Apurados por los tiempos que sienten apremiantes en la carrera electoral, los empresarios que conforman el llamado Círculo Rojo le sueltan masivamente la mano al presidente Mauricio Macri, quien insiste en el rumbo de su política económica, rechaza las críticas de cualquier procedencia y se aísla junto a su grupo de funcionarios más encumbrados, sus asesores de máxima confianza y un grupo minoritario de empresarios.

En la última semana, después de negarle dos fotos consecutivas al presidente que intentaba darle estatura al cuestionado esquema de Precios Esenciales, los hombres y mujeres de negocios le manifestaron reconocimiento y apoyo a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, una figura siempre loada por los altos cuadros dirigenciales del sector privado.

El pasaje de los empresarios hacia el respaldo abierto a Vidal en reemplazo de Macri estalló en los últimos días al calor de una nueva devaluación del peso y del descalabro simultáneo de los mercados financieros. Con todo, las dudas y la desconfianza se volvieron moneda corriente entre ellos en la medida en que los planes económicos del gobierno no traían un nuevo ciclo expansivo sino una crisis productiva y financiera.

La reciente avalancha de quejas recorrió todos los medios de comunicación. Rápidamente ganaron espacio los «temores de los mercados», sujeto abstracto que en muchos casos esconde a grandes empresas del ámbito local, en el marco de una creciente «crisis de confianza» en las autoridades.

En ese entorno se destacó el reclamo de Guillermo Dietrich, el padre del ministro de Transporte homónimo. Dietrich padre se quejó por la devaluación, el nivel de la presión tributaria y la falta de una reforma laboral y en el Estado. Además, se mostró disconforme con las amenazas de sanciones que profirió el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, destinadas a las empresas que incumplan con los precios esenciales.

Este contexto de reclamos potenció el operativo clamor que montaron el martes en el aristocrático hotel Alvear Palace de Retiro unos 400 empresarios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). El presidente de la entidad, vicepresidente de la Unión Industrial (UIA) y líder de la COPAL, Daniel Funes de Rioja, acompañado por otros 15 dirigentes de grandes cámaras privadas, elogió el «profesionalismo», la «calidad de gestión» y la «visión» de Vidal y agregó: «Estas son las cosas que la Argentina tiene que buscar mirando hacia adelante. Sus desafíos van a ser nuestros desafíos».

En la ronda de preguntas, de rigor en estos eventos, la interrogaron directamente: «¿Va a ser candidata a presidenta?». Vidal respondió que no debido a su compromiso con Cambiemos y aprovechó la desazón del ambiente para escaparse por una puerta lateral.

En los pasillos del hotel, antes del almuerzo, asistentes aseguraron a Tiempo que la puesta del Alvear fue conjunta entre el Cicyp y el equipo de la gobernadora.

El apoyo a la bonaerense, sin embargo, no es percibido precisamente como virtuoso. Un empresario con fuertes vínculos con la política le dijo a Tiempo: «Lo que pasa es que hay desorientación total porque ven que al mando hay uno que no maneja bien lo político ni los negocios. En el Círculo Rojo creamos un monstruo. Todos estamos perdiendo guita, salvo las privatizadas», que junto con los unicornios de las tecnológicas son de las pocas empresas que siguen junto a Macri.

Pero hay más, porque la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y el Foro de Convergencia Empresarial (FCE), que fueron importantes referencias de las patronales contra el kirchnerismo y socios clave de este gobierno, «ahora están virtualmente diluidos», agregó la fuente.

El presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) integrante de la Mesa de Enlace y del FCE, reconoció que «se participa, pero con bajo perfil. Estamos en un momento de pausa. Trabajando en silencio para buscar consensos sobre temas clave. Sin ninguna duda decayó el apoyo empresario. Expresamente, en otros momentos electorales hemos manifestado por escrito la adhesión, pero hoy no lo podemos hacer porque fuimos abandonados».

Iannizzotto agregó en línea con Funes de Rioja (ver aparte): «Estamos bregando por un gesto político de unidad porque vemos que el país se encamina macroeconómicamnete a una situación delicada y no hay que esperar al 10 de diciembre».   «