El diputado de Cambiemos Daniel Lipovetzky, presidente de la comisión de Legislación General, cabecera del plenario que recibió a casi 500 expositores a favor y en contra del aborto legal, es optimista al evaluar la posibilidad de que la Cámara Baja dé una primera media sanción al tan postergado derecho de las mujeres y cree que el resultado se va a saber durante la misma sesión del 13 de junio. “Este debate divide más al Congreso que a la sociedad”, sostuvo. Y advirtió sobre las presiones que comenzaron a recibir los legisladores en sus localidades por parte de la Iglesia católica. Además el diputado oficialista llamó a sus pares a no votar según su religión sino de acuerdo a sus convicciones. “Y no hay que legislar según la visión de la Iglesia” sostuvo.

-¿Qué evaluación hace de las exposiciones que se llevaron a cabo durante estos dos meses?

-Los que venimos trabajando desde hace muchos años sabemos la importancia de avanzar en la legalización del aborto en Argentina. Se dio aquí a partir de la lucha de la Campaña por el aborto legal seguro y gratuito, y también por la decisión del presidente de apoyar el debate. Al tener el rol de presidente de la comisión de cabecera y presidir el debate asumí un compromiso militante con honor y placer enorme. El objetivo final es conseguir la ley. Pero el objetivo inicial era escuchar las voces de todos lados y que sea debate respetuoso y tolerante. Creo que eso se cumplió. Tuvimos un debate muy bueno, con buenas intervenciones. Este debate divide más al Congreso que a la sociedad, que está mayoritariamente de acuerdo. El Congreso lamentablemente está mucho más parejo. Pero este debate también sirvió para instalar aún más el tema en la sociedad. Hay mucho debate en la calle, en las escuelas, en todos lados se plantea el avance de los derechos de las mujeres, y en particular la situación los embarazos no deseados y el embarazo adolescente.

-¿Cómo va a hacer para convencer a los legisladores de su bloque?

-Parto de una base de plantearles si están de acuerdo en mantener una ley que es de 1921, parte de un código que se sancionó cuando el Congreso estaba integrado sólo por hombres. Es necesario trasladarse de manera hipotética a 1921 cuando las mujeres no votaban, no tenían la patria potestad de sus hijos y si un hombre no quería que una mujer trabajara podía ir a pedirle a su empleador que la saque de su puesto. ¿Podemos mantener una legislación de esa época cuando hoy las mujeres recuperaron muchos de sus derechos, tienen la ley de paridad, son presidentas de países, gobernaron la Argentina y gobiernan la provincia más importante del país? Y la pregunta final es si cada legislador está de acuerdo con que una mujer vaya presa porque se practique un aborto. Es muy difícil que alguien pueda responder que sí. Nuestros números nos dan está todo muy parejo y está todo muy abierto. Creo que hay muchas chances que de salga la sanción, pero se va a definir en el mismo momento del recinto.

-¿El Congreso puede quedar atrás del avance que hay en la sociedad?

-Sí, tiene que ver en parte por una cuestión generacional. No hay tantos jóvenes en el Congreso, que son los que en gran mayoría que están a favor. Y hay mucha presión de los sectores que están en contra que reciben los diputados de las localidades más chicas donde las presiones son más fáciles hacerles llegar.

-Hubo exposiciones muy violentas por parte de los anti derechos.

-He tratado de ser lo más ecuánime posible y dar la mayor libertad de expresión posible. Es una legislación sobre la que hay que buscar sumar consensos. Y cuando se maldice a alguien por estar a favor del derecho de las mujeres a abortar lo que hace es generar un efecto reactivo. Los que eligen ese camino se equivocan. Todavía no queda claro en la visión de algunos diputados que cuando uno legisla no lo hace conforme a sus creencias religiosas, hay que sacarse esa concepción. Se puede estar a favor o en contra, pero no se puede hablar en nombre de la Iglesia. Es una es una equivocación enorme porque tenemos que legislar para toda la sociedad. En Argentina hay muchos católicos, pero también hay creyentes en otros credos y gente que no tienen ninguna religión. Y no hay que legislar según la visión de la Iglesia.