El Mundial de la Argentina comenzó con una contundente victoria frente a Corea del Sur en Wuhan, zona central de China y una de las ocho sedes de la copa del mundo en la que participan 32 equipos por primera vez. Fue 95 a 69 en el arranque del grupo B. Aunque el verdadero campeonato de esta selección bañada en oro en los Panamericanos de Lima es otro. Apenas despunta. El gran desafío es regional: situarse como el segundo mejor representante de América detrás de Estados Unidos -todo indica que será el que llegue más lejos entre los del continente sino del planeta- para lograr la clasificación a Tokio 2020. Esa lucha paralela reúne a Canadá, Brasil, Puerto Rico y República Dominicana. Y tiene final incierto. El equipo gobernado por Sergio Hernández necesita quedar por arriba de todos ellos para clasificar a los Juegos Olímpicos. Será la competencia dentro de la propia competencia porque conseguir el pasaje implicaría -en los papeles- llegar a cuartos de final y acaso también se convertiría en una zanahoria para que Luis Scola extienda su vínculo con la selección por un año más.

A los 39 y desde hace 20 sin interrupciones con la Argentina, Luifa simboliza las hazañas de la Generación Dorada. Pero no solo eso. Aporta puntos, experiencia y también encarna el orden necesario para un grupo que ya tiene una identidad construida: fluido y potente juego ofensivo, velocidad para pasar de defensa a ataque y algunas inconsistencias tanto cerca de los aros -le falta estatura- como a la hora de defender. Después del décimo primer lugar en el Mundial 2014 y pese a no contar con ningún jugador en la NBA en la actualidad, la Argentina presenta un equipo mejorado y está en condiciones de instalarse entre los ocho mejores. La gran mayoría del plantel juega en España -considerada como la mejor liga después de la estadounidense- e inclusive Nicolás Laprovittola viene de ser elegido como el último MVP. Facundo Campazzo es el otro líder de la delegación y uno de los cinco jugadores con presencia en las últimas dos copas mundiales. Lapro, Scola, Tayavek Gallizi y Marcos Delía son los restantes.

Para todo el resto, el estreno frente a Corea del Sur fue el buen debut en la máxima cita del básquet. “Sabemos lo que es la Generación Dorada. Pero nosotros hoy queremos marcar nuestro propio camino, nuestra propia historia. Estos chicos disfrutan luchando, compitiendo. Es tiempo de ellos y hay que acompañarlos”, dijo Hernández como síntesis de la preparación hacia China. La aventura empezó a paso firme, aunque el Oveja la viene modelando hace un mes y medio. Hace 44 días que el plantel está concentrado: jugó amistosos, disputó el Panamericano, dominó la responsabilidad de ser candidato, manejó las presiones para colgarse el oro en Lima y aterrizó en Asia para ir en un busca de los Juegos Olímpicos, el gran objetivo. Desde el cuerpo técnico admiten que esas semanas previas al Mundial tuvieron un desgaste físico y psicológico. También le adjuntaron un plus al equipo: ninguna selección tuvo tanto tiempo de preparación y de trabajo en conjunto como la Argentina.

Acaso otro punto a favor es que no le falta nadie en China. Presente en todas las copas desde 1986, el equipo de Hernández juega con los basquetbolistas más importantes de la actualidad en un mundial al que -se estima- le faltan alrededor de un centenar de jugadores entre los que se bajaron o los que quedaron afuera por lesiones. Estados Unidos es el ejemplo más claro: Gregg Popovich imaginaba un quinteto con James Harden, Anthony Davis y Damian Lillard, pero tuvo que adaptarse y armarlo en función de los que fueron quedando disponibles. Nada de eso le saca la chapa de candidato.

Nigeria será el segundo rival mañana por la madrugada por el grupo B. Con tres representantes de la NBA en el plantel y pese a las complicaciones económicas que casi lo dejan sin Mundial, los africanos son el escollo más complejo del grupo. La primera fase cerrará ante Rusia, el miércoles.

La selección podría dibujar un camino accesible hasta los cuartos de final donde empezará la eliminación directa. Es clave salir primero en la fase inicial y en la segunda (se sumarán los dos primeros del grupo A de China) para lograr un cruce más amigable. Podría tocar España, un equipo duro pero ganable. También podría caer Serbia, uno de los firmes aspirantes a arrebatarle al trono a Estados Unidos. Sería el golpe final para que sea definitivamente el mundial de los cambios: otorga siete plazas para los Juegos Olímpicos (dos para América y Europa, una para Asia, África y Oceanía) por primera vez, sube la cantidad de equipos de 24 a 32 y se retrasó un año para dejar de coincidir con el de fútbol.