La última edición de la final de fútbol americano, el famoso Super Bowl, jugada durante la noche de ayer, se convirtió de forma inesperada en un virtual escenario político, a partir de la proyección de una serie de publicidades de diferentes marcas y empresas que de manera más o menos directa se dedicaron a criticar algunas de las medidas anunciadas por el recién asumido presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Presentados en la tradicional tanda que se proyecta en el entretiempo del partido final de la NFL (sigla en inglés de la Liga Nacional de Fútbol americano), los cortos publicitarios de empresas como la cervecera Budweiser, la línea de cosmética capilar It’s a 10 Haircare, la app turística Airbnb, el supermercado de artículos para obra y construcción 84 Lumber y la automotriz alemana Audi, no dudaron en tomar partido en contra de las políticas del nuevo presidente, sobre todo con aquellas referidas a las restricciones migratorias. Y el escenario elegido para el estreno de dichos spots no es un asunto para nada menor, no sólo por su trascendencia, sino porque por lo general no suele ser un espacio en el que las empresas acostumbren a mezclar la política con los negocios.

La app turística Airbnb presentó un spot titulado “We Accept” (Nosotros aceptamos), en el que una serie de rostros de distintas etnias y culturas se van combinando, mientras un mensaje impreso hace clara referencia a las políticas de inmigración restrictiva e intolerancia cultural y étnica propiciada por Teump en sus primeros días de gobierno. “Nosotros creemos sin importar quién seas, de dónde vengas, a quién ames o a quién o a quién alabes. Todos pertenecemos. El mundo es más hermoso mientras más aceptas. Nosotros aceptamos.” Por si fuera poco, minutos después de emitirse el corto comercial, el director general de Airbnb, Brian Chesky, tuiteó que la empresa que representa se compromete a «entregar 4 millones de dólares en cuatro años al International Rescue Committee (IRC, una ONG que ayuda a refugiados en todo el mundo) para satisfacer las necesidades de las poblaciones desplazadas” en cualquier parte del planeta.

Es Jugando con el humor, la línea de productos para la belleza capilar It’s a 10 Haircare, aprovecha el famoso peinado del nuevo presidente de los Estados Unidos, que fue y sigue siendo objeto de mil chistes, bromas y memes, para afirmarse también en un mensaje de amplitud étnica y cultural. “Estados Unidos: debemos prepararnos para 4 años de peinados espantosos”, dice la voz en off en una clara referencia al quincho presidencial. “Depende de ti compensar ese peinado con otro grandioso. Y nos referimos a todo tipo de peinados”, continúa el locutor, mientras las imágenes se hacen eco de una diversidad claramente opuesta a las ideas expresadas por Trump. “Haz tu parte”, concluye el mensaje que sutilmente convoca a manifestar las diferencias de forma activa.

Algo más directo resulta la pieza presentada por la cervecera Budweiser, en el que cuenta la historia de su fundador, el alemán Adolphus Busch, un inmigrante que se instaló en los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XVIII. El spot comienza con el viaje del joven Busch, quien al llegar es recibido en el puerto de Nueva York por una cantidad de personas que de manera agresiva le dicen que él no parece ser “de acᔠy que mejor se vuelva a su casa. A su propio país: una referencia clara a las expresiones y las políticas xenofóbicas diseñadas por Trump y su equipo. Luego de un épico camino que lo lleva a interior de la norteamerica profunda, el comercial termina con el protagonista tomándose una cerveza en una taberna, donde conoce a Eberhard Anheuser, su socio en la fundación de la tradicional marca de cerveza estadounidense.

La publicidad de la automotriz de origen alemán Audi, titulada “Daugther” (Hija), es un alegato a la de igualdad en los derechos económicos y laborales para hombres y mujeres, que contrasta con los continuos comentarios y afirmaciones misóginas realizadas por el hoy presidente Trump. La piza cuenta la historia de un padre orgulloso que ve como su hijita vence a un montón de chicos en una carrera de kartings. Sobe el final, escrito en letras blancas sobre un fondo negro, puede leerse: “Audi se compromete a pagar igual salario por igual trabajo. El progreso es para todos.” Y cierra con el hashtag #DriveProgress (Impulsar el progreso).

Pero tal vez el más directo de todos los mensajes haya sido el ideado por el supermercado de materiales de obra y construcción 84 Lumber, quienes presentaron un trabajo cuya versión completa dura casi seis minutos y se titula “The Full Journey” (El viaje completo). Se trata de una madre que con su hija realizan una larga travesía desde el corazón de México hasta la frontera con Estados Unidos, donde se encuentran con una gran pared que en paralelo un grupo de obreros parecen haber estado construyendo. El corto tiene un final que apela a la emoción, cuando madre e hija al borde de la desolación descubren una enorme puerta abierta en el muro, por la cual por fin pueden seguir camino al otro lado. En el mensaje final se lee, sobreimpreso en la imagen de uno de los obreros que vuelve del desierto con su camioneta cargada de herramientas, “la voluntad de tener éxito siempre es bienvenida aquí”. Debido a su extensión, durante el Super Bowl se transmitió una versión más corta, titulada “El viaje comienza”, que no estuvo exenta de polémicas, ya que la cadena Fox se negó a transmitir el corte original entregado por la empresa, ya que contenía las polémicas imágenes del muro fronterizo.

En cuanto a la reacción popular en torno a esta andanada de mensajes publicitarios que se han atrevido a alzar una voz política, sin detenerse en su carácter principalmente comercial, tal vez sea hora de empezar a hablar de la grieta estadounidense. Muchas personas utilizaron sus cuentas en las diversas redes sociales para hacer pública su opinión a favor o en contra de la iniciativa de las empresas de manifestarse contra las políticas de Trump. De un lado quienes celebran este brote de conciencia empresaria; del otro los que llaman a boicotear sus productos, furiosos de que la opinión de los demás no concuerde con las propias. Un paisaje que parece inédito dentro de la sociedad estadounidense contemporánea.