El año electoral avanza a paso firme y los empresarios industriales alternan entre quienes empiezan a aceptar que sus demandas deberán esperar hasta 2018 y los que consideran la posibilidad de evitar los tiempos legislativos y acceder pronto a algunos objetivos por la vía de los decretos presidenciales.

Unos y otros están disconformes con el curso de la economía. Tras años de defender el argumento de la supuesta pérdida de competitividad, y después de aplaudir de pie la consagración de Mauricio Macri, el sector fabril afronta un panorama cuyos puntos más oscuros se conocieron este jueves con la publicación del Estimador Mensual de la Industria (EMI) que elabora el Indec.

El informe arrojó datos paupérrimos de febrero: en general, la actividad cayó un 6%; la industria textil se desplomó un 22,5%; la automotriz, otro 18,5%; la refinación de petróleo se contrajo un 9,2%; la producción metálica, un 9,3%; los minerales no metálicos, un 7,2%; el caucho y el plástico perdieron un 5,9%; la producción alimenticia, un 4,2%; el papel y el cartón, un 2,4 %; y la química, otro 4,1 por ciento.

Dos días antes, la entidad fabril que dirige Adrián Kaufmann, informó una caída del 1% en la producción industrial en enero y advirtió que en febrero la caída del índice sería «aún mayor». Así y todo, la confirmación de una caída del 6% le puso los pelos de punta a todo el espectro dirigencial de la centenaria entidad fabril.

En ese escenario, volvió entre los industriales más grandes el reclamo de una reforma tributaria, aunque con menos ímpetu que meses atrás. El vicepresidente de la UIA, José Urtubey, reconoció que el calendario electoral complica la posibilidad de avanzar este año con esa medida y otras que considera de importancia similar, como el lanzamiento de un plan energético o la reglamentación de la ley de pymes.

«Por lo menos deberíamos empezar el debate este año», declaró el salteño a Tiempo, con lo que matizó la posición que le manifestó a este medio, de una discusión y aprobación de esa reforma este mismo año. «Hay que buscar la competitividad sistémica y recuperar el debate al menos. Recién estamos en marzo», moderó esta vez el hombre de Celulosa Argentina, en un contexto marcado por las protestas sociales multitudinarias contra la administración macrista, el avance de la campaña y las propias internas industriales.

El tono más conciliador le dio margen para una propuesta: «Es importante que se cumplan los procesos legislativos pero también es una posibilidad avanzar por fuera, desde las posibilidades del Ejecutivo». El diálogo está abierto con las autoridades, «pero hay que terminar de diseñar un desarrollo industrial» que por ahora es el eje de la discordia entre el gobierno y las empresas.
Entre las pymes hay manifestaciones de escepticismo frente a la posibilidad de obtener medidas para frenar las importaciones y para reavivar el mercado interno.

El titular de la Federación del Calzado (Faica) y vocal de la UIA, Alberto Sellaro, reconoció que su sector tiene menos peso dentro de la UIA frente al poder de lobby de las grandes industrias, que tienen a Techint y Arcor como naves insignias. Pese a esa diferencia, los industriales del calzado también esperan la reforma tributaria y, como los grandes, se empiezan a resignar al calendario electoral. «Este año no va a haber mucha aprobación de leyes», afirmó Sellaro, quien también consideró la posibilidad de los decretos entre otras posibles alternativas: «Si los decretos son favorables a la industria, que vengan. Todo lo que sume va a ser para beneficio de la industria», respondió el titular de Faica. «