Con los anuncios del miércoles acerca de un adelantamiento a 2019 de los desembolsos del FMI pautados para 2020, el gobierno buscó dar una señal de solvencia y ganar confianza en los mercados para poner un freno a la corrida cambiaria que llevó el dólar a $34. Sin embargo, ocurrió exactamente lo contrario y durante el jueves la divisa superó los $41 en la city.

La inestabilidad es tan profunda que el Banco Central resolvió de emergencia una suba de la tasa de política monetaria hasta un 60% garantizando ese piso hasta diciembre de 2018. La medida, concebida para desestimular el posicionamiento en dólares de ahorristas e inversores, implica un virtual parate del crédito y de la producción y augura una profundización de la recesión.

Para el mercado, el pedido de revisión del acuerdo con el FMI a poco más de dos meses de suscripto, y el pedido de un adelanto de fondos fue un reconocimiento de la incapacidad del gobierno para hacer frente a los vencimientos de deuda en el próximo año.

Arnaldo Bocco, ex director del BCRA explicó a este diario que “se han tomado todas las medidas mas desacertadas que uno podía imaginar o, mejor dicho, no imaginar. Es como la película «Cosecharás tu siembra». No veo posibilidades de que el gobierno recupere credibilidad interna en la sociedad ni externa entre los inversores.”.

El director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, Víctor Beker, señaló que “la demanda crece en tiempos de incertidumbre, debido a la experiencia negativa de quienes conservaron sus ahorros en moneda nacional en episodios como el Rodrigazo de 1975, la hiperinflación y el plan Bonex de 1989 o el Corralito de 2001.”. Es que, según el especialista “no existe ninguna alternativa de ahorro que ofrezca garantías equivalentes. Frente al desarme de la montaña de LEBAC requerido por el FMI, el gobierno pretendió ofrecer alternativas en pesos: NOVAC, LETES, LELIQ. Pero la preferencia de los ahorristas tiene una sola denominación: el billete verde”.

Por su parte Marcelo Ramal, economista del Frente de Izquierda y el Partido Obrero, señaló a este medio que “asistimos la final de una experiencia económica y política. Ha quedado claro que el FMI no venía a implementar ningún rescate. Apuntaban a rescatar a los acreedores de la deuda mientras la desvalorización de la moneda debía seguir su rumbo.”.

Para Bocco, en concreto, la disparada responde a que “no hay dólares y se enfrentan los vencimientos de la deuda. Se cayó el acuerdo y el FMI no tiene el directorio en funciones para avalar una revisión. Le van a pedir un cambio radical de equipo económico. Eso le haría muy bien al país.”

En sintonía, Ramal aseguró que “la corrida es la constatación de que Argentina no puede pagar su deuda pública y privada y que se encuentra en un default no declarado. La permanencia de este gobierno implica una confiscación diaria al ingreso de trabajadores y jubilados.”.

El mismo Beker de la Universidad de Belgrano concluyó con una reflexión: “¿Habrá oferta suficiente para satisfacer a los ahorristas hasta diciembre de 2019?”.

La sombra del default asoma cada vez con más fuerza detrás de la inestabilidad cambiaria.