El informe de la televisión boliviana se parece demasiado a una publinota. Un chivo. El micrófono se pasea por un avión a punto de despegar del aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz de la Sierra. Es el vuelo CP 2933 de LaMia que trasladaría al plantel de Chapecoense hacia Medellín. Jugadores, técnicos y dirigentes hablan del buen servicio de la aerolínea. Parecería una nota light entre tantas, aunque tomaría otro relieve después de que a las 22:15, hora local, la aeronave Bae Avro RJ85 se desplomara sobre el cerro El Gordo, cerca del municipio de La Unión, en el departamento de Antioquia, lo que terminó con la vida de 71 pasajeros. Sólo hubo seis sobrevivientes. Pero el instante más significativo del informe acaso esté en las palabras de uno de los tripulantes. “Tenemos la oportunidad de ser los transportadores oficiales de la Copa Sudamericana 2016”, dice. Esas palabras encierran lo que queda por resolver: la eventual responsabilidad de la Confederación Sudamericana de Fútbol en que una empresa de las características de LaMia traslade a equipos y selecciones de la región, entre ellas a la Argentina. 

A las pocas horas del desastre que sacudió al fútbol mundial, un artículo de UOL Esporte citó sin identificarlos a cuatro dirigentes brasileños, quienes sostuvieron que la Conmebol orientaba a los clubes para contratar a Línea Área Mérida Internacional de Aviación, una compañía fundada en 2009 en Venezuela, pero que recién comenzó a operar el año pasado cuando consiguió una licencia en Bolivia. LaMia, según informes, contaba una flota de sólo dos aviones. Pero aun así ganó el mercado del fútbol. Generó escalofríos cuando se supo que en ese avión había viajado la Selección Argentina hacia Belo Horizonte para el último partido contra Brasil por las Eliminatorias. Según una carta que Armando Pérez envió el viernes al paraguayo Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, el Comité de Regularización contrató a LaMia a través de Starairways SRL (que cobró su comisión por la gestión) y después de una compulsa de precios. LaMia, sostienen fuentes del sector, ofrecía en algunos casos tarifas hasta un 30% más baratas. 

El titular de Chilean Airways, José Bolívar, competidora de LaMia en vuelos charter, también acusó un acuerdo de esa aerolínea con la Conmebol. Aunque Bolívar no tiene los mejores antecedentes: en octubre, Cerro Porteño lo denunció por estafa después de que incumpliera con un vuelo para la Copa Sudamericana. «Nunca jamás nos sugirieron nada», le dijo a Tiempo el presidente de un equipo que tuvo que volar durante este año por partidos de Copa. «Pero tampoco hay demasiadas opciones para hacer esos charter con tanta flexibilidad», aclaró. Por eso, dijo, también algunos clubes apelan para la organización en cada ciudad a una empresa de soluciones logísticas como OffSide Assesoramento Esportivo, una firma con sede en Río de Janeiro. OffSide fue mencionada en estos días como propiedad de Gonzalo Belloso, ex jugador de Rosario Central y actual director de Desarrollo de la Conmebol. “Nos ocupamos de la parte receptiva de los equipos, desde que llega a la ciudad donde va a jugar. No tenemos nada que ver con contratar el transporte aéreo, esa es una grave confusión. Y no tenemos socios en Argentina tampoco», aclaró Rodrigo Ernesto Andrade Rego al canal Todo Noticias.

Belloso eligió al diario La Nación para dar su versión: «No conozco a nadie de Off Side ni de LaMia», dijo, y sostuvo que las versiones eran una maniobra para desprestigiar a la Conmebol. 

Quien lanzó los primeros dardos a Belloso fue el exarquero José Luis Chilavert, que vinculó a Belloso y Domínguez con LaMia y OffSide. Belloso es un hombre de extrema confianza de Domínguez. Y es la pareja de Carolina Cristinziano, la única mujer integrante de la Comisión de Regularización de la AFA. Cristinziano también proviene del mundo de los negocios del fútbol, en los que se inició con Gustavo Mascardi, y llegó a la AFA con el auspicio de la Conmebol, donde como su esposo fue asesora de Domínguez. «Es el mismo charter que llevó a la Selección Argentina a Belo Horizonte», dijo Chilavert. «A ver, Armando Pérez, presidente de la Comisión, donde está metida Carolina Critinziano, que es la esposa de Belloso…», continuó. La Conmebol negó todo tipo de vínculos. «No tenemos que permitir que gente que tiene otros objetivos nos desvíen del tema, yo quiero contribuir con el cambio en el fútbol sudamericano. Hay que decirle basta al morbo de los inescrupulosos», contestó Alejandro Domínguez en una radio de Paraguay. 

En la intimidad, Belloso y Cristinziano se quejan de que Chilavert inició una campaña contra la actual conducción del organismo y contra ellos en particular. Pero en Asunción, donde funciona la Conmebol, sostienen que el autor intelectual de las acusaciones se llama Paco Casal. El empresario uruguayo, dueño de Gol TV y Global Sports, días atrás inició una demanda contra la Conmebol, Fox Sports, Torneos y Full Play, de Hugo y Mariano Jinkis, por considerarse damnificado ante el otorgamiento de derechos de TV a través de coimas. La Conmebol arrastra un largo prontuario de escándalos de corrupción. Domínguez fue el quinto presidente en tres años después de que Nicolás Leoz, Eugenio Figueredo y Juan Angel Napout tuvieran que dejar el organismo y terminar envueltos en casos de sobornos, por los que cumplen respectivas prisiones domiciliarias. El uruguayo Wilmar Valdez, a su vez, nunca pudo hacer equilibrio en el cargo. 

Antes de partir de Santa Cruz de la Sierra, la tripulación de LaMia había sido advertida acerca de su plan de vuelo era más corto que el necesario: con un autonomía para el tiempo que requiera llegar a un aeropuerto alterno en caso de emergencia, y otros 45 minutos para mantenerse en el aire ante cualquier eventualidad. El vuelo de LaMia (ahora suspendida, propiedad del piloto fallecido, Miguel Quiroga, junto a Marco Rocha Venegas) fue una trampa para los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes de Chapecoense, y también para los periodistas que viajaban a cubrir la primera final de la Copa Sudamericana contra Atlético Nacional de Medellín. Ahora tendrá que haber una explicación sobre cómo llegó esa aerolínea al fútbol sudamericano, que todavía no puede salir del shock.