Washington

Sin líderes a la vista, la oposición demócrata volvió a apelar a una fórmula ganadora para contestar este martes al discurso del Estado de la Unión del presidente Donald Trump: un Kennedy joven, carismático, buen mozo, correcto, articulado y, ante todo, optimista. 

Joe Kennedy III, nieto de Robert Kennedy -hermano del ex presidente John F. Kennedy-, tiene 37 años, cabello pelirrojo, cinco años de experiencia en el Congreso y ahora la chance de tener su primera plataforma nacional como voz de los demócratas. 

Sus antecedentes y trayectoria son el sueño de cualquier asesor de marketing político: heredero de una de las dinastías políticas más famosas de Estados Unidos, diplomas de las mejores universidades del país, trabajo voluntario en el Cuerpo de Paz en un país pobre de América latina y varios años en el Poder Judicial como fiscal.

«Desde salud a justicia económica hasta derechos civiles, la agenda demócrata se plantea como una contracara poderosa a las promesas rotas del presidente Trump a las familias estadounidenses. Es un honor haber sido elegido para responder al Estado de la Unión», escribió la joven estrella en ascenso de la política estadounidense cuando la oposición anunció su nombre. 

La elección del dirigente opositor que responde al discurso del Estado de la Unión del mandatario de turno suele ser una ocasión para posicionar a una nueva figura o consolidar un liderazgo de cara a elecciones presidenciales. 

Esta estrategia no ha tenido grandes resultados en el pasado, pero en el contexto político actual de Estados Unidos todo parece posible. 

El joven Kennedy no es una figura conocida fuera de su estado, Massachusetts, por el cual es miembro de la Cámara de Representantes desde 2013. 

Sin embargo, a lo largo de este último año, varios de sus discursos en el Congreso -especialmente uno en el que defendió el sistema de salud de Barack Obama- se volvieron virales en las redes sociales.

Hasta ahora todas sus intervenciones con proyección nacional fueron efectivas y generaron empatía, aunque siempre queda la sensación de que hayan sido ensayadas.

Desde que asumió Trump, el heredero de los Kennedy se posicionó con especial pasión en los temas que más polarizaron a los estadounidenses: salud, inmigración, educación y derechos de la comunidad LGTBQ.

Por eso, hoy invitó al Congreso como su invitada a una soldado trans, la sargento Patricia King, un gesto incómodo para el oficialismo republicano ya que hace sólo unos meses la Justicia suspendió un decreto de Trump que prohibía el ingreso de personas trans a las filas militares.

Más tarde, el congresista decidió responder a Trump en nombre del Partido Demócrata desde una escuela secundaria técnica en las afueras de Boston, una institución reconocida en el sistema de educación público. Estará rodeado de estudiantes y de miembros de la comunidad. 

En las últimas elecciones presidenciales, la candidata demócrata, Hillary Clinton, no consiguió movilizar al electorado demócrata, que se había ilusionado con el discurso de cambio de su rival en las primarias, Bernie Sanders. 

Con sus 37 años, el congresista Kennedy podría ser el líder que los demócratas -un partido dominado por dirigentes en sus sesenta y setenta años- necesitan para recuperar esos votos jóvenes. 
La nueva esperanza del clan Kennedy -quien habla perfecto español gracias a sus dos años de trabajo con el Cuerpo de Paz en República Dominicana- tiene buenos vínculos no sólo con la cúpula del partido que lideró su familia por años, sino también con algunos de sus referentes más influyentes del ala de izquierda.

Fue alumno de la carrera de Derecho en Harvard de la veterana senadora Elizabeth Warren, uno de los objetivos preferidos de Trump a la hora de insultar por Twitter, y su hermano mellizo, Matthew, trabajó para la primera campaña presidencial de Obama y luego ocupó varios cargos en su gobierno. 

Joe Kennedy III tiene apenas un año más de lo que tenía su abuelo, Robert, cuando asumió como fiscal general de su hermano, John F Kennedy, en 1961. Por ahora no parece tener ni la oratoria ni el manejo político que demostraron su abuelo y su tío abuelo. 

Sin embargo, posee todas las cualidades que en este momento necesita el Partido Demócrata: una figura diametralmente opuesta a Trump, carismática, joven y con un discurso que entusiasme a los que piden un cambio, sin alarmar a la vieja guardia.