Por los singulares subibajas que tiene la política argentina, Elisa Carrió, que en las elecciones de 2011 sacó el 2% de los votos, hoy es la dirigente más solicitada en el universo no peronista. Puede darse el lujo de encapricharse, de exigir, de despuntar su vicio preferido, denunciar, incluyendo socios y aliados del presidente Mauricio Macri y, al mismo tiempo, seguir bailando sin que una sola pelusa la moleste. 

Un sector del macrismo de la provincia de Buenos Aires y todo el PRO porteño se estuvieron disputando los últimos meses a Lilita, que finalmente le dio el sí a Horacio Rodríguez Larreta y anunció que será candidata por la Capital Federal. Esta decisión no será gratis para el macrismo. Carrió sacó papel, lápiz, y armó una serie de exigencias, es decir, de espacios en las listas de candidatos, no sólo de la Ciudad sino también en territorio bonaerense. 

Los pedidos de Lilita son fuertes, acorde al altar en que la pusieron quienes parten de la base de que con su presencia en la cabeza de la nómina ganan la elección. 

En el caso de la Ciudad, la jefa de la Coalición Cívica ya le pidió al macrismo la mitad de los diputados nacionales. Traducida a números, la ecuación sería así: la CABA renueva 13 bancas. Si Cambiemos saca alrededor del 40% de los votos, que es lo que indican varias encuestas, se llevaría seis del total. Por eso es que Lilita está pidiendo tres escaños entre los primeros seis de la nómina. 

Los nombres que ocuparían esos lugares son: la propia Carrió, a la cabeza; luego, en algún hueco entre los siguientes cinco, el ultra lilito Fernando Sánchez y Mariana Zuvic, una aplicadísima aprendiz de Lilita en el oficio de hacer carrera política usando como trampolín las denuncias de corrupción contra los adversarios, más allá de que algo se compruebe finalmente. Zuvic, además, es la esposa del radical santacruceño Eduardo Costa, que sueña con arrancarle la provincia el kirchnerismo. 

A pesar de haber decidido competir en Capital, Lilita incluye pedidos en territorio bonaerense. Solicitó tres escaños en la lista de diputados nacionales (se calcula que Cambiemos meterá alrededor de 10) y ocho en la de los legisladores provinciales. 

De los nombres que Carrió pretende incluir en este caso, desde su entorno dejaron trascender dos. El primero es Héctor «Toty» Flores, expiquetero, fundador de la cooperativa La Juanita, y «hombre fuerte» del lilismo en el terreno matancero. La otra ficha que la chaqueña pretende incorporar es Marcela Campagnoli, la hermana del fiscal José María Campagnoli, que hoy está en campaña para tratar de transformarse en procurador general de la Nación en lugar de Alejandra Gils Carbó. 

Los números en provincia muestran, por ahora, que la ausencia de Lilita tiene un efecto complejo para Cambiemos. Una encuesta realizada por el oficialismo indicó que el ministro de Educación, Esteban Bullrich, flamante candidato de Macri-Vidal, en reemplazo de Lilita, llega solo al 15% de intención de voto, la mitad de lo que tenía la diputada. «