grupo de educación del Reino Unido en 2014, están haciendo una enorme contribución a la educación superior del país.