Tal vez Messi no lo sepa, pero en Nigeria hay un equipo que lleva su nombre. En Lagos, la capital del país africano que por tercer Mundial seguido jugará ante Argentina, el club Barcelona montó una escuelita para intentar formar a su próxima figura –»el nuevo Messi», dirán los clickbaiteros– y cada formación lleva el nombre de algún jugador actual formado en La Masía.  Por eso, Team Messi enfrenta a Team Iniesta.

En Rusia 2018, el equipo de Messi jugará contra el equipo de Rakitic, pero de verdad. El capitán argentino enfrentará a su compañero croata de Barcelona, que el año pasado lo quiso convencer de vacacionar en la isla de Hvar, sobre el Mar Adriático. El mero rumor hizo que el argentino desistiera de la invitación. Fue el propio padrino de Rakitic el que salió a aclarar que la intromisión en su vida privada no hacía más que alejarlo de las costas croatas. De hecho, no hay registros de que Messi alguna vez haya visitado el expaís yugoslavo. Nunca jugó allí con la Selección, aunque su primer gol con la celeste y blanca se lo convirtió a Croacia, en 2006, en Suiza, poco antes del Mundial de Alemania. Tampoco lo hizo con Barcelona, pero hay un club croata que puede decir que tiene la bendición de Messi. El empresario italiano Gabriele Volpi lo invitó a una fiesta en su yate y el argentino le devolvió la gentileza al firmarle una remera con deseos de cariño a NK Rijeka, el club croata del que el italiano es dueño.

Así parece ser Messi. Cordial, incapaz de menospreciar a alguien en público. Por eso algunos jugadores de Islandia recordaron su figura cuando Cristiano Ronaldo los atacó después de que los vikingos festejaran un empate en la última Euro. Les dijo que tenían «mentalidad pequeña» y fue el defensor Kari Arnason quien le respondió: «No es buena persona, por eso está siempre un escalón debajo de Messi». Arnason estará en Rusia 2018 y esta vez enfrentará al argentino en el primer cruce entre Messi e Islandia, pero no en su primer acercamiento con el fútbol islandés. Entre 2006 y 2009, compartió el plantel de Barcelona con Eiður Guðjohnsen, máximo goleador histórico de la isla, a quien nunca le preocupó ocultar su admiración por el rosarino. Cuando Leo gambeteó a medio Getafe para anotar uno de los goles más maradonianos de su carrera, Guðjohnsen no pudo ir a abrazarlo para festejar: se quedó obnubilado en el área con las manos en la cabeza sin poder creer lo que había visto. Tal vez por esa fascinación, una vez cuando le preguntaron si conocía a Paris Hilton, llegó a decir que al único famoso que conocía era a Messi. 

La presencia de Messi en el fútbol es tan grande que, aun sin saberlo o quererlo, está relacionado con cualquier equipo, así le haya ganado finales Sub 20 u olímpicas y le haya marcado goles en mundiales –como a Nigeria–, o sirva de crítica a un tercero por parte de ignotos jugadores que hace dos años no hacen más que sorprender al mundo del fútbol, que parece tener al 10 argentino en el centro.