La violencia de Estado perforó su piso histórico y ya provoca un muerto por día. El dato corresponde a la última actualización del archivo que elabora la Coordinadora contra la Represión Policial e institucional (Correpi), que será presentado el próximo viernes 15 de diciembre en Plaza de Mayor. Según María del Carmen Verdú, titular del organismo, el relevamiento comprueba lo que hasta ahora era una sospecha: la violencia institucional experimentó un crecimiento exponencial desde el arribo de Mauricio Macri al poder.

«Los datos muestran que este es el gobierno más represivo desde el regreso de la democracia», resumió Verdú, quien desde hace 21 años encabeza la elaboración del archivo que recopila los casos de personas asesinadas por el aparato represivo del Estado. El relevamiento incluye a las víctimas de fusilamientos por gatillo fácil, muertes por tortura en cárceles y otros lugares de detención, desapariciones y asesinatos en movilizaciones y jornadas de lucha.

Hasta el año pasado, la media registrada era de una víctima cada 25 horas. Según el archivo de la Correpi, el dato ya expresaba una aceleración en el proceso represivo. La estadística que se presentará el viernes, sin embargo, muestra que se atravesó el límite simbólico que implica contabilizar una víctima diaria. 

El informe de la organización –que siempre se mantuvo crítica y a distancia de todos los gobiernos– coincide con la alarma social provocada por las muertes de Santiago Maldonado y el joven mapuche Rafael Nahuel, ambas ocurridas durante operativos protagonizados por fuerzas de seguridad en la Patagonia. «Son casos notorios, pero episodios parecidos se viven a diario en los barrios del Conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, donde registramos un alarmante incremento de hechos represivos desde que entró en vigencia la fusión entre la Metropolitana y la Federal», adelantó Verdú.