Que la nueva meta de inflación para este año nació con poca credibilidad lo pone de relieve el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), consulta que realiza el Banco Central a una cincuentena de consultoras privadas y universidades.

Según el REM correspondiente a diciembre y dado a conocer el pasado miércoles 3, los especialistas elevaron sus pronósticos de inflación hasta el 17,4%, cuando en el relevamiento anterior, publicado un mes antes, esa expectativa era menor, del 16,6%.

Es decir, los analistas percibieron sobre fin de año una aceleración de la inflación con impacto para todo 2018, en la misma sintonía que el gobierno y el Banco Central, razón por la cual subieron su meta de inflación del 10% al 15%, aunque cubran esa decisión con la idea de que la inflación está bajando en la Argentina.

Importa reseñar un detalle que no es menor: el último REM no incluyó las respuestas de todos los participantes habituales, sino sólo de los que alcanzaron a hacerlo antes del 28 de diciembre, día de la conferencia de prensa que mantuvieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, los ministros Nicolás Dujovne (Hacienda) y Luis Caputo (Finanzas) y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

Es decir, las respuestas del REM estaban marcadas por la idea de que la meta de inflación real era del 10% y que el Banco Central mantendría su política de fuerza, las tasas de interés muy elevadas, para lograr ese objetivo.

El relajamiento de la meta de inflación al 15% derivó en un incremento de las expectativas de los analistas para el alza de vