A las 14 el recinto comenzó a llenarse lentamente. Casi al mismo tiempo, afuera del Palacio Legislativo las fuerzas de seguridad comenzaban a reprimir a los manifestantes que protestaban en contra de la reforma impulsada por el Gobierno.

Antes de que se cumpliera la media hora reglamentaria de espera para habilitar el quórum, el diputado santafesino Marco Cleri ingresó al recinto e increpó al presidente del bloque PRO, Nicolás Massot. “Ustedes son la represión, son la cara del ajuste”, les gritó. A esa altura ya no sólo las fuerzas de seguridad habían reprimido a los manifestantes, sino también habían avanzado contra legisladores de la oposición.

Cinco minutos después haberse cumplido el tiempo reglamentario, mientras el titular del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, reclamaba que se diera por caída la sesión y denunciaba la represión a diputados, el tablero marcó 129 diputados presentes y Monzó habilitó la sesión.


El diputado que dio el quórum es sanjuanino, se llama Walberto Allende y nunca más se volvió a sentar. Los 128 restantes los aportaron Cambiemos (105 propios más el salteño Alfredo Olmedo), Frente Cívico por Santiago (3), Evolución (3), el PJ chaqueño (2), el PJ cordobés (4), Misioneros (4), Catamarqueños (2) y el sindicalista petrolero Alberto Roberti.

La avalancha de diputados del Frente para la Victoria, la Izquierda y el Frente Renovador fue casi instantánea a la habilitación de la sesión. “Hay dos diputadas en enfermería, están reprimiendo en la calle y vos querés sesionar igual”, grito Horacio Pietragalla mientras bajaba a toda velocidad las escaleras del recinto. Maximo Kirchner, también gritaba, junto al Cuervo Larroque y Nicolás del Caño. Todos apuntaban Monzó que sólo perdió la calma cuando el radical kirchnerista Leopoldo Moreau le grito “pelotudo”. El presidente de la Cámara perdió los estribos, dejó su silla y le tiró un golpe de puño que no llegó a destino. Cuando era tacleado por sus colaboradores el diputado de nuevo Encuentro, Adrián Grana le tiró un vaso.

A esa altura de los acontecimientos el quórum se había esfumado. Tan sólo duró cuatro segundos. Cinco minutos más tarde por una decena segundos el quórum sube a 130. A partir de allí el tablero nunca volvería a marcar los 129.

Los diputados opositores apoyaban las postas de goma sobre el estrado de la presidencia y exigían la caída de la sesión. Denunciaban a los gritos que el oficialismo había sentado dos diputados truchos, dos legisladores que aún no habían jurado.

Monzó juraba, sin salirse del estrado, que los diputados electos que debían jurar, estaban en la oficina de presidencia. Pero eso no calmó el reclamo que fue creciendo. Entre insultos y chicanas los oficialistas Massot y Negri hicieron uso de la palabra. Le pidieron a la oposición que se sentara a dar el debate. Nadie los escuchó, nadie les contestó.

Grosso y Fernando Espinoza seguían pegados al estrado. “Te exponés, los exponés a todos. No se puede sesionar así. Si tenés el número convoca la semana que viene”, le pidieron.

Luego de ese pedido, Monzó se reunió Massot con Elisa Carrió. Fue la referente de la Coalición Cívica la que pidió la palabra y le pidió “en nombre de la paz” al presidente de la Cámara que levante la sesión y prometió que habrá una modificación para palear la perdida que plantea la aplicación de la fórmula para los jubilados.

Una vez terminada la sesión Carrió enfrentó a los medios denunció una conspiración en marcha para desestabilizar al Gobierno y prometió que iba a decirle a “Patricia Bullrich que afloje” porque el operativo de seguridad fue excesivo.

En ese punto, sólo en ese punto, coincidió con Graciela Camaño que advirtió que le pedirá el juicio político a la ministra de Seguridad por el operativo dispuesto hoy.

Si bien la sesión fue levantada antes de las 15, la represión en las calles y la cacería de ciudadanos continúa en las inmediaciones del Congreso e, incluso, en la Avenida 9 de Julio.