Todavía está oscuro, es de noche. Mientras muchos aún duermen, un grupo de chicas se despierta a las cuatro de la mañana. El bolso está preparado desde la noche anterior: mallas, antiparras, toallas, gorras y ojotas no pueden faltar. El agua de la pileta está quieta, lisa, como si las extrañara. Luego de tres horas de brazadas y pataleos ya es de día y cambian el bolso por la mochila, esta vez con carpetas, libros y cartucheras, para ir al colegio. Así, todos los días desde hace cinco años. Y si bien la natación es importante para ellas, no descuidan el estudio: terminaron el año con el mejor promedio en sus respectivos colegios.

Una de ellas es Delfina Pignatiello, multicampeona continental, campeona del mundo, mejor deportista argentina de 2017 y abanderada en el Cardenal Spinola. La joven de 18 años, oriunda de San Isidro, no está sola: la acompaña un grupo de chicas y entrenadores que forman parte de una nueva camada de nadadoras con sueños de podios olímpicos. La chubutense Julieta Lema y la cordobesa Delfina Pini, entre otras, forman parte de ese equipo que rompe todas las marcas nacionales, y que suma medallas por todo el mundo. ¿Cómo es la convivencia entre ellas? ¿Cuál es el techo de estas jóvenes que aparecen como las grandes promesas del deporte nacional? ¿Cómo hacen para ocuparse del estudio y del deporte?

Dini no sólo comparte el nombre con Pignatiello, sino también los viajes: «Lo más lindo para mí es que pese a ser un deporte individual, las personas que más quiero y mis amigas me las dio la natación. Con Delfi somos amigas. Ella es un referente, es buenísimo competir con una campeona mundial».

La cordobesa de 17 años arrancó en la natación por casualidad: «Fui a acompañar a mi hermana que tenía problemas de respiración, me gustó, seguí y ahora formo parte del equipo nacional. Quiero clasificar a los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, pero también pienso en la Universidad, tal vez estudie algo relacionado con las ciencias naturales”.

Lema es de Rawson, nada en la pileta de su club –fundada por su abuelo– desde muy chiquita y ya terminó el secundario con uno de los mejores promedios de su curso. Tiene en claro lo que quiere, tanto en el deporte como en el estudio: «Me interesa la Arquitectura, pero en Rawson no hay donde estudiar, así que para no perder el ritmo de estudio me voy a anotar en diseño multimedia con la idea de seguir en mi ciudad y entrenarme. El año que viene me voy a Córdoba para anotarme en Arquitectura».

Tanto ella como Dini y Pignatiello tuvieron que sacrificar momentos importantes para convertirse en atletas de elite. Pero acá también la tiene clara: «No veo como un sacrificio madrugar y entrenarme todo el tiempo. Es lo que elegí yo, nadie me obligó y es lo que se necesita para tener alto rendimiento, pese a que me perdí el viaje de egresados y de salir más con amigas».

Fuera de la pileta, uno de los tantos que las observa es Facundo Vila, quien además de estar en el seleccionado es el entrenador de Lema: «Aprendieron a llevarse muy bien durante todos estos años. Son chicas muy fuertes y unidas, pero la clave es el esmero que hace cada una por llegar a este lugar y dejar otras cosas para dedicarse a la natación. Están en un nivel muy bueno para lo que es la Selección Argentina. Siempre tratan de dar un poquito más del 100% cuando compiten, es impresionante el apoyo que se brindan entre ellas».

Luego de finalizar 2017 con una serie de entrenamientos en Australia, las tres nadadoras están recién llegadas de un torneo internacional en Miami.

Los resultados ilusionan: Pignatiello ganó los 400m libre con un tiempo de 4m19s32/100, seguida por Dini a cuatro segundos. Las Delfinas junto a Lema y Mayra Arce fueron campeonas de las posta 4x100m. 

Dini también sumó plata en los 200m libre y la de bronce en los 400m combinado. Hay más: Valentina Marcantonio fue segunda en los 50m estilo pecho; Mayra Arce sumó una plateada en los 100m espalda y una de bronce en los 200m combinada.

La figura fue Lema, que pulverizó el récord nacional en 50 metros libre con una marca de 25,44 segundos. La cosecha de la chubutense fue de siete medallas.