El enfrentamiento entre el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, y su sucesor y antiguo aliado, Lenín Moreno, empieza a producir grietas en el partido gobernante, Alianza País, en un contexto donde se conjugan tres líneas de conflicto definidas. Una, la acusación contra el vice Jorge Glas de participar de una «asociación ilícita» beneficiada por coimas de Odebrecht, por lo cual fue puesto en prisión preventiva y reemplazada transitoriamente. En segundo lugar, la consulta promovida por el gobierno de Moreno, que busca entre otras cosas someter a voluntad popular eliminar de la Constitución la reelección indefinida, entre otras cuestiones. Y finalmente, lo que el expresidente hoy radicado en Bruselas llama una campaña de Moreno para denostar su gobierno y lo logrado por su coalición. 

«Estás haciendo lo que la oposición no pudo en diez años: denostar a la revolución ciudadana», relató Correa que le dijo a Moreno en una carta a pocas semanas de asumir la presidencia. Los últimos días, el expresidente ofreció dos entrevistas televisivas a la cadena CNN y a Rusia Today (RT), donde se manifestó en iguales términos contra su exvicepresidente y antiguo compañero de fórmula. Lo acusó de «traidor» y de «lobo disfrazado de oveja», de «llevar el discurso de la oposición» y tener «el plan estratégico de apoderarse de la vicepresidencia», para lo cual montó, en su visión, una farsa contra Glas para desplazarlo del cargo. «Quieren apoderarse de la vicepresidencia porque si le pasa algo a Lenín Moreno, que tiene una salud muy frágil, ¿quién es el presidente de la República (por Glas)? Se les acaba la fiesta. Por eso no han reparado en destruir la honra de un hombre honesto», aseguró Correa sobre uno de sus cuadros más cercanos. «Lo conozco de toda una vida, no sólo es una persona que no roba sino que no deja robar. Y por eso se gana enemigos», agregó y comparó la situación de su país con lo que ocurrió en Brasil y otros países de la región. «Es lo que le pasó a Dilma, no puede judicializarse la política.»

Correa afirmó que si la situación en Ecuador se lo exige, abandonaría su retiro en Bélgica. Incluso habló de la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente de la que participaría activamente para evitar un cambio de rumbo dramático en Ecuador. En ese sentido, fue crítico del nuevo avance de la administración morenista, en la forma de una consulta popular, acordado con todos los sectores, tanto del oficialismo como de la oposición. Se someterán siete puntos a decisión popular, cinco de carácter enmendatorio de la Constitución. El proceso ya fue aprobado por la Corte Constitucional y según el propio Moreno será realizado entre enero y febrero próximos. Correa asume que cinco de esos puntos son «hojarasca», ya que se refieren a cuestiones que bien podrían resolverse en la Asamblea Nacional (Parlamento), como la imprescriptibilidad de los delitos sexuales en contra de niños, niñas y adolescentes, la reducción del área de explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní o la que busca evitar la especulación sobre el valor de tierras y de tributos. Sin embargo, la pregunta número dos propone «para garantizar el principio de la alternabilidad» eliminar de la Carta Magna la reelección indefinida, a la que Moreno llama «aberración política». Correa en cambio considera que es una herramienta para limitar su eventual regreso al poder. 

El otro punto en cuestión, es el tercero, que propone reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, un órgano de suprapoder con capacidad de revocar mandatos y funciones. «Eso es un golpe de Estado», dijo Correa. «Proponen reemplazarlo por un consejo formado por el presidente y siete nuevos consejeros designados por el presidente, que puede cesar a cualquier autoridad si lo considera. Significa que ese consejo nombrado puede destituir a miembros de una corte constitucional, de contralor, al fiscal, es una barbaridad.»

La abierta disputa entre el expresidente y su sucesor empieza a impactar al seno de la coalición de izquierda Alianza País. La fuerza mayoritaria en la Asamblea no encontró acuerdo acerca de que Glas deje o no el cargo, algo que pretendía el presidente del cuerpo, el oficialista José Serrano, quien hizo un pedido desesperado a Glas: «Lamento la situación personal del vicepresidente y su familia, pero esto es insostenible, debe dar un paso al costado por el bien del proceso», dijo. Aunque mantiene expresa su lealtad hacia Correa, hasta ahora el bloque nacional evitó entrar en la disputa de un supuesto ataque contra Glas. Sólo declaró que confiará en el proceso judicial que pidió, sea «limpio y transparente».

Glas se encuentra detenido desde el lunes pasado en la Cárcel 4, al norte de Quito. Este martes estaba previsto tratarse el requerimiento de la defensa de suspender la prisión preventiva hasta el juicio, cuya audiencia preparatoria será el próximo lunes. Se lo acusa de recibir beneficios de coimas de la constructora Odebrecht, la cual habría girado dinero a un tío del vicepresidente. Glas rechaza los cargos.

En tanto, por «ausencia temporal», el gobierno de Moreno nombró en su remplazo a la ministra de Desarrollo Urbano y Vivienda, María Alejandra Vicuña, a quien también encomendó la tarea de organizar la consulta popular. «