Como era de suponer y, tras el envío de la carta documento en la que Litto Nebbia anunciaba a la empresa Sony que : «a punto de cumplirse 50 años de la salida del primer material del grupo, (en el que figura el tema La balsa, compuesto junto con Tanguito) he decidido no esperar más tiempo sin que los discos de Los gatos estén disponibles para el público, por lo que, a través de Discos Melopea, he publicado el material en forma completa, pues estoy cansado de que perjudiquen mis derechos autorales y artísticos, ya que me he visto sometido –como tantos otros músicos– a la arbitrariedad y maltrato por parte de las compañías discográficas que utilizan la proscripción y la falta de publicación de la obra como una forma de castigo», Litto Nebbia recibió la respuesta de parte de la filial argentina del sello discográfico Sony. 

Firmada por el apoderado de la compañía, Martín Domínguez Paz, parte de la respuesta es la siguiente: «Sony Music Entertainment Argentina S.A. es el único y exclusivo titular de derechos de propiedad y de propiedad intelectual sobre los fonogramas interpretados por el conjunto ‘Los Gatos’ y por Usted en su condición de intérprete solista a los que hace referencia en su misiva y, en consecuencia, es el único con derecho exclusivo y excluyente para publicar y comercializar los mismos como lo hemos hecho hasta la fecha y lo seguiremos haciendo en el futuro. No tiene Usted, ni la empresa que gira en plaza bajo la denominación ‘Melopea Discos’, ni ningún otro tercero derecho alguno para comercializar fonogramas de propiedad intelectual de Sony Music Entertainment Argentina SA. Usted es autor, intérprete o co-intérprete, pero no es el productor fonográfico ni es el titular de la propiedad intelectual sobre los fonogramas que pretende comercializar como si fueran suyos (y, definitivamente, no lo son). Por ende, intimamos se abstenga de disponer de y/o comercializar fonogramas de propiedad intelectual de Sony Music Entertainment Argentina S.A. y para el caso que ya lo estuviera haciendo, intimamos al inmediato cese en dicha conducta ilícita». 

Esta nueva situación vuelve a poner en el tapete la cuestión acerca de quién es el propietario de una obra artística, en este caso, musical. Dilema que, en el caso del material discográfico, tiene réplicas en todo el mundo y en todas las épocas. Por citar un ejemplo, Paul McCartney inició a principio de este año una demanda a la gestora Sony/ATV con el objetivo de recuperar los derechos de autor de las canciones que compuso junto con John Lennon para The Beatles entre 1962 y 1971, entre las que figuran “Love Me Do”, “Can’t Buy Me Love”, “Ticket to Ride”, “Yesterday”, “Hey Jude” o “Let It Be”.

 Robert Fripp, guitarrista y líder del grupo King Crimson, descubrió la estafa que el sello EG Records le estaba haciendo con sus regalías cuando al visitar por primera vez la Argentina a principio de los años 90 para realizar una serie de conciertos, se sorprendió por la gran cantidad de personas que tenían los discos de su grupo. «El sello me liquidaba 30 discos de `Islands´ o 45 de `Lark´s Tongues in Aspic´ desde 1973 en Argentina, y yo me di cuenta de que esas cifras no eran las correctas. Por este motivo inicié una demanda legal a la discográfica para cobrar los conceptos que correspondían y recuperar los derechos sobre mis obras», argumentó el guitarrista. 

Ante situaciones similares otros artistas como Frank Zappa, iniciaron de manera individual las acciones necesarias para recuperar los derechos sobre sus obras. Este tipo de ejemplos sobran desde hace décadas en todo el mundo. En el caso de la Argentina, las leyes acerca de la propiedad intelectual de las obras y de las grabaciones o fonogramas siempre estuvieron rodeadas de una atmósfera nebulosa, en la que el perjudicado siempre termina siendo el artista. 

Hastiado de esta situación y, en virtud de que la última reedición en disco compacto de la discografía completa de Los gatos data de 2002, en ocasión en la que la compañía cedió la licencia al diario Página/12 para que publicara el material en sus ediciones dominicales, el músico rosarino decidió lanzar la misma por medio de su sello Melopea. 

Nebbia afirmaba en su demanda: «…desconozco, pues nunca lo acreditaron, en carácter de qué Uds.(Sony) poseen algún derecho sobre el material discográfico que en su momento salió a través del sello RCA Víctor Argentina SAIC. Los invito para el caso de poseer algún justificativo en forma de contrato a que me lo exhiban». Esta situación perjudica de igual manera a prácticamente todos los artistas: desde Charly García, pasando por Mercedes Sosa, Roberto Goyeneche, Fito Páez, Aníbal Troilo, Horacio Guarany y músicos de todos los géneros y épocas. 

En 2016 el INAMU (Instituto Nacional de la Música) logró la recuperación del histórico catálogo discográfico de Music Hall, que se encontraba desde hacía décadas en litigio judicial, y entregó las licencias correspondientes a más de 200 discos. Algunos músicos iniciaron acciones para realizar futuras reediciones. Además, se encontraron canciones inéditas en los másters que se comenzaron a digitalizar. Tal vez esto último pueda sentar algún precedente legal ante situaciones como la que enfrenta el músico rosarino.

Paralelamente a la respuesta de Sony a Nebbia, se conoció que en estos días el sello instó a una cadena de disquerías de Córdoba a sacar de exhibición y retirar de la venta los discos de Los gatos publicados por Melopea. Es posible que esta situación se repita en otras cadenas de comercialización de discos de todo el país. Como llamativa paradoja, en el día de ayer apareció en Japón Antología 1971-2014, el primer CD doble recopilatorio del artista rosarino que se publica en el país oriental. 

Ea incierto de qué modo continuará ela quijotesco emprendimiento de Nebbia. En todo caso, habrá que esperar el nuevo capítulo de la saga. Lo que sí es cierto es que el rosarino decidió que era hora de ser el dueño de su obra y que, parafraseando un párrafo de su canción «Yo no permito», si lo intenta es porque está convencido de que para lograr algo hay que insistir.