Así como las finanzas nacionales perdieron esta semana ríos de divisas por la corrida cambiaria, el gobierno nacional perdió mucho del otro capital, el simbólico, el de la imagen, la credibilidad y la confianza, no sólo en el voto popular, como marcan encuestas recientes, sino también en las altas esferas del sector privado, que se despegaron de las turbulencias económicas y apuntaron contra la gestión política.

La crisis económica le volvió a complicar al presidente Mauricio Macri la agenda pública, como le había pasado el 16 de agosto –cuando le tocó ir al encuentro anual de AEA en medio del Gloriagate–. Esta vez el Consejo de las Américas, el foro empresarial más importante de esta semana, coincidió con el pico de tensión que disparó la devaluación del miércoles, que llevó al dólar hasta los 34,40 pesos.

Empujada por la expectativa, la concurrencia atestó las instalaciones del hotel Alvear Palace para sorpresa de la Cámara de Comercio y Servicios (CAC), organizadora y anfitriona.

A las 9, el jefe de Gabinete Marcos Peña ingresó, negó el fracaso económico y reclamó apoyo con inversiones. Pero «los mercados» le respondieron con una corrida que en cuestión de minutos llevó al dólar arriba de los $ 40 y, entonces sí, la enorme mayoría de los concurrentes desplegó fuego a discreción con la mira puesta en la figura del segundo de Macri.

Alerta rural

Entre los rumores se destacaba el que sugería que el gobierno podía retomar las retenciones a las exportaciones agropecuarias además de ejecutar algún tipo de control de cambios, dos recursos que se manejaban extraoficialmente antes de la corrida.

Desde el sector agropecuario, el CEO de Bunge, Raúl Padilla, atacó sin anestesia cuando habló de la «necesidad» de marcar los errores del gobierno en materia impositiva. Bunge es una de las exportadoras de granos que más se benefició por la quita de retenciones, pero como aceitera perdió beneficios cuando el gobierno recortó los reintegros a los exportadores industriales dos semanas atrás.

Otro que rechazó las retenciones fue el titular de la Sociedad Rural (SRA), Daniel Pellegrina, quien en diálogo con Tiempo rechazó los pedidos de Peña porque «las variables actuales del sector agropecuario son un apoyo concreto y explícito» al proyecto del gobierno.

Planteo industrial

Como hombre bien relacionado con el gobierno, el dirigente alimenticio Daniel Funes de Rioja intentó balancear las críticas que amontonaban sus colegas de la UIA presentes en el Alvear. Sin embargo, cuando le preguntaron si las empresas pensaban trasladar esta nueva devaluación a los precios de los alimentos, reclamó una rápida «normalización» del tipo de cambio y más «previsibilidad» de la política económica.

«Las inversiones van a venir cuando haya previsibilidad», remarcó ante la pregunta de este medio, si bien en la misma frase le bajó el tono a la devaluación: «Es coyuntural, no sé si es especulativa, lo que hay que atender es el largo plazo».

Uno que se mantuvo firme en su posición de los últimos años fue el titular de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi, quien despegó a Macri y su equipo de toda responsabilidad en la depreciación de la moneda aunque el gobierno, según se deduce de su declaración a los medios, se quedó corto: «Ahora es el mercado el que está haciendo el ajuste que no hicieron ellos», lamentó.

Mercantiles a tono

A pesar de las pésimas noticias económicas, los anfitriones no ocultaban su alegría por la exitosa repercusión del Council.

En líneas generales los directivos de la CAC se hicieron eco de la preocupación por la suba del dólar pero, como los dirigentes del gobierno que estuvieron en el Alvear y los industriales moderados, intentaron diferenciar entre lo coyuntural, donde encasillaron la crisis de la cotización de la divisa, y lo estructural, que asociaron al proyecto del gobierno de Cambiemos.

El que rompió la tónica fue el histórico dirigente de la cámara mercantil y titular de la Corporación América, Eduardo Eurnekian, quien expresó a Tiempo: «Al gobierno no le queda otra que pedir apoyo y no le va a servir de nada que cambie a las personas (por los ministros) si no cambia de mentalidad». Atribuyó el impacto político de la devaluación a la lentitud del gobierno y remató en dirección Balcarce 50: «Hiciste de avestruz, metiste la cabeza bajo tierra y ahora tenés el culo al aire, ¿Te das cuenta?». «