La ilustradora rosarina María Luque acaba de editar La mano del pintor (Editorial Sigilo), su primer libro. La obra es una novela gráfica que aborda la vida del pintor Cándido López, «El Manco de Curupaytí”. Pero además, la historia cruza la vida familiar de la joven autora: su tatarabuelo, el médico Teodosio Luque, tuvo que amputarle su mano hábil al artista que años después retrató la dolorosa y cruda belleza de la Guerra de la Triple Alianza.

En diálogo con Tiempo Argentino, Luque explicó cómo fue la génesis del libro: “Sabía un poco de la historia de Cándido por lo que me contaban en mi familia. Mi padre relataba la historia de mi tatarabuelo Teodosio. En mi casa, siempre hubo libros sobre la Guerra de la Triple Alianza, pero al principio no sabía muy bien qué hacer con esa información. Fue un proyecto bastante largo, que me llevó casi todo un año con los miedos propios de no saber si a la gente le gustaría.”

¿Cándido López es un referente para vos?
-Sí, de muy chica vi sus obras en un libro que me regalaron en el colegio, y en ese momento no entendí nada de lo que fue esa guerra. Me acuerdo de la fascinación al ver esos personajes chiquititos, esas escenas gigantes. Desde ese momento me impactó mucho su obra. Fue siempre una influencia muy grande para mí. Luego, cuando descubrí que su historia estaba ligada a la de Teodosio, me dieron más ganas de armar algo. Así nació el libro.

¿Por eso te incluiste como personaje?
– El trabajo se fue solo para ese lado, porque cuando lo iba haciendo no sabía cómo lo terminaría. Tenía un final pensado y me fui dando cuenta de que a la historia de alguna manera la tenía que encauzar y me pareció natural que yo estuviera ahí como un personaje más y plasmar cosas como las que hago en la vida real, como ir a ferias, hacer fanzines, etc.

¿Por qué creés que es importante rescatar esta historia de la Guerra de la Triple Alianza?
-Es una guerra de la cual no se han saldado las heridas. Una guerra de la que no se habla mucho, se la nombra muy por arriba. Encarar el libro me permitió conocer bien la magnitud de lo que había sucedido. Por ejemplo, que Paraguay se quedó casi sin población masculina. Dicen que aún al día de hoy, no está del todo recuperado. Fue una guerra sangrienta, en la cual tres naciones hermanas y vecinas se unieron para combatir a otra. Para masacrarla. Es importante pensar ahora por qué pasó eso.

¿Qué te gusta de las pinturas de Cándido López?
-Sus pinturas son súper descriptivas. Tienen mucho del paisaje, de la naturaleza. Y también tienen mucho de su personalidad. Por ejemplo, Cándido se trajo hojas secas de los campos de batalla, para poder retratar cómo era la naturaleza. Era un observador minucioso. Me asombra de su persona que, después de todo lo que pasó, le hayan quedado ganas de dedicarle su vida entera a la pintura. Y lo hizo con mucha pasión.

¿Cómo fue el proceso de creación del libro?
-Medio sobre la marcha. No tenía un plan detallado. Lo fui dividiendo por capítulos. Por ejemplo, en el primero lo conocía a Cándido. Ponía pequeños temas que me ayudaban a dar una forma a todo y sentía que la historia de Cándido, al ser tan rica, me iba llevando sola. También me sentía un poco poseída por su historia. Fueron muchos meses de estar leyendo y de ver su obra. Había una presencia suya que me acompañaba y ayudaba

¿Durante el proceso de ilustración del libro fuiste a ver sus obras que se exponen en museos porteños?
-Me encantan los museos y voy mucho al de Bellas Artes. Me pasaba ahí casi todo el día. También hay muchas obras de Cándido que, lamentablemente, están en los depósitos, y no se pueden ver. Sólo se pueden consultar en libros o en catálogos digitales. Fue muy lindo todo el proceso de creación e investigación para armar el libro.

¿Cómo fue la decisión de financiar la edición del libro a través del sistema de crowdfunding?
-El libro es súper costoso de producir, y esa era una cuestión que podía trabar la publicación. Entonces pensamos la posibilidad de que la gente pudiera aportar, de que se financiara de una manera colectiva, y eso estaba buenísimo para el proyecto. Estuvo bueno también que la gente quisiera participar en un libro que todavía no estaba impreso.

¿Qué creés que estaría haciendo Cándido en la actualidad?
-Cándido era un artista que estaba en la suya, completamente fuera del sistema. Hacia lo que quería, estaba totalmente de espaldas a la tradición. No le importaba que a nadie le interesara su obra en su tiempo. Estaba fuera del circuito que en ese momento estaba en auge. Me da la sensación de que podría haber sido un “fanzinero”. Un ilustrador independiente y autogestivo de nuestros días.

¿Qué devoluciones tuviste por el libro?
-Eso fue algo relindo. Por ejemplo, hay personas que lo compraron en otros países, está bueno cuando te llegan fotos de lectores desde Ecuador u otros puntos de América Latina.

¿Qué repercusión tuviste de tu familia?
-Están muy contentos. A mi papá le costó un montón terminar de leerlo, porque se emocionaba. Me daba ternura, porque también es la historia de la familia. Desde mi tatarabuelo hasta mi padre, siempre hubo médicos en la familia, y yo rompí con esa tradición. Y con este libro intento hacer un aporte también a la historia familiar.

-¿Por qué elegiste ser dibujante e ilustradora?
-El oficio me eligió a mí. Siempre dibujé: cuando era adolescente, también quería ser música, tenía una banda y me imaginaba tocando para siempre, cosa que nunca pasó. Pero después me di cuenta de que lo que más me gustaba era dibujar. Estudié pintura, siempre me dediqué a eso. Tuve otros trabajos en una época, pero por suerte ahora sólo estoy dibujando. Es genial hacer lo que me gusta, porque uno tiene algunos temores sobre la carrera, cuando sos chica muchas veces te truncan los sueños de pintar. Pero siempre tuve el apoyo de mi familia y de mis amigos.