De un lado del Atlántico al otro, casi todo el tiempo. La vida de Leonardo Sbaraglia está marcada por el compromiso con una profesión que lo apasiona y su necesidad casi obsesiva de ejercerla. Los números son elocuentes: en las últimas dos décadas protagonizó más de 40 películas y 15 series. En la Argentina, España y alrededores. No es nada sencillo hacer realidad ese recorrido en una industria tan compleja que, justamente en ese lapso, sufrió múltiples transformaciones y crisis. El implicado lo explica en los siguientes términos: «Cuando tenía 18 años me di cuenta de que mi prioridad no estaba ni en la fama ni el dinero. Quería obtener más herramientas para la actuación y crecer desde ahí. Esa fue mi apuesta. Y acá estoy, con aciertos y errores, pero siempre por ese camino». A pocos días del estreno de Acusada, la película de Gonzalo Tobal que protagoniza junto con Lali Espósito, el actor trabaja en el rodaje del nuevo film de Pedro Almodóvar y no deja de imaginar nuevos proyectos.

Pero por estas horas Acusada es el centro de su atención. Por eso estuvo en la presentación de la película en el Festival de Cine de Venecia y habló en exclusiva con Tiempo. «Me acuerdo de que ni bien leí el guión quedé fascinado. Estaba en el medio de una gira y lo terminé de un tirón: no pude soltarlo hasta saber cómo cerraba la historia. Mi lectura fue desde el punto de vista del padre. De lo que padece y debe enfrentar para acompañar a su hija y tratar de que salga librada de una acusación terrible. Era una trama inquietante y perturbadora. Cuando se empezó a filmar la película me di cuenta de que Gonzalo (Tobal) estaba contando la historia desde los ojos de la adolescente y me sorprendió. Se me cayó cierta ilusión, digamos. Pero no lo digo como algo negativo. Los resultados fueron muy buenos y creo que también tiene que ver con que el relato muestra la crisis de la adolescente, pero al mismo tiempo desarrolla el funcionamiento de la familia. Eso y lo que pasa con los medios masivos multiplican las posibles lecturas de la película», puntualiza Sbaraglia.

La historia de Acusada es de naturaleza eminentemente policial. Dolores Dreier (Lali Espósito) es la única sospechosa del asesinato de su mejor amiga. Dos años después de los hechos comenzará el juicio, en el que desfilarán testigos, peritos, fiscales y abogados defensores. Pero la película no se obsesiona con el juego de pruebas, contrapruebas y alegatos. Lo que sucede en el ecosistema familiar antes y durante el juicio es el corazón del relato. La tormenta mediática y en las redes sociales obligará a que la adolescente, sus padres y su pequeño hermano se encierren y cumplan –casi– una condena antes de la sentencia. En ese espacio viciado y asfixiante en el que nadie es del todo inocente ni del todo culpable se juega la tensión del film. Encabezado por el padre (Sbaraglia), que moverá cielo y tierra para que su hija sea declarada inocente. Así las cosas, Acusada trasciende las fronteras del policial tradicional, explota el caldo de cultivo de una familia acaudalada y disfuncional, y la amplifica con los ecos mediáticos. La presencia de Espósito, interpretando a una adolescente perturbada y encerrada en sí misma, ofrece un link directo al público adolescente.

–¿La clave de la película pasa por jugar con el misterio del asesinato y a la vez construir un profundo relato familiar?

–Yo lo interpreto de esa manera. Acusada tiene muchos pliegues, dobleces, que la hacen más interesante. Permite varias lecturas. Hasta diría que como espectador te dan ganas de verla más de una vez. O, por lo menos, ponerte a debatir sobre ella después de verla. El personaje del padre va mostrando cada vez más ingredientes a medida que avanza la historia. Es el escudero de la familia. Defiende a su hija a capa y espada, y echa mano a todos sus recursos económicos para obtener los resultados que busca. Toda la familia se pone a disposición de esa crisis y cae en un encierro casi kafkiano. ¿Dolores es culpable o inocente? Es una pregunta ineludible, pero también una excusa para contar la historia de esa familia y ciertos funcionamientos de las sociedades modernas.

–El impacto de los grandes medios y las redes sociales.

–Claro. Los grandes medios encuentran una noticia muy atractiva y la juegan según sus propios intereses. Pero la familia no es pasiva. Sobre todo el padre. De la mano de su poder económico y junto con su abogado tiene una estrategia y la despliegan en los medios. Es una avenida de dos direcciones, digamos. Intentan usar esos medios a favor y por ende influenciar a la opinión pública. Otra de las cosas que me gustó mucho del guión fue cómo trabaja sobre el impacto de las redes sociales en la gente. Vivimos en tiempos monstruosamente invasivos. La película muestra cómo lo íntimo se puede hacer masivo y su impacto: eso es algo muy interesante. Hoy la casi absoluta pérdida de intimidad la vemos como algo natural, pero no tiene nada de natural. Es como el capitalismo: puede parecer un orden natural, pero es una construcción artificial y siempre beneficia a los más poderosos.

–Seguir la película desde los ojos del padre invita a cierto cuestionamiento moral.

–Es un tema que nos toca a todos, pero especialmente a los que somos padres. En una de las películas que hice, Sin retorno, se trata también este tema. En un capítulo de Relatos salvajes también se apela a eso. Son temas recurrentes porque tienen que ver con el amor a un ser querido y los valores de cada uno. Creo que va más allá de la Justicia como institución. En Acusada es uno de los temas, lo que le da a la película mayor complejidad y riqueza.

–¿Cómo fue trabajar con Lali Espósito?

–Al principio me sorprendí. Cuando leí el guión me imaginé a esa adolescente muy diferente. La imagen pública de Lali es de una bomba sexual, una persona muy segura de sí misma. La adolescente de Acusada es casi lo opuesto. En su momento Gonzalo (Tobal) me comentó que Lali había hecho el casting y que era el mejor. Cuando nos encontramos para filmar pude confirmar que, en estos casos, una cosa es la imagen pública y otra, la persona. Ella trabaja desde muy chica, tiene oficio y talento. Nos llevamos muy, muy bien.

–Construiste una carrera muy rica. ¿Qué proyectos tenés pendientes?

–Me gustaría explorar el tema de escribir y dirigir. Pero eso no significa dejar de actuar. Desde hace unos años apareció el tema de acercarme a la música. Ya sea desde el proyecto El territorio del poder, con Fernando Tarrés, o las presentaciones con mi hermano Pablo. Esas experiencias me permitieron sintonizar otras formas de expresión que me resultaron muy reconfortantes. Ahora tengo ganas de ponerme del otro lado del mostrador en lo que se refiere a la actuación: animarme a escribir y dirigir. Me imagino más en cine que en teatro porque es un espacio que conozco más y porque también soy un apasionado de la edición. Veremos cómo y cuándo se da. Pero es un deseo que quiero hacer realidad.

–¿Cómo estás viviendo este momento de la Argentina?

–Con mucha angustia, con mucha preocupación. Pero no sorprendido. Padecemos a un gobierno que gobierna para unos pocos. En la Ciudad habían hecho algo parecido. Endeudaron, endeudaron y endeudaron. Este gobierno es una pesadilla mayor a la que habíamos calculado. Pero su dirección es la que muchos teníamos en claro. Por eso no queríamos que ganara. Nos gobiernan con un nivel de cinismo extraordinario. Pero desgraciadamente esto que vivimos favorece a un grupo pequeño de personas. Padecemos una crisis que tiene sus ganadores. Es una fiesta para pocos. Viven de una lógica que busca hacer negocios, cueste lo que cueste, quede quien quede en el camino. Eso no hay que pasarlo por alto. Lo dijo (Axel) Kicillof hace poco: la torta del PBI no se achicó tanto en los tres últimos años, pero cambió brutalmente la distribución de esa riqueza. Pasó de los que menos tienen a los sectores más poderosos. No deja de sorprender que esta gente llegara al gobierno por los votos. Y no fue por falta de memoria. No es mi intención juzgar a quienes los votaron, hubo errores de la gestión anterior, pero queda claro que este gobierno perjudica a la mayor parte de los argentinos.  «-

El llamado de Pedro Almodóvar

Por estos días Sbaraglia participa de la filmación de Dolor y gloria, la nueva película de Pedro Almodóvar que incluye en su elenco a Antonio Banderas y Penélope Cruz, entre otros. Está claro que un proyecto de esta naturaleza produce mucho entusiasmo, pero acaso sorprenda que también genere nervios, sobre todo en un actor de tanta experiencia: «Esto es un sueño hecho realidad. Pero también despierta algunos miedos. ¿Estaré a la altura? ¿Podré dar lo mejor de mí? Afortunadamente esos miedos también ayudan a superarse y dar lo mejor. Que te llame Almodóvar es como te convoque Woody Allen. Estamos hablando de un cineasta con una visión única. Es un gran orgullo participar de esta película», revela.

Sbaraglia adelanta que Dolor y gloria cuenta la historia de un director venido a menos (Antonio Banderas) y su lucha por volver a los primeros planos: «Penélope Cruz hace de la madre de Antonio en su infancia. Yo soy un amigo con el que se reencuentra después de mucho tiempo. Es una historia muy atractiva en la que Pedro también juega con la imagen que la gente tiene de él».

Con algunas cosas claras


En una reciente entrevista con Eduardo Sacheri en TNT, Sbaraglia contó –casi a la pasada– que cuando tenía 18 años le ofrecieron un contrato millonario en dólares –eran tiempos de la convertibilidad y la TV argentina pagaba muy bien– para protagonizar una novela con Andrea del Boca. Pero el joven Sbaraglia rechazó la propuesta. «No diría que esa decisión tuvo que ver con una madurez temprana –reflexiona–. De hecho no me considero maduro ahora. El ‘no’ tuvo que ver con un momento laboral y una necesidad profunda. Yo venía de hacer tres años de Clave de sol, sin parar. A ese ritmo no podés darte mucho espacio para crecer. Meterme en una novela con contrato por otros tres años hubiera sido muy bueno a nivel económico y de popularidad. Pero yo quería crecer como actor y hacer otro tipo de carrera. Por eso dije que no y creo que estuve muy bien. Fui coherente con mi deseo de aquel momento y lo sigo siendo hoy. Eso sí: ¡nunca más apareció una oferta con tantos ceros! (risas)».


Acusada

Director: Gonzalo Tobal. Guión: Gonzalo Tobal, Ulises Porra Guardiola. Elenco: Lali Espósito, Leonardo Sbaraglia, Inés Estévez, Daniel Fanego, Gerardo Romano y Gael García Bernal. Estreno: jueves 13 de septiembre.