Apenas la televisión rusa cerró la transmisión de la derrota de Colombia con Japón, en la ciudad de Saransk, una lluvia comenzó a caer sobre Moscú. Se pareció a una lluvia caribeña, una breve lluvia tropical, mezclándose con los 26º que pesan sobre la capital rusa. Si el clima hace más amigable la estadía para equipos sudamericanos, al Mundial no se le nota. De los quince puntos que disputaron las selecciones clasificadas desde la Conmebol, sólo se consiguieron cinco. Y un zoom a los cinco técnicos argentinos hacen más grises los primeros cinco días de competición, una Siberia mundialística. Entre todos ellos, sólo Jorge Sampaoli –y Argentina- ganó un punto.

El de Rusia es un Mundial revuelto, la clase de torneo preparado para la épica. Después de la primera fecha de la fase de grupos, de las selecciones que se observaban como favoritas sólo parecen haber salido con la espalda ancha Francia (2-1 a Australia) y Bélgica (3-0) a Panamá. Están los que ganaron aunque con lo justo como Inglaterra (2-1 a Túnez), los que no pudieron con rivales a los que suponían accesibles Argentina (1-1 con Islandia) y Brasil (1-1 con Suiza) y los que quedaron desconcertados como Alemania (0-1 con México). Esta semana, con la segunda fecha de la primera fase, el panorama se pondrá más claro.

En Saransk, capital de la república de Mordovia, quedó clavada Colombia, el equipo de José Pekerman. A los cinco minutos ya tenía un penal en contra –gol de Shinji Kagawa- y un jugador menos, Carlos Sánchez. James Rodríguez había comenzado en el banco. Si Colombia sobrevivió a ese derrumbe inicial fue por Juanfer Quintero, que disparó rasante un tiro libre, un engañó para la barrera y para el arquero japonés. Para un debut en un Mundial en el que se plantea llegar a semifinales, superando la instancia de cuartos de final que consiguió en Brasil, fue preocupante para los colombianos. La entrada de James no cambió el asunto. Japón se llevó el partido con el gol de Yuya Osako.

Saransk parece un territorio hostil para los sudamericanos. Ya había sido el territorio de la derrota de Perú ante Dinamarca, con Ricardo Gareca como técnico, la otra caída de un sudamericano. También de un entrenador argentino. Juan Antonio Pizzi inició ese camino con el cinco a cero que Arabia Saudita recibió de Rusia. Héctor Cúper lo continuó cuando Uruguay –el único equipo de Sudamerica con victoria- le ganó con los justo a la Egipto que dirige. Sampaoli consiguió un empate con la Argentina. Demasiado poco como para mirarlo con buenos ojos. Pekerman continuó en camino de sombras.

A esto se suma Brasil, que empató con Suiza. El viernes tiene que jugar con Costa Rica en San Petersburgo, pero sufre por Neymar, que dejó la práctica por un dolor en el tobillo derecho. Todavía es una incógnita qué será de él. Brasil eligió como lugar para su estadía en Rusia a Sochi. En el hotel cinco estrellas hay piscina y spa, pero sobre todo una vista al mar Negro. Sochi, sur de Rusia, lugar habitual de veraneo para los locales, se creía el mejor ecosistema para los brasileños.  Pero en Rusia 2018 por ahora no importa el clima. Con calor, con lluvia, con sol, es un Mundial incómodo para los equipos sudamericanos.