Pasaron 50 años del asesinato de Ernesto “Che” Guevara, pero aún hay varias cuestiones que no tienen una respuesta que parezca verídica, por el contrario, los militares bolivianos junto a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y los militares estadounidenses crearon sus propias versiones para desacreditar al guerrillero y desligar de responsabilidades al país norteamericano.

Una de las frases más señaladas por los militares como verídica y también muy utilizada por diversos historiadores, es que a la hora de la captura del Che, según algunos soldados, esbozó la frase “no me maten, soy el Che Guevara, valgo más vivo que muerto”. Estas palabras son recordadas por Gary Prado, capitán de la compañía que capturó al argentino e incluso también por Carlos Balboa, uno de los cuatro captores. Sin embargo, según Alfredo Romero Ramos, otro militar que participó del arresto, esta frase no es verídica e incluso nunca pudo haber sido escuchada por Prado dado que “se encontraba a 70 metros del lugar donde ocurrieron los hechos”. Tras una gran investigación, los historiadores cubanos Adys Cupull y Froilán González afirman que este dicho surgió de un consenso entre la CIA y los militares bolivianos para opacar la figura del Che.

Otra de las contradicciones es la participación del servicio de inteligencia estadounidense. Mientras Gary Prado niega rotundamente que la CIA haya participado, Miguel Ayoroa, coronel que estuvo en la captura del Che, admite una participación de la Agencia pero a baja escala, aunque recnoce que el agente Félix Rodríguez “incentivó a Mario Terán Salazar a que le disparara la ráfaga” que le habría quitado la vida al Che.

Romero Ramos, lejos de seguir con esta línea, reafirma la participación de la CIA por la influencia de los Estados Unidos, la que se refleja sobre todo en el entrenamiento tipo ranger que tuvo la compañía que él integró. También dice que el armamento y los jeeps fueron enviados por los estadounidenses, e incluso redobla la apuesta al decir que si no hubieran participado los organismos del país del norte, “posiblemente la guerrilla hubiera triunfado”. Carlos Balboa, si bien acepta que hubo influencia, asegura que solamente se trató del entrenamiento y nada más.

Otro de las grandes contradicciones de los militares son los últimos momentos de Ernesto Guevara. Prado dice que el Che fue asesinado en un fusilamiento sumario y que Barrientos, presidente de Bolivia, admitía este hecho. Lo absurdo es que aun cuando hay pruebas  difundidas por los distintos periódicos de la época e incluso historiadores que reflejan que el gobierno boliviano aseveró que el Che había muerto en batalla. Prado, niega la versión de Rodríguez, el agente de la CIA, que le habría dicho a Mario Terán Salazar que le “disparara del cuello para abajo para aparentar que cayó combatiendo”, versión similar a la que cuenta Carlos Balboa.

Miguel Ayoroa, coronel y superior de Prado durante las guerrillas, sugiere una versión nueva, la cual según el soldado, Mario Terán Salazar, incitado por Félix Rodríguez pero sin ninguna orden de sus superiores, “entró enfurecido por los asesinatos que el Che había hecho a su pelotón y disparó la ráfaga contra Guevara y contra Willy, alias de Simón Cubas, guerrillero y líder minero, quien se encontraba en la escuelita de la Higuera junto a Guevara”. Tanto Prado como Ayoroa niegan que Salazar haya estado en alcoholizado a la hora de disparar.

La versión más sensata parece ser la de Alfredo Romero Ramos, quien afirma que Terán Salazar “había tomado algunos tragos” antes de cumplir su misión, según Ramos, Bernardino Huanca tiro contra Willy y luego Salazar entró a la escuelita y disparó una ráfaga contra el Che. Pero quien realmente lo remató fue el Teniente Carlos Pérez que le propinó el tiro de gracia en medio del tórax.

La verdad la tiene el soldado Terán Salazar, pero desde que ocurrieron los hechos vive prácticamente confinado en su casa y jamás dio una entrevista.

Estas son solo algunas de las muchas contradicciones que tienen los militares bolivianos. Un militar de alta graduación contó, off the record, que hay un juramento por el cual nunca dirán la verdad sino solamente versiones que los deje como los que realmente derrotaron en combate a la guerrilla de Ernesto Che Guevara.