Pese al verano pandémico, la temporada está a pleno en La Paz, Traslasierra, unos 70 kilómetros al sur de Mina Clavero, en Córdoba. Cuando cae el sol, las callecitas del centro del pueblo comienzan a llenarse de turistas. Por eso se definió el horario de la convocatoria: a las 19.30, para que las y los paseantes se sumen. Tras la pausa que impuso la cuarentena para el reclamo callejero, este jueves 18, como cada 18 desde septiembre de 2018, La Paz exigirá verdad y justicia por Delia Gerónimo, la adolescente de 14 años que salió de la escuela y desapareció. Este jueves, además, Delia cumpliría 17. En medio de la belleza y la tranquilidad de esa postal montañosa también resonarán los reclamos por Marisol Reartes, Luz Oliva y Silvia Gallardo: las tres faltan desde 2014. No hay en el valle quien no conozca estos cuatro nombres. Pero el grito local ya no alcanza. Quieren que se escuche en el resto del mapa.

“Cuando pasó lo de Delia algunos decían ‘es la primera vez que pasa algo así acá’. Pero no. Ahí reflotó el reclamo por las otras tres desaparecidas”, cuenta Mary Luque, miembro de la Mesa de Derechos Humanos de Traslasierra. “Acá hay cuatro desaparecidas: tres llevan siete años y con el último caso en La Paz se activó todo porque ya habíamos aprendido algo. Antes no: en un caso tardaron como un mes en denunciar porque creían que se había ido sola”. Luque se refiere a los casos de Marisol Reartes y su hija Luz Oliva –de dos años-, de la localidad de Los Pozos, así como al de Silvia Gallardo, en la localidad de San Javier. Casos por los que se buscan respuestas desde febrero de 2014.  

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(Foto: Facebook)


En diciembre último, tras un año casi sin avances en las cuatro causas en medio de la pandemia de coronavirus, un peritaje generó expectativas en las tres familias. El adiestrador Marcos Herrero, quien participó en las búsquedas de Santiago Maldonado y Facundo Astudillo Castro, llegó con sus perros a Traslasierra en busca de rastros. Las familias llevaban tiempo reclamando a la fiscal Lucrecia Zambrana que lo convocara. Hasta habían comenzado a juntar el dinero para contratarlo en forma particular. Finalmente, se hizo en el marco de la investigación judicial. Los operativos fueron en vísperas de Navidad, bajo un calor agobiante. Desde entonces, las familias esperan información oficial sobre lo que encontró.

“En las tres causas tuvimos resultados si se quiere positivos. Secuestramos cosas que pueden llegar a ser de interés o no. Dio buen resultado el rastrillaje”, confirmó a este diario la fiscal Zambrana. Los operativos concluyeron a fines de diciembre, justo antes de la feria judicial. “Ahora se están procesando todas las muestras, no hay resultados finales de nada”, dijo la funcionaria y aclaró que aún no hay plazos para tener respuestas. “Las familias están constituidas como querellantes, representadas con abogados. Todo lo que es la cuestión técnica, lo que se encuentra y lo que no, los abogados tienen conocimiento. No se escondió información: no se dan a conocer públicamente por resguardo, pero no es que no estén informados. Todo lo contrario”, aseguró Zambrana. Las familias no opinan igual.

Delia

“Nuevamente vamos a salir a la calle con este reclamo por mi hija. Estamos con esto hace mucho tiempo y es muy triste para nosotros. Nadie nos dice nada. Nadie nos habla”, lamenta Mario Gerónimo. Oriundo de Bolivia igual que su compañera, Modesta, casi no hablaba español cuando desapareció su hija, hace 29 meses. Desde entonces, la búsqueda lo obligó a aprender. Mientras sigue trabajando en un horno de ladrillos de La Paz, lidia con trámites y términos judiciales. “Las autoridades dicen que están trabajando, que ya se va a esclarecer, pero nunca hay una respuesta para nosotros. Delia es, de las mujeres, la primera hija. La extrañamos mucho. Seguimos esperando. Nunca creímos que pudiera pasarle algo. Ahora yo como papá ya me cansaron de decir cualquier cosa. Yo voy a salir a reclamar, aunque acá en La Paz todos me apoyaron mucho, pero yo voy a salir hasta donde sea con mi señora”.

En la causa judicial por la desaparición de Delia, la línea principal apunta a un vecino de la comunidad, Mauro Martínez. Cuando su mujer lo denunció por violencia de género, contó que la amenazó con hacerle “lo mismo que a la boliviana”. Tras esa denuncia, Martínez apareció ahorcado. En el pueblo dudan de que sea el único responsable y reclaman que la investigación no se cierre ahí. Las expectativas están puestas en análisis sobre preservativos hallados cerca de la casa del hombre. Los perros buscadores de rastros también señalaron una camioneta de otro lugareño, que ya había sido analizada en una primera etapa, sin resultados.

“La movida de la fiscalía hasta ahora es acusar a este chico, pero todos sabemos que Mauro Martínez era chiquito físicamente, con mucha falencia estructural, era poco probable que hiciera algo solo. Nuestra posición es que sigan investigando porque alguien más tiene que estar involucrado”, plantea María Lina Leguizamón, coordinadora del área de Género y Derechos Humanos de la Municipalidad de La Paz. “No entiendo a quién están tapando. Delia no le importa a nadie, pero parece que estuvieran tapando a alguien pesado, sino esto se tendría que haber resuelto”, coincide Roxana Bonafort, vecina de La Paz y una de las referentes en el reclamo por Delia.

