La rebaja transitoria en los derechos de exportación anunciada el jueves significará una suba del 5,6% en el precio efectivo a percibir por los productores de soja. Esa es la zanahoria que ofrece el gobierno para que vendan buena parte de los 17 millones de toneladas de la última cosecha que tienen almacenados, según estimaciones privadas, y que podrían valer cerca de U$S 7000 millones. 

La mejora provendrá tanto de la disminución de tres puntos en las retenciones (en algunos subproductos será incluso mayor) como del mayor ritmo de ajuste del dólar: el viernes el Banco Central lo dejó aumentar un 0,9%. Así, mientras el jueves el productor cobraba $ 51,09 por dólar, descontadas las retenciones, mañana recibirá 53,97 pesos.

El objetivo es que el sector agroexportador aporte divisas para estabilizar el mercado cambiario, que se viene devorando las reservas del Central: según fuentes del mercado, para compensar el exceso de demanda la entidad perdió U$S 150 millones el viernes y U$S 315 millones en toda la semana.

«Lo ideal sería que liquiden entre3000 y 4000 millones de dólares», dijo el ministro de Agricultura, Luis Basterra, sobre el objetivo de la medida, el verdadero corazón del paquete presentado en la Casa Rosada. Si así ocurriera, el fisco embolsaría entre $ 69 mil millones y $ 92 mil millones por derechos de exportación. El monto compensaría en exceso el costo de las demás rebajas, como las que se aplicarán a la minería y a los bienes industriales terminados. Entre ellas se cuenta una norma aprobada en diciembre y nunca reglamentada: la compensación a los pequeños productores y cooperativas más alejados de los puntos de venta. Basterra calculó que ese punto, que alcanzará a 43 mil beneficiarios, insumirá $ 11.500 millones.

Claro que para que esas cuentas se conviertan en dinero cash habrá que esperar a cómo se comportan los agroexportadores. Las cámaras que los representan, CEC (cereales) y CIARA (aceiteros), niegan toda maniobra especulativa: afirman que durante el año liquidaron U$S 15.133 millones y que la cifra bajó un 12% con relación a 2019 porque en ese momento hubo «un flujo extraordinario de venta de granos» para sortear la suba de retenciones que se concretó en diciembre. La Sociedad Rural fue tajante: su presidente, Daniel Pelegrina, opinó que los anuncios fueron «una tomada de pelo» y pronosticó que no se conseguirá una mayor liquidación.

Pero si la rebaja en los derechos de exportación de cereales y sus derivados es transitoria (solo dura tres meses), en realidad el horizonte del gobierno es mucho más cercano: el miércoles 14 arranca la ronda de diálogo con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), en el que confluyen unas 40 entidades del sector y del que la Rural está al margen. La apuesta es que de esa mesa salga un compromiso de mayores exportaciones. «Vamos a trabajar por una ley que apunte a aumentar la producción, a incrementar el valor agregado y la diversificación», dijeron en el Palacio de Hacienda.

En julio, el Consejo propuso debatir un nuevo marco regulatorio que aliente la elaboración de productos con mayor valor agregado, con el fin de llevar las exportaciones anuales totales a U$S 100 mil millones (50% más que en la actualidad) y crear 700 mil empleos.

La brecha del 95% entre los tipos de cambio agrega presión a la discusión. Sobre todo, irrita al ala dura de los agroexportadores, obligados a liquidar las divisas en una operación que les deja menos de 54 pesos por dólar. En el mercado paralelo o CCL se obtiene casi el triple.

El resultado de la negociación podría afectar las previsiones del Presupuesto 2021. «Si pretende coordinar expectativas en torno a este escenario, el gobierno deberá poder garantizar la estabilidad del mercado de cambios», asegura el último informe del Instituto del Trabajo y la Economía (ITE). Y agrega: «Para considerar acertado al nuevo esquema cambiario el BCRA definitivamente debe empezar a acumular reservas, o al menos dejar de perderlas». «

Llega la misión del FMI “en modo escucha” por la negociación de la deuda

El ministro de Economía, Martín Guzmán, descartó que en las conversaciones con el staff técnico del Fondo Monetario Internacional, que se iniciarán pasado mañana, se vayan a pedir fondos frescos. «El objetivo es refinanciar los vencimientos. Hay que tener mucho cuidado con tomar deuda en dólares, en este momento no sería sano hacerlo. Queremos actuar sobre la base de la prudencia y la responsabilidad. Apuntamos a no tener un proceso de profundización de la deuda en dólares y en vez de eso tener capacidad de financiamiento en nuestra propia moneda», expresó.

La misión del FMI, que responde a la invitación formulada por el gobierno argentino para discutir un nuevo programa que reemplace al suspendido el año pasado, llegará al país este martes. Según dijeron desde Washington, vendrán en «modo escucha». El objetivo del equipo económico es cambiar el cronograma fijado para comenzar la devolución de los U$S 44 mil millones que el organismo le prestó al gobierno de Mauricio Macri. La primera amortización está prevista para septiembre de 2021.

Según adelantó Guzmán, hay una segunda visita programada para noviembre. «Estamos buscando un punto de partida apropiado para iniciar la negociación del programa. Va a llevar tiempo, porque debe ser minuciosa para asegurar que la recuperación de Argentina pueda ser sustentable. Pero va a ser más ordenada que la que tuvimos con los bonistas privados, porque en ella había miles de acreedores y acá hablaremos directamente con el staff», dijo el ministro. «

LAS MEDIDAS

Retenciones: baja (transitoria) para el complejo sojero y la minería. Se eliminan para bienes industriales finales. Compensación a pequeños productores agrícolas.

Desgravación impositiva para construir viviendas. 

Exportaciones: planes sectoriales para promoción. Prioridad, los hidrocarburos.

Dólar: el Banco Central seguirá regulando el valor pero le dará “mayor volatilidad”.

Pases a los bancos: suben a 24%, para impulsar los plazos fijos. Estudian nuevos tipos de depósito dollar-linked.

Yuanes: se abrirá un mercado a futuros.