Es menuda y discreta, viste una blusa indígena, jeans y sandalias. María de Jesús Patricio, de 53 años, busca ser la primera mujer aborigen en México en enfrentar a la élite política en las próximas elecciones presidenciales de 2018 para defender a los pueblos originarios y sus territorios. En un país profundamente machista, racista y clasista, «Marichuy» –como la llaman– tendrá que jugar con las cartas de ser mujer, indígena y originaria de una comunidad pobre, para pelear la contienda contra los dinosaurios del sistema.

Madre de tres hijos, dedicada a la práctica de la medicina natural y en la Sierra de Manantlán, Jalisco, Marichuy fue elegida por representantes de 58 pueblos autóctonos, 230 concejales y 1482 participantes en el Congreso Nacional Indígena (CNI), efectuado el 27 de mayo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

En el bastión y zona de influencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), tras más de 20 horas de debate, los aldeanos consideraron que Patricio Martínez tiene la capacidad suficiente para desafiar a los políticos tradicionales en la lucha por el poder en el país.

«Usaremos las herramientas (electorales) que han usado los que están en el poder, porque por años ellos han usado esas herramientas para manipular a la gente e imponerse», dice en una entrevista con la AFP. «Nuestra idea es echarles a perder la fiesta (de las elecciones), porque para ellos es una fiesta pero para el pueblo, pues no, ¿verdad?», agrega.

En 2018 por primera vez podrán participar candidatos que no pertenezcan a ningún partido. Para ser uno de ellos, Patricio deberá cumplir con una serie de complicados requisitos, como reunir casi un millón de firmas por todo el país. Pero para Marichuy, el objetivo no es reunir las firmas ni ganar la presidencia, sino aprovechar la oportunidad para «organizar a comunidades indígenas vecinas, hermanas, llevar la información» sobre un nuevo movimiento que proponga un modelo de gobierno en el que «el pueblo decida el destino de México».

«No vamos con miras a ocupar el poder, no. Más bien nuestra tirada es llegar abajo, con toda esa gente, recorrer todo el país e ir escuchando la situación que están viviendo», explica. En el mismo sentido opina Carlos González, uno de los representantes del CNI, al salir al cruce de las fuertes críticas y reclamos de quienes argumentan que esta candidatura separa a la izquierda mexicana: «No es que nos interese el proceso electoral, los votos, ganar la presidencia. Eso nos vale una chingada. Queremos volver a visibilizar la lucha indígena, como lo logró el EZLN en 1994».

«Desde el momento en que se anuncia que iba a participar el Congreso Nacional Indígena en este proceso, ya desde ahí se dijo que íbamos para dividir; yo digo que no vamos a dividir, más bien ya está dividido todo. Hay gente que no aguanta, ya no ve, ya no sabe si realmente va a haber una respuesta positiva, no se sabe», sentencia Patricio.

La mujer nahua nacida en Tuxpan, municipio del occidental estado de Jalisco, piensa unos instantes antes de contestar si teme por su seguridad tras ser nombrada portavoz del CNI en un país donde se contabilizan 30.942 desaparecidos y decenas de defensores de los Derechos Humanos asesinados.

«En parte, pues sí. Es uno humano, pero pienso que al tomar esta iniciativa uno se va a enfrentar a lo que venga», dice a un medio en la recepción de su consultorio de medicina alternativa. «Creemos que eso no nos va a detener porque llevamos claro lo que queremos lograr al participar en esto», afirma quien descarta aceptar una escolta del Estado una vez que se registre como candidata independiente ante el Instituto Nacional Electoral. «No la vamos a aceptar, pienso, porque no hay esa confianza. La práctica nos ha dicho lo contrario a lo que se dice» desde el gobierno, recalca.

Cuando Patricio ofreció la entrevista a la agencia AFP, asistió acompañada por varios miembros del CNI que tomaron la palabra, entre ellos una aguerrida anciana náhuatl de Tepoztlán, en el centro de país. «Nuestra candidata es una mujer que tiene la fuerza, tiene mente, tiene corazón. Tiene un buen espíritu de lucha», aseguró la mujer de 79 años, frunciendo el ceño.  «

«Es una propuesta que va a interpelar a la sociedad»

El obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, Felipe Arizmendi Esquivel, saludó que el Congreso Nacional Indígena (CNI) haya decidido elegir a María Patricio Martínez como su vocera y que busque competir como candidata independiente en el proceso electoral.
«Los indígenas han visto también que si no entran al sistema, se quedan totalmente aparte, y ellos quieren luchar por transformar este sistema metiéndose dentro del sistema. Y es que desde fuera solo hay crítica, pero no construcción, de ahí que los grupos originarios de México quieren construir desde dentro», consideró el obispo.

El sacerdote oaxaqueño, Eleazar López Hernández, comentó que «hay gente que se ríe de esta propuesta y que pregunta ‘¿Qué van a hacer los pueblos originarios?’, porque ven en ella una voz tan marginal». Pero, dijo, «es una propuesta que va a interpelar a la sociedad, ya que los grupos originarios no están eligiendo a una candidata, están abriendo un camino para que la voz de los indígenas se oiga y lo están haciendo desde lo más débil; esa parte que está negada en la sociedad».