Se sabe que en Salud todas las problemáticas tienen un día o una semana dedicada a ellas, pero no por eso se puede obviar la oportunidad para tomar conciencia. Es el caso de la Semana del Consumo Responsable de Azúcares, que arrancó el lunes, organizada por la Federación Argentina de Graduados de Nutrición (FAGRAN), con la idea de que la población comprenda los peligros de apelar a azúcares en exceso.  Y que lo haga cuanto antes, porque actualmente en la Argentina ya se consume tres veces más azúcares de lo recomendado por la OMS.

En el país se consume un promedio diario de 35 cucharaditas de azúcar, cuando lo ideal serían doce. Esto convierte a la Argentina en el tercero que más consume en todo el mundo, sólo debajo de Estados Unidos y Brasil, según datos del instituto de investigación suizo Credit Suisse Research Institute. En FAGRAN consideran “fundamental” que el consumo comience a ser responsable. Algunos datos subrayan esta necesidad: 9 de cada 10 personas incluyen diariamente dulces en su alimentación, 3 de cada 10 niños y niñas tienen peso excesivo por “malnutrición por exceso” y la mitad de los adolescentes de 13 a 15 años consume dos o más bebidas azucaradas por día.

Hígado graso, síndrome metabólico, fatiga, caries, son algunas de las patologías que puede ocasionar el exceso de dulces, pero sin dudas lo más grave viene asociado al sobrepeso y la obesidad. De acuerdo a los resultados de la 3º edición de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo para Enfermedades Crónicas No Transmisibles, casi 4 de cada 10 personas mayores de 18 años presentan sobrepeso (37,1%) y 2 de cada 10 personas padecen obesidad. Tampoco quedan exentos los chicos. La Encuesta exhibió que el 10,4% de quienes tiene entre 6 meses y 6 años presenta obesidad, mientras que la prevalencia de sobrepeso o peso excesivo en los menores de nuestro país llega al 31,5%.

Los argentinos consumimos 4 kilos de golosinas per cápita por año. Para dar una idea si eso es mucho o poco, hay que figurarse que un caramelo masticable equivale a media cucharadita de azúcar, y una barra de chocolate a 5 cucharaditas. Según datos de la Universidad de Lanús, el 45% de los argentinos usa azúcar blanco de mesa como único endulzante de infusiones y alimentos. Por cada taza de café o té se utilizan en promedio tres cucharadas. También se ve en el mate. El hábito de tomarlo dulce genera que si a cada mate se le añade una cucharadita, con el consumo de un par de rondas ya se supera el nivel recomendado máximo para un día que es de 12 cucharaditas de azúcares. Por eso recomiendan endulzar con otras opciones como especias, cáscaras de frutas y esencia de vainilla.

Otro dato se agrega a la cosmogonía de la Argentina como un país con exceso de azúcares: es el primer consumidor de gaseosas a nivel mundial (131 litros per cápita por año). Ellas son la principal fuente de consumo de azúcar agregado. “Tomar un vaso de gaseosa es como comerte 5 cucharaditas y media de azúcar de golpe, y además tienen un endulzante industrial que no es bueno para la salud, llamado Jarabe de Maíz de Alta Fructosa”, expresan desde FAGRAN. 

La OMS propone un consumo moderado de azúcares libres, que sean menos de un 10% de la ingesta calórica total. Lo que significa unos 50 gramos en una dieta promedio de 12 cucharaditas. FAGRAN también ofreció consejos para reducir la ingesta. Entre ellos, optar por alimentos naturales en vez de los industrializados; limitar las gaseosas y aguas saborizadas; conocer los distintos tipos de azúcares (no son todos iguales); apelar a alternativas a la hora de endulzar el mate o el café; disminuir las golosinas; incorporar opciones en el desayuno; y limitar la exposición de los niños a la publicidades alimenticias. El estudio «Publicidad de alimentos dirigida a niños y niñas en la TV argentina» realizado por la Fundación Interamericana del Corazón-Argentina reveló que el 85% de los alimentos publicitados tienen bajo valor nutritivo, y que una de cada tres publicidades utiliza regalos o premios para incentivar la compra.

Esto no fue siempre así. Aunque los argentinos consumen las mismas calorías diarias por persona que hace 55 años (3150 k/cal frente a las 3100 de 1961), la diferencia está en cómo se componen esos números: bajó el consumo de carne y frutas –ésta última a la mitad–, pero el de azúcar y endulzantes pasó de 360 a 500 en casi medio siglo.