¿Qué es lo que motiva a una reconocida intérprete de folklore como Laura Albarracín a publicar un disco como Tangos… sin lágrimas en el que por primera vez aborda de piezas de ese género? “Siento que mi decisión de grabar tangos no necesita una gran explicación, ya que, como el folklore, es una música que nos identifica y nos pertenece. Son músicas que nos ayudan a comprender cosas en relación a la identidad, un repertorio con cuya elección creo que no me equivoco», sintetiza la cantante, que presentará esta placa  este sábado 8 en La Cúpula del Centro Cultural Kirchner y el miércoles 12, en Notorious. 

La respuesta también se encuentra en las doce pistas que integran el disco, en las que Albarracín exhibe su reconocida calidad como cantante. En su última placa combina sabiamente piezas reconocidas e infaltables dentro del repertorio tanguero, como «Nido gaucho» de Marcó y Di Sarli, «Alma en pena» de García Jimenez y Aieta o «Arrabal amargo» de Lepera y Gardel y otros menos frecuentados como «Fogón de la huella» de Yaraví y Galucci o «Temblando» de Charrúa y Acuña. 

La cantante aporta a cada obra su expresividad, ya demostrada en su  conocida faceta como intérprete de folklore, y consigue adaptarse de manera natural a un lenguaje que tiene muchos puntos de contacto con este estilo, sobre todo en aquellas composiciones en las que el tango se codea con los aires camperos, en los que los resultados son excepcionales. Un elemento fundamental para permitirle a Albarracín demostrar su calidad vocal e interpretativa es el acompañamiento y los arreglos a cargo de César Angeleri en guitarras y guitarrón quien aporta el entramado sonoro en el que la artista pueda desarrollar todo su potencial. 

Prueba de esto  es el carácter grave con el que aborda, por ejemplo, «Barrio pobre» de García Jimenez y Belvedere o la sentida y vibrante versión «Yuyo Verde» de Expósito y Federico. Como puente de unión entre la tradición y las expresiones más cercanas en el tiempo. La inclusión de «Siempre se vuelve a Buenos Aires» de Blázquez y Piazzzolla sirve de resumen para un álbum en el que el tango es protagonista de la mano de una cantante que se pone al hombro el desafío de transitar de manera firme un género que, a partir de este álbum, puede contarla como una de sus mejores intérpretes.