Durante la mañana de este miércoles se realiza un megaoperativo en las tres ferias que integran el predio La Salada, en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora. Se trata de más de 500 allanamientos en todos los puestos de las ferias Urkupiña, Ocean y Punta Mogotes, con intervención de 2000 efectivos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, 100 de la Policía Federal y 50 de la policía de la Ciudad, además de funcionarios de la Dirección de Migraciones.

El operativo fue dispuesto por el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, el mismo magistrado que investiga a los denominados «reyes de La Salada», Jorge Castillo y Enrique Antequera que se encuentran detenidos y acusados  por adulteración de marca en la venta de ropa.

Los operativos se iniciaron como consecuencia de una investigación de la División Robos y Hurtos de la Policía de la Ciudad junto al Juzgado Federal Criminal y Correccional de Lomas de Zamora.

El fiscal Sebastián Scalera, que sigue la causa La Salada, investiga a Antequera y a un grupo de barras de Boca Juniors, todos detenidos, por delitos de todo tipo: desde homicidios hasta privación ilegal de la libertad. Pero el capítulo del caso que más llama la atención es el que refiere al «ejército» paralelo que el dueño de la feria Urkupiña habría formado para controlar la «seguridad» en el predio. Según se desprende de la investigación, Antequera y sus muchachos cobraban «peajes» a ladrones y mecheras para robar con permiso entre los puestos.

En ese contexto, durante el operativo se entregó Juan Louzan, quien estaba a cargo de la seguridad de la feria Urkupiña y se encontraba prófugo desde agosto, acusado de formar parte de una asociación ilícita. «Nunca ejercimos violencia», aseguró en la puerta de los tribunales de Lomas de Zamora a los medios presentes.

Entre las acusaciones en su contra, varias mujeres denuncian haber sido golpeadas por el personal de seguridad, algo luego confirmado por el fiscal Scalera, quien detalló que «a las mecheras que descubrían in fraganti las encerraban y les pegaban para escarmentarlas».