Aloizio Mercadante fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT) junto con Lula da Silva en 1980. En el gobierno del metalúrgico, fue ministro de Educación y titular de la Casa Civil, la Jefatura de Gabinete. Es uno de los colaboradores más cercanos al expresidente brasileño y se lo podría definir como un eximio operador político. Fue, desde ese lugar, uno de los iniciadores del Grupo de Puebla junto con el chileno Marco Enríquez Ominami y el futuro presidente argentino Alberto Fernández.

Por eso importan algunas definiciones que dio desde el lobby del hotel Emperador mientras llegaba la noticia de que Lula estaba saliendo de la prisión de Curitiba, donde pasó los últimos 580 días de su vida.

En tal sentido, considera que la liberación del exmandatario es un triunfo para la postura constitucionalista que mantuvieron los abogados defensores. «Jurídicamente, es clarísimo en la Constitución brasileña sobre lo que corresponde hacer en un caso de segunda instancia. Ese es un principio fundamental para un ciudadano: tiene que esperar el fallo final en libertad, porque sigue siendo inocente».

Ante la pregunta de si hubo un cambio de voto decisivo para que el resultado en el Supremo Tribunal Federal fuera 6 a 5 a favor de la libertad de Lula, Mercadante hizo un par de acotaciones. Por un lado, dijo que hubo una sola modificación sobre planteos anteriores que resultaron adversos a Lula. Se trató de la jueza Rosa Weber, quien en abril del año pasado cambió su propia jurisprudencia y negó un hábeas corpus preventivo presentado por los defensores de Lula cuando quedó detenido. «Ahora volvió a su posición histórica», destacó Mercadante, no sin insistir en que esa es la posición jurídicamente correcta.

–¿Ese cambio refleja la caída de la popularidad del presidente (Jair) Bolsonaro?

–No, es una respuesta constitucional. Aunque es cierto que Bolsonaro se convirtió en un desastre internacional para el Brasil. Lula representa la posibilidad de diálogo y de recuperar valores democráticos de la sociedad.

Para Mercadante, lo que sí influyó sobre la sociedad y el Poder Judicial es el «Vaza Jato», la filtración de conversaciones privadas entre el juez Moro y el fiscal Deltan Dallagnol para forzar la causa y quitar la posibilidad de que Lula fuera candidato. «Se los vio decir que no había que dejar que Lula fuera entrevistado en la prisión para no mostrar su imagen. Decían que era un peligro que ganara la elección. No podían permitir que se presentara a la elección y lo lograron. Fueron muchas violaciones de la Constitución y parcialidades. Y eso favoreció nuestros argumentos», consideró.El dirigente petista dice que el líder gremial «ahora se va a reencontrar con Brasil, creo que la sociedad tiene mucha ‘saudade’ de Lula, de su liderazgo». Pero no habla de futuros comicios, «falta mucho para 2022», destaca. Aunque no ignora que «vaya o no a ser candidato, el papel de Lula será decisivo en el país».

¿Qué tipo de papel? «Bolsonaro no sólo perdió popularidad sino credibilidad. Brasil está arruinado, su imagen muy desgastada porque nos estamos oponiendo a valores que son universales», analizó. «¿Qué respeto podemos ganar si nuestro gobierno cuestiona el calentamiento global. Hay evidencia científica comprobada, no es globalismo de izquierda: Amazonia es un patrimonio fundamental y Brasil lo tiene que preservar».

Mercadante recordó también el respeto a la institucionalidad que mantuvo el PT hasta el final. «Nos dicen que hemos sido republicanamente ingenuos, porque cuando atacaron a Dilma ella decía ‘prefiero el barullo de las impresoras criticando y no el silencio de la censura'». Advierte que los ataques de Bolsonaro y sus hijos a periodistas y medios son lo opuesto. «Yo creo que el Brasil profundo va a reaccionar ante Bolsonaro y creo que Lula representa al pueblo brasileño», indicó luego.

Mercadante se dio tiempo para agradecer a Alberto Fernández el apoyo. «Los amigos se ven en las situaciones difíciles, y fue emocionante ver a la multitud gritar Lula Libre el día de la elección argentina, que era el cumpleaños de Lula». El dirigente brasileño estaba rodeado de periodistas en el hall del hotel. Uno de ellos le pidió que hiciera la L consus dedos, el tradicional pedido de Lula Livre. Pero Mercadante, con una exhultante sonrisa bajo su bigotazo, hizo ese saludo con su mano derecha y con la izquierda la V. ¿De la victoria? «Por supuesto. De la victoria del peronismo y de Alberto Fernández. Pero también de Lula Vuelve…». «