El 25 de mayo Yésica Emilia Uscamayta Curi cumpliría 29 años. A la familia y los amigos les queda el recuerdo: Emilia murió recién comenzado el 2016 porque se ahogó en una pileta, durante una fiesta sin control en una quinta de La Plata. Los Uscamayta Curi –los padres y los seis hermanos– denuncian que la causa está paralizada, porque los responsables gozan de protección política.
«La impunidad tiene nombre y apellido: Álvaro Garganta. Como fiscal no hizo absolutamente nada para avanzar en la investigación, hasta el punto que aún hoy no sabemos cómo murió Emilia», dice el abogado Adrián Rodríguez, que representa a la familia de la víctima.
De la autopsia se desprende un par de conclusiones: Emilia sufrió asfixia por inmersión y no estaba alcoholizada. Sin embargo no se pudo reconstruir, por ejemplo, si la joven se cayó o la tiraron a la pileta.
«Si hacemos un paralelismo con las muertes de Costa Salguero –continúa Rodríguez– esto es más grosero. En la Time Warp había ambulancia y la fiesta era lícita. En cambio, en la quinta donde murió Emilia no había guardavidas, y el único personal de seguridad se dedicaba a cuidar que no hubiese colados. Esa fiesta jamás se tendría que haber hecho.»
Pero la fiesta se hizo. Según el cálculo de la familia de Emilia, esa noche por La Frontera, la quinta ubicada en 520, entre 159 y 160 de Melchor Romero, pasaron unas 6000 personas que dejaron una recaudación para los organizadores superior a los 4 millones de pesos.
«Se cometieron muchos delitos, evasión tributaria, posiblemente haya asociación ilícita y cuestiones de cohecho, pero todavía estamos ante una imputación muy light», se queja Rodríguez.
Hasta el momento la causa tiene cuatro imputados por homicidio culposo y desobediencia. La última figura responde a que realizaron la fiesta, pese a que la Municipalidad de La Plata los había intimado previamente a que no la hagan, porque el lugar no estaba habilitado. Sin embargo sólo uno duerme en una celda: Gastón Haramboure, que atendía una de las barras durante la fiesta, cuando debía estar cumpliendo prisión domiciliaria, quedó detenido por el asesinato de un joven en agosto de 2009, a la salida de un boliche en Berisso.
Santiago Piedrabuena, otro de los imputados, fue uno de los organizadores del evento y junto a Haramboure consolidaron la relación con Juan Manuel Martínez Garmendia, subsecretario de Gobierno del intendente Julio Garro y que, según un testimonio incorporado al expediente, sería quien autorizó de manera ilícita el evento.
«A las dos de la mañana arrancó la fiesta, ingresaba mucha gente, y como vi que no caía al lugar ni Control Urbano ni la policía, decido escribir a un compañero de trabajo que me facilitó el teléfono de un tal Walter de Control Urbano. Lo llamé a las 2:42. Cuando me atiende le comento la situación y me dijo que no podían hacer nada porque estaban atados de pies y de manos, porque la fiesta estaba arreglada por Garmendia», declaró el delegado municipal Adrián Zamudio. El testigo también habló de un presunto soborno de 20 mil pesos como garantía de impunidad.
Desde la Secretaría de Seguridad del municipio platense informaron que un móvil de la policía local estuvo frente a la quinta donde se hizo la fiesta hasta las 21 del jueves 31 de diciembre. El dato confirma que la administración de Garro advirtió a los empresarios que no podían organizar la fiesta –difundida desde un mes antes en redes sociales–, pero no tomó ninguna medida concreta para suspenderla.
El otro par de procesados es Carlos Federico Bellone, dueño de la quinta, y Raúl «Peque» García, empresario de viajes y fervoroso militante del PRO, tanto que aparece en fotos con María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y hasta compartiendo escenario con Mauricio Macri.
Para Cristian, uno de los hermanos de Emilia, «hubo responsabilidad por parte del municipio porque se pagaron coimas».
«Los responsables –concluye– pasean por la calle como si nada y eso se explica por la complicidad del fiscal que no quiere tocar ciertos intereses.» «