Cada acción tiene consecuencias. No es gratuito retrasar las entregas de vacunas, desistir de hacer una campaña masiva de concientización, y llevar a cabo fuertes recortes en el sector público. Mientras la población ajusta sus consumos de energía por los aumentos de tarifas, los primeros fríos multiplican los casos de gripe. Pero al previsible factor climático y estacional se agregó la demora del gobierno en iniciar la campaña de vacunación antigripal y antineumocócica, inmunizaciones que suelen tardar semanas en generar anticuerpos. A su vez, crecen los casos de bronquiolitis en todo el país: subieron casi un 7% respecto del año pasado.

Con el inicio del invierno las consultas en las guardias se multiplican. De acuerdo al Boletín Epidemiológico (BE) de Nación del pasado miércoles, hasta la semana 22 de 2019 se registraron 240.013 casos de ETI (enfermedad tipo influenza), «con un aumento estacional de casos a partir de la semana 12». Por el factor climático no en todas las provincias se ven los mismos números. Las que más sufren están en los extremos geográficos: Jujuy, con un 41% más de casos (12.803 en el primer semestre de 2018, 18.352 en 2019), y Santa Cruz, con un aumento del 83 por ciento (de 1322 en las primeras 22 semanas del año pasado, a 2485).

El Noroeste registra un 15% más de contagiados de influenza en la estadística interanual. Junto con Cuyo (3,9%) y el Sur (9,1%), son las regiones más preocupantes, y donde más necesitaban la llegada temprana de las dosis antigripales giradas por Nación. Algo que no ocurrió.

El especialista y exjefe del servicio de Infectología del Hospital Perrando, de Resistencia, Ernesto Iliovich, se lamentó en diálogo con Diario Norte de que «las vacunas llegaron cuando ya existía circulación viral». Consideró que lo ideal hubiese sido que la campaña de inmunizaciones comenzara a fines de marzo, antes de la temporada de bajas temperaturas, especialmente porque los anticuerpos tardan unas dos semanas en generarse. Nación la inició entre mediados de abril y mayo. Y los lugares donde más crecieron las infecciones coinciden con los sitios del interior en los cuales enviaron más tarde las dosis, en comparación con Capital y Provincia de Buenos Aires. 

En Salta hay al menos 106 casos de gripe A confirmados (casi un 20% en menores de dos años). En la misma época del año pasado no superaban los cinco. También llevan registrados 760 casos de virus respiratorio sincitial (VSR), 517 de ellos en menores de un año, cuando el año pasado para esta época había 114. La subsecretaria de Medicina Social salteña, Marisa Álvarez, advirtió que hay muchas embarazadas y niños de entre 6 y 24 meses que aún no recibieron las dosis de vacuna antigripal: “Estamos ante una situación de riesgo real, franco, y hay herramientas que permiten disminuir ese estado de vulnerabilidad para no enfermar gravemente y para no morir a consecuencia de las enfermedades del invierno”. En esa provincia  norteña apenas un 37% de las embarazadas están vacunadas. Los niños pequeños tienen una cobertura del 58% en la primera dosis y sólo del 37% en la segunda.

Salta no es una excepción. A pesar de ser obligatoria desde 2011, tanto la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) como la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) alertaron que gran parte de la población de riesgo no posee la vacuna antigripal.

El último BE de la Ciudad de Buenos Aires exhibe números alarmantes: hasta el 6 de junio, apenas el 49% de los niños de 6 a 24 meses tuvo la primera dosis colocada y sólo el 25% de ellos accedió a la segunda dosis. El 68% de las embarazadas tampoco cuenta con esa protección, indispensable para generar inmunización colectiva y que el virus no tenga espacio por dónde circular y fortalecerse.

«Si bien es cierto que hubo retrasos en la vacunación, no se llegó a la cobertura aun teniendo las dosis a disposición», resalta Ricardo Teijeiro, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología. «Esto tiene que ver con la accesibilidad, porque muchos no se pueden acercar al centro de salud, o si se acercan y no hay vacunas quizás no regresan, y es una oportunidad perdida. Y también falla la concientización; es necesaria una mayor comunicación, diciendo permanentemente quién debe vacunarse, no sólo en medios, sino en consultorios, farmacias. Todos somos responsables, aunque obviamente el primero es el Estado, que no hace mucho por informar».

