La curva de incidencia del coronavirus en Sudamérica no impacta según si la población de los países es más o menos numerosa sino que el hilo conductor es que se demoraron las medidas de alto impacto. Brasil, el país con mayor población (209 millones) reunía hasta la última actualización más de 2.270 infectados (47 muertos) y la propagación es tal que se teme que afecte gravemente a las poblaciones amazónica (como la de Carauari) donde los sistemas de salud están claramente pauperizados tras la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro. Justo él que llamó a la pandemia, “gripecita”. La cuarentena, hasta ahora, está descartada. Sí hay medidas aisladas: el estado de calamidad en ciertas zonas o, como en Río, donde se restringió la circulación en las playas, bares y restaurantes.

En Ecuador se registraban 1.173 casos y 28 muertos, el gobierno de Lenin Moreno declaró estado de excepción, toque de queda y suspensión de la jornada laboral. La oposición reclamó que el sistema de salud no cuenta con los recursos, mientras la alcaldesa de Guayaquil, ex candidata presidencial de centroderecha, Cynthia Viteri, contrajo el virus.

En Chile, Piñera decretó un «estado de excepción constitucional por catástrofe» que deja en manos de los militares el orden público: en las calles se multiplican las protestas que piden medidas sanitarias similares a las tomadas en Argentina. La epidemia que hasta hoy contabiliza 1.142 casos (3 muertos) postergó el referéndum por la reforma constitucional, previsto para abril, llevado al 25 de octubre.

Perú anunció el jueves pasado su primer muerto por el coronavirus y en pocas horas, dos más. Hoy son siete, sobre 416 casos. El presidente Martín Vizcarra dijo que comprarán más de un millón y medio de pruebas descartables del virus, ante reclamos de la población por demoras en exámenes y escasa atención hospitalaria. En Colombia, se contabilizaban 378 casos: el presidente Iván Duque decretó el estado de emergencia y el aislamiento obligatorio de mayores de 70 años: en Bogotá y otras ciudades hubo cacerolazos. En esa ciudad, la alcaldesa Claudia López dispuso un simulacro de cuarentena por cuatro días, hasta el pasado lunes.

Uruguay llegó al centenar de casos: muchos se contagiaron en un casamiento, el 7 de marzo, en el barrio montevideano de Carrasco, con 500 invitados. El sistema de salud funciona con cierta eficiencia en Montevideo, no tanto en el interior del país. Lacalle Pou pensaba privatizar parte del mismo.

Venezuela recibirá una ayuda extraordinaria de China, tras que el FMI le negara asistencia económica. Con 91 contagios, se decretó la “cuarentena social y colectiva”. En Bolivia, el gobierno de facto recibió muchas críticas por tomar medidas “tardías”: dispuso un toque de queda de 12 horas diarias y se debate sobre si la afectará las elecciones generales del 3 de mayo. Con solo 37 casos, Paraguay cerró sus fronteras y apuntó a Brasil por no estar «tomando las medidas correspondientes, no así Argentina. Allí, el peor drama es el dengue