Aunque no hubo aún reporte oficial, el especialista que rastreó el lugar con sus perros habló en Radio Tinku, de Mina Clavero, con el periodista Santiago Corana. Contó entre otras sobre el hallazgo de pelos oscuros debajo de un auto que se usaba como gallinero en la casa de Martínez. “Me hubiese gustado quedarme más –dijo Herrero- He podido hablar un poco con los papás de Delia y se imaginan lo peor, pero el trabajo del perro mostró detalles muy importantes que están siendo analizados”.

Marisol, Luz y Silvia

En el caso de Marisol Reartes, el femicidio se confirmó con el hallazgo de su cráneo en la zona del Dique La Viña hace dos años. Pero nunca se encontró el resto del cuerpo ni hay rastros de su hija, Luz, de dos años. El operativo con los perros de Herrero dio con un placard donde se hallaron esposas oxidadas en la casa de la hermana del presunto femicida, así como un proyectil calibre 22 en una casa cerca del dique que estaba en construcción cuando desapareció la joven.

El principal sospechoso está preso, pero por otro femicidio. Se trata de Juan José Murúa, condenado a 38 años de cárcel en San Luis por matar a Brenda Arias, de 19 años. Cuando Herrero buscaba restos de Marisol y su hija, Murúa se fugó del Complejo Pampa de las Salinas, una prisión de máxima seguridad. Días más tarde, fue recapturado.

“El 21 de diciembre vino Marcos Herrero con los perros y el 23 él se fugó. Nos avisan de fiscalía que tengamos cuidado. Ahí nos mandan policías custodia hasta el 25 a la tarde. Fue un fin de año muy cruel, agotador”, dice Livia Oliva, una de las tías de Luz. “Es un reclamo de por qué es tan largo todo. Es una cicatriz que no sana nunca. Estamos queriendo decir bueno, somos muy creyentes, que esté en un mejor lugar. Y aparece algo que remueve todo. Nunca terminamos de hacer un duelo. Hemos andado por todos lados. Primero, que la justicia haga algo. Y que la gente no se olvide que hay una nena de dos años de Traslasierra desaparecida”.

La causa de Silvia Gallardo está más estancada. Pero los operativos de diciembre también arrojaron material de análisis. Los perros señalaron una pared repintada y un pozo de agua en la casa de la mujer desaparecida. Las sospechas apuntan a su yerno, con quien compartía la casa y no tenía buena relación. Pero faltan evidencias. “Siempre figuró como desaparición la causa de mi hermana. Pero hay un montón de indicios de que es un femicidio. Dos sospechosos –el yerno y la hija de Gallardo- se fueron de su casa de Yacanto y no volvieron más, una casa hermosa. Vivo al lado, vi las actitudes de él, vi cómo actuaron ante la desaparición. Pruebas todavía no hay, pero indicios hay de sobra”, sostiene Analía Prado, hermana de Silvia. Y cuestiona no sólo la “lentitud, falta de dedicación, de esmero” de la Justicia. También, el olvido: “El 12 fue el aniversario y no llamó ni un periodista, ni alguien del Municipio”. En siete años la familia realizó dos marchas. La primera, para exigir que la mamá de la mujer desaparecida pudiera acceder con otra de sus hijas al expediente. Ella es querellante, pero como es analfabeta necesitaba que alguien le leyera la causa.

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(Foto: Facebook)

Traslasierra también marcha

Poco más de 24 horas después de las protestas en los tribunales de todo el país convocadas por Ni Una Menos, Traslasierra marcha por sus desaparecidas. “Dentro de Córdoba la zona está registrada como el lugar de más violencia, hay mucho abuso intrafamiliar, abuso sexual”, cuenta Mary Luque, referente de Derechos Humanos y docente. “En los pueblos donde pasaron los primeros casos las familias fueron revictimizadas, con comentarios de qué hacían las pibas, por qué no las cuidaban. Cuando pasó lo de Delia, el pueblo de La Paz salió una semana todos los días a la plaza, a golpear palmas frente a la comisaría, ahí estallaron todos los casos”, recuerda María Lina Leguizamón, del área de Género y Derechos Humanos del Municipio. Y señala que se logró gran movilización en una zona donde manifestarse “tiene una connotación negativa”. El pueblo le puso el cuerpo al reclamo, “pero tenemos un límite, vivimos muy lejos de Buenos Aires, muy alejados de todo. A veces se corta internet todo el día. Para los papás de Delia salir e ir al pueblo son siete kilómetros, recién ahí tienen transporte público. Creo que hay una cuestión clasista de la Justicia: son bolivianos, pobres. Vivimos en un pueblo perdido”.

“Acá se salió enseguida a la calle cuando Delia desapareció. Pero la Policía siempre llamaba a la hora de las marchas. Siempre tenían algo para decirles a esa hora y teníamos que marchar sin la mamá y el papá. O nos decían que marcháramos por la vereda”, cuenta Roxana Bonafort, una de las vecinas que milita el caso.

“Las cuatro familias están unidas. Cuando vamos por una, vamos por todas –remarca Analía Prado, hermana de Silvia Gallardo- Ojalá que esto se sostenga hasta el final. El operativo de Marcos Herrero a la mayoría de las familias nos dejó heladas. Es muy clave el resultado que nos digan ahora. La justicia lo tiene que determinar. Ya es hora, hay que accionar. Ya está de esperar”. 

Mientras Traslasierra marcha por sus desaparecidas, sigue la búsqueda desesperada de Ivana Módica en La Falda, también en Córdoba. La mujer de 47 años lleva una semana desaparecida y permanece detenido como sospechoso Javier Galván, su pareja, miembro de la Fuerza Aérea.