El Boletín Epidemiológico enfatiza que se llevan informados 39.020 casos de neumonía, pero que son las bronquiolitis en menores de dos años las que más preocupan, con 65.377 casos en todo el país, «un 6,6% más que la observada en el mismo período en 2018». Los números de Corrientes, Chaco, Mendoza, San Luis y de las provincias del Noroeste son los más altos de los últimos cinco años, con aumentos de hasta un 50% en un año, como en el caso de Salta.

Hasta la semana 22 se estudiaron 18.294 muestras para virus respiratorios. Del total, 5246 resultaron positivas: 3944 para el virus sincicial respiratorio VSR (75%) y 536 para influenza. «El subtipo predominante de influenza hasta el momento es A(H1N1). Sin embargo, se destaca la presencia y co-circulación con A(H3N2)», acota el informe oficial, que también aclara que no son números finales, porque hay efectores de salud que no enviaron los datos. Desde el Garrahan estiman que la cantidad de internaciones por VSR es hasta un 25% más alta que el año pasado. Debieron agregar 15 camas más a las 45 con las que ya contaban, para poder afrontar mejor la demanda. 

«La circulación en algunas provincias fue más temprana que en otras. Igual este año se distribuyó más tarde de lo que se hubiera podido, porque había vacunas para empezar a distribuir antes y no salió la orden de compra hasta fines de marzo», comentan desde la SAVE.

El BE de Ciudad (que siempre suele ser más preciso que el de Nación), en su informe de mitad de junio, es mucho más cauteloso y menciona los conceptos de brote y alarma: «La incidencia de Enfermedad Tipo Influenza se incrementó desde la semana 11, superando los casos esperados, manteniéndose en zona de brote; es esperable que la incidencia continúe superando los valores endémicos, cuando los efectores completen su registro». Sobre la bronquiolitis en menores de dos años, enfatiza que está «circulando entre zona de brote y alarma. La caída de la curva en las últimas semanas es producto del retraso en la notificación».

La falta o demora en la entrega de vacunas, y el escaso alcance de campañas de información y concientización por parte del gobierno, ya muestran sus efectos. En Córdoba, el Ministerio de Salud confirmó esta semana 15 nuevos casos de tos convulsa, con lo cual ya suman 71 los cordobeses afectados por esta enfermedad respiratoria: un aumento del 255% respecto de 2018. La mayoría son menores de seis meses, cuyas madres no se vacunaron con la triple bacteriana acelular en embarazadas, de la que se denunciaron falta de envíos por parte de Nación. Sandra Belfiore, responsable de Inmunizaciones del Ministerio de Salud provincial, se lamentó: «Esta temporada registramos más casos que lo habitual. Estamos preocupados porque de este tema nos podríamos ocupar perfectamente a través de la vacunación». «

También en el Pami

El Boletín Epidemiológico de Nación informa que, además de los miles de contagiados de influenza y bronquiolitis, hasta la semana 22 se registraron 39.020 casos de neumonía.
Junto a los menores y las embarazadas, la otra franja de gran riesgo es la de los mayores de 65 años, donde también se demoró la aplicación de las vacunas. «Hubo un retraso en la provisión de dosis contra la gripe y el neumococo. El Pami las entregó mucho más tarde, lo que provocó que los adultos mayores tuviesen que ponerse las vacunas fuera del plazo establecido o pagando en otro lugar, o directamente no se vacunaron, y los primeros fríos repercutieron enormemente. Ya hay una primera ola de contagios, sobre todo faringitis y fiebre», afirma Christian D’Alessandro, docente y abogado previsionalista. Y menciona otro aspecto que pone de manifiesto el ajuste del gobierno: a partir de este año se encuentra disponible la vacuna cuadrivalente contra la gripe, recomendada por la OMS. Otorga una protección más amplia que la trivalente, al incluir los dos subtipos A y los dos linajes B del virus de la gripe. Sin embargo, el macrismo optó por seguir con la trivalente. «El Pami entrega la vacuna de tres cepas, la más barata y más precaria, cuando lo conveniente es la de cuatro cepas, que tiene más eficiencia», completa D’Alessandro.