Parece que el reto de Mauricio Macri a su sucesor al mando de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Lerreta, empieza a dar sus frutos. Es que el presidente había reprendido a su exjefe de Gabinete por no haber contenido policialmente la protesta social, una empresa que ya empezó a ser materializada por la flamante Policía de la Ciudad, la fuerza que viene a poner fin a los piquetes.

“Intempestivamente, vino la policía armada hasta los dientes, como para una guerra, como para invadir cualquier país, y le robaron, literalmente, la mercadería a la gente”, contó Rodrigo, el Rasta, un hombre que sin ser delegado es uno de los representantes de los vendedores de la calle Pueyrredón.

“Nosotros pedimos un marco regulatorio para nuestra actividad. Somos parte del 40% de trabajadores que vive diciendo Macri que está en la informalidad”, agregó Rodrigo y se preguntó: “¿Quieren eliminar a ese 40%?”

Luego, el hombre expresó: “Nosotros solo queremos dialogar, no queremos pelear. Tendríamos que estar trabajando para llevar el plato de comida a la casa.” Y finalizó: “Como en toda negociación tenemos ganas de ceder. Esperemos que ellos cedan también.”

Durante la tarde, el diputado nacional de Cambiemos, Marcelo Sorgente, respaldó los operativos que desde la madrugada lleva a cabo la Policía de la Ciudad en el barrio de Once porque asegura que detrás de cada manta se estima que participan al menos 20 personas del negocio ilegal organizado por mafias que desarrollan un sistema de trabajo esclavo y trata de personas en talleres clandestino -en especial de inmigrantes carentes de documentación que les impide ingresar en la formalidad laboral-, robo, contrabando, piratería de mercadería y hasta narcotráfico. “Combatir la venta ilegal es una decisión netamente política. Horacio Rodríguez Larreta lo hace en la Ciudad de Buenos Aires con coraje, porque la gente se merece vivir mejor y no podemos condenar a los más necesitados a trabajar en una manta. Muchos se están volviendo millonarios falsificando mercadería y contratan trabajadores solo por un plato de comida”, dijo el legislador. Y cerró: «El Estado debe defender el espacio público porque es de todos”.

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