“No existen razones ni médicas ni jurídicas para que las decenas de miles de kits del programa Qunita no sean entregados a las familias que los necesitan. Se trata de una retención arbitraria de insumos destinados a la salud de la población, a promover el sueño seguro de los lactantes, su confort y su bienestar”, dice Alicia Benítez, ex jefa de la Unidad de Neonatología de la Maternidad Ramón Sardá. Su opinión se multiplica entre pediatras y trabajadores de la salud de todo el país, ante la inacción del Ministerio de Salud de la Nación, que a principios de año prohibió entregarlos y que en más de nueve meses no generó ningún plan alternativo para prevenir la muerte súbita del lactante por colecho. “Las Qunitas pertenecen al erario público, son nuestros, de los ciudadanos y ciudadanas argentinos, y exigimos que antes de Navidad sean entregados. Es un crimen que algo tan valioso se destruya en depósitos por el empecinamiento político y la falta de mirada social que caracteriza a la actual gestión”, continúa Benítez, miembro titular de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y coordinadora de Asumen (Alianza Argentina para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño).

Lo que ha comenzado por estos días en maternidades y hospitales de todo el país es una suerte de rebelión en contra de la inexplicable decisión del ministro de Salud, Jorge Lemus, de que las Qunitas no lleguen a las familias.

El 28 de enero, una comunicación de la Subsecretaría de Atención de Primaria de la Salud y la Secretaría de Políticas de Promoción, Programas Sanitarios y Salud Comunitaria advertía a los ministros de cada provincia que «por motivos de precaución tengan a bien cesar la entrega de las cunas y las bolsas de dormir que integran el kit y de arbitrar los medios necesarios a fin de que los hospitales bajo su dependencia preventivamente tampoco hagan entrega de esos dos items en caso de que los hubiera recibido».

En septiembre, el juez federal Claudio Bonadio fue más allá y, tras procesar a varios funcionarios por supuestos sobreprecios en la licitación del plan, ordenó destruir los 60 mil moisés y sacos de dormir que nunca se repartieron.
El repudio unánime de la comunidad médica frenó la hecatombe, y el magistrado volvió a pasarle la pelota al Ministerio para una eventual readecuación de los elementos objetados del kit, pero las autoridades no se dan por aludidas (ver recuadro).

Unos 35 mil kits de Qunita siguen arrumbados en depósitos de Barracas y Avellaneda, de una empresa de logística. Otros 25 mil ya habían sido repartidos a maternidades y hospitales de todo el país. Muchas llegaron a las familias antes de la prohibición. Otras quedaron retenidas en los centros de salud, bajo llave. Pero la buena conciencia de los médicos y la evidente necesidad de las familias le ha torcido al brazo a la ignominia del gobierno nacional, y las Qunitas rompieron el cerco.

“Empezamos a entregarlas el miércoles, ese día entregamos las primeras tres de 42 kits que estaban en el depósito”, cuenta Cemira Neme, del servicio de Neonatología del Hospital Zonal Dr. Andrés Isola, de Puerto Madryn. “Se tomó la decisión a partir del último informe de la SAP. No íbamos a quemarlos ni a tirarlos. A cada familia le hemos explicado que deben usar los moisés hasta los 6 meses, que no son cunas. Es gente que apenas tiene una muda de ropa o una bolsa de pañales, así que estaban muy contentos. En los tres casos fueron bebés prematuros. Y las mamás se comprometen a cumplir con los controles. Por ser los primeros después de tantos meses, hicimos un pesebre y dos enfermeros y yo nos disfrazamos de Reyes Magos”.

La decisión tomada en Madryn comienza a replicarse en maternidades de todo el país. “Me parece que es lo que hay que hacer”, sostiene Patricia Rosemberg, directora de la Maternidad Estela de Carlotto, de Moreno, donde los 200 kits que llegaron desde julio de 2015, cuando el Plan Qunita fue anunciado por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se repartieron en su totalidad antes de la suspensión del programa. “De hecho, entregamos 100 vouchers a familias que finalmente no los recibieron. Exigimos que cada niño tenga su cuna. Si sabemos que no tienen dónde dormir, es una negligencia tener las Qunitas y no darlas”, agrega.

Rosemberg revela que el año pasado, antes de la implementación del programa, dos niños nacidos sanos en la maternidad, llegaron luego fallecidos con indicadores de colecho, que es la causa del 50% de los casos de muerte súbita del lactante (ver opinión). “Las mamás que llevaron Qunitas volvieron a hacerse controles hasta los seis meses del bebé y no hubo ningún reporte de accidente ni situación de inseguridad”.

Además de Unicef y una decena de entidades médicas, la propia Sociedad Argentina de Pediatría –en cuyo primer informe se había basado el Ministerio para suspender la entrega de los kits y el juez para ordenar su destrucción– reclama al gobierno nacional la continuidad del programa. En una carta dirigida por su presidente, el doctor Jorge Cabana, al ministro Lemus, fechada el 21 de octubre, se puntualiza que “la SAP apoya las políticas públicas que promuevan cerrar brechas de inequidad a través de intervenciones de beneficio probado en reducir la mortalidad infantil. En ese sentido, la entrega de un moisés a familias en situación de vulnerabilidad social y sanitaria (…) es una herramienta importante para prevenir la muerte infantil por colecho”.

En su nuevo informe, la SAP recomienda “disponer de los sacos de transporte, mal denominados bolsas de dormir, en forma separada como ‘port enfant’ con un nuevo folleto aclaratorio de su uso”, además de “disponer del moisés, señalando específicamente que no es una cuna, y que sólo debe ser usado hasta que el niño pueda incorporarse por sus propios medios”.

Y mientras el Ministerio de Salud no se expide, muchos efectores de salud deciden asumir su responsabilidad ante la sociedad y procuran que esta Navidad a ningún niño le falte su cuna. «

«Es como que nadie quiere tomar la decisión»

El juez Bonadio le devolvió las Qunitas al Ministerio de Salud hace ya tres meses, pero las autoridades de esa cartera no se dan por enteradas. “Convocamos a expertos de distintas áreas de neonatología, de pediatría, al INTA, y no hubo una decisión unánime, como que nadie quiere tomar la decisión”, dijo el viceministro Néstor Pérez Baliño, consultado por Tiempo Argentino. “Entonces, al no haber unanimidad, le transmitimos al juez que nosotros no podemos tomar esa decisión. La justicia es la que tiene que decidir. Nosotros estamos esperando a ver qué sucede”.

–Pero el juez ya transfirió al Ministerio la potestad de decidir.

–Nosotros necesitamos el respaldo de expertos o de la Justicia para usarlas. Si no tengo información segura de estar entregando algo seguro, entonces no. Hasta que el juez Bonadio no se expida, no se tocan. Aún no hemos tenido respuesta. La entrega de Qunitas no es el único mecanismo contra la muerte súbita del lactante. Estoy totalmente de acuerdo en que uno tiene que apoyar a las poblaciones más vulnerables, pero no es el único tratamiento.

En isla maciel

Pediatras y trabajadores de la salud autoconvocados bajo el lema “Entreguen las Qunitas” vienen armando pesebres vivientes para reclamar la continuidad del programa suspendido por el gobierno nacional.  

Lo hicieron el miércoles pasado en una plaza de Moreno, en una actividad organizada por la Secretaría de Desarrollo Social de ese municipio, y volverán a hacerlo hoy a las 11 en la Isla Maciel, en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima.