El anuncio del cierre del call center de Latam Argentina, por el cual se destruirán 40 puestos de trabajo, es la primera señal concreta del impacto de la llegada de las aerolíneas low cost sobre el mercado aerocomercial local y las condiciones laborales de sus trabajadores.

A través de un paro de actividades en el check in, los trabajadores forzaron una conciliación obligatoria que retrotrajo los despidos y mantuvo en funcionamiento el call center, al menos, mientras dure la conciliación. Fuentes sindicales dijeron a Tiempo que la empresa podría aceptar reubicar a los empleados pero no revisaría el cierre del sector. Es que su relocalización (en Colombia, Perú o Chile) forma parte de su plan estratégico de reducción de gastos que, con el nombre de Simplicity, implica una reducción de costos para las operaciones de tierra (rampas, mantenimiento, etc.). Además, la empresa impulsa entre los pilotos el Advance Qualification Program (AQP) que postula, entre otras medidas, una reducción de las horas de simuladores, con lo que se degrada el entrenamiento de los pilotos y la seguridad. Además, promueve proyectos remotos para reducir costos en materia de convenios o impuestos.

El «secreto» de las low cost pasa por la fragmentación tarifaria de los servicios que incluyen el vuelo (equipaje, comida, ubicación y hasta frazadas), el uso de aeropuertos alternativos y la reducción de los costos laborales. En la Argentina, los convenios de los trabajadores aeronáuticos no están pautados por actividad sino por empresa. De este modo, las compañías aspiran a imponer convenios a la medida de sus planes low cost impactando en las empresa que están operando.

Como no ocurría desde 2001, los cinco principales sindicatos aeronáuticos emitieron una declaración conjunta alertando sobre el impacto de las low cost sobre las condiciones laborales y la seguridad.

Pablo Biró, titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), explicó que «quieren revisar el marco normativo estandarizándolo a la baja con América Latina. Es un movimiento de pinzas con muchas acciones simultáneas».

Para Ricardo Cirielli, titular del sindicato de técnicos (APTA), «la que está activa es Latam: cerró el call center y van a vender la comida. En Aerolíneas todavía no, pero va a llegar un momento en que van a decir que la competencia los obliga a bajar los costos, que sobra personal y que los convenios son caros. El gobierno busca regular hacia abajo las reglamentaciones como piden las low cost, y abaratar costos laborales. Pero los convenios hacen a la seguridad. Ya dejamos claro que no vamos a dejar que vuele un avión sin convenio firmado y que vamos a equipararlos con los vigentes para preservarlos».

Para Biró, en el caso de Aerolíneas, lo que buscan no es solo reducir condiciones sino tornar la compañía inviable para desmantelarla: «Están preparando la tormenta perfecta», graficó. Es que, además de la reducción presupuestaria, que fue del 60% entre 2015 y 2016 y de un 36% en el primer trimestre de este año, «están sacando los pasajeros regionales e internacionales con acuerdos bilaterales y los de cabotaje metiendo las low cost para que, cuando hagan colapsar a Aerolíneas, no haga tanto ruido. Se están comiendo ahorros: leasing operativos se transforman en leasing financieros (venden la parte de aviones que tienen comprada) y ya anunciaron que van a pedir créditos a bancos privados. Van a llevarla a la quiebra. Cuando tengan el escenario político la van a hacer colapsar».

Cirielli coincidió en que «el objetivo final es que desaparezcan Aerolíneas y Austral. En los ’90 la vaciaron desde adentro, ahora la están rodeando».
Para Biró, el plan es solapado: «No van a dar ninguna señal de ajuste. En campaña van a anunciar una renovación de stock y reposición de aviones, van a decir que están creciendo. Pero no publican los balances. Hay un plan de demolición. El día que no paguen los sueldos ya van a tener la alternativa armada y alguien que se haga cargo de la compañía. Pero los sindicatos que firmamos la declaración podemos paralizar la actividad», advirtió. «

Ryanair y Norwegian se preparan para el arribo

El mercado aerocomercial argentino sigue envuelto en la polémica por la llegada de las primeras empresas low cost pero ya se alista para una nómina todavía más larga de interesados en competir por las rutas que hasta hace poco tiempo explotaba Aerolíneas Argentinas en forma prácticamente exclusiva. Aunque FlyBondi consiguió 78 rutas sin demostrar la propiedad de un solo avión, el gobierno espera que unas 14 empresas se presenten a la segunda audiencia pública, que se desarrollará entre junio y julio. Entre ellas figuran los grandes jugadores del segmento a nivel mundial: Ryanair, de Irlanda, que todavía no se presentó formalmente ante la ANAC; y Norwegian, de Noruega.Con el arribo de estos dos monstruos del mercado internacional hay promesa de polémica en ascenso. Las empresas desistieron de presentarse a la audiencia pública de diciembre pasado en disconformidad con la resistencia de los gremios a discutir los convenios colectivos de trabajo y la actitud del gobierno nacional que definió no avanzar en ese momento contra la legislación laboral.

Otra empresa con deseos de operar en los cielos argentinos es Level, una fusión entre la española Iberia, de nefasto paso por Aerolíneas Argentinas en la privatización de los ’90, y la inglesa British Airway. Otra que planea desembarcar es la chilena Sky.

El resto sigue siendo un secreto por razones administrativas. Sin embargo, una nota que publicó este viernes el diario La Nación adelantó que dos empresas de ómnibus de larga distancia definieron reconvertirse y ya presentaron sus proyectos ante el gobierno: Via Bariloche y Flecha Bus, la más importante del alicaído mercado local. «