El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viajará esta semana a Washington a negociar el adelantamiento de los giros que el Fondo Monetario Internacional tenía previsto enviar a lo largo de los próximos tres años. Ese plazo, se sabe, es demasiado largo para las urgencias del gobierno, que debe lidiar con «expresiones de falta de confianza de los mercados», según dijo el presidente Mauricio Macri en su mensaje del miércoles. La principal de esas expresiones es la fuerte corrida contra el peso iniciada en abril y profundizada en los últimos días, con una suba del dólar de 85% en sólo cuatro meses.

El apuro que Dujovne le planteará a Christine Lagarde, la directora del FMI, tiene que ver con las necesidades financieras para lo que queda de este año y para 2019. Las Letras del Tesoro, en particular, se están empezando a acumular y a generar compromisos cada vez más grandes. Según la mayoría de los cálculos privados, el stock de esos títulos ya alcanza los U$S 16 mil millones.

Las Letes son el recurso al que apeló el gobierno a principios de año para conseguir dinero en el mercado doméstico, cuando empezaron a subir las tasas de interés en el ámbito internacional. Luego se les agregó otra función: la cancelación del enorme volumen de Lebac, las letras emitidas por el Banco Central que habían llegado a igualar la base monetaria y cuya eliminación fue una de las condiciones que puso el FMI para otorgar el préstamo stand by. En agosto, el Central optó por no cancelar un cuarto de las Lebac que vencían ese mes y el Tesoro apareció con más letras para absorber ese dinero sobrante, como primera etapa de un programa diseñado para terminar de aquí a diciembre con la herencia que dejó Federico Sturzenegger en su gestión al frente de la entidad reguladora.

Las diferencias principales entre ambos títulos son dos. La primera, que las Letes corren por cuenta del Tesoro, lo que implica una disponibilidad de fondos para Hacienda pero también un compromiso fiscal a corto plazo, transformando lo que era déficit cuasifiscal del BCRA en una nueva carga para el sector público. Y segundo, que las emisiones realizadas en los últimos tiempos fueron en dólares, con la intención de ofrecer una alternativa a la demanda de divisas.

En ese punto es donde la corrida cambiaria, nuevamente, complicó las planes oficiales. Según una recopilación de la consultora Macroview, los vencimientos de Letes entre septiembre y diciembre equivalen a unos U$S 7447 millones, a los que se agregan U$S 3633 millones en el primer bimestre de 2019. La apuesta, es claro, es renovar o ‘rolear’, como se dice en la jerga, esos más de 11 mil millones de dólares. Pero la pregunta es: ¿qué proporción de los inversores aceptará títulos con una promesa de pago a varios meses en lugar de billetes estadounidenses contantes y sonantes? Como guía, en las últimas licitaciones se dieron renovaciones del 91% de los títulos que vencían y otras de sólo 42 por ciento. Por eso las tasas de interés (en dólares) tuvieron que ser elevadas del 3,5% que se ofrecía a comienzos de año al 5,5% de las últimas colocaciones.

La respuesta a ese interrogante es clave para tener en claro cuáles serán las necesidades de fondos frescos. La distancia entre un escenario con renovación total de Letes y otro donde apenas el 40% vuelva a confiar se valúa en casi U$S 10 mil millones. En el exterior lo saben y por eso tomaron con pinzas la versión optimista que pintaron el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y sus acompañantes, cuando fueron a Wall Street hace dos semanas para tratar de convencer a banqueros y hombres de negocios de que todo iba a estar bien. En Buenos Aires también lo tienen en claro y por eso Dujovne viaja otra vez a pedirle a Lagarde que realice lo antes posible las transferencias previstas para el trienio 2018-2021.

El primer test será el viernes 14, cuando caerán Letes por U$S 1300 millones. Otra emisión podría realizarse un par de días después del martes 18, cuando habrá que cancelar Lebac por algo más de $ 250 mil millones. Allí se verá el grado de confianza que el mercado le tiene al gobierno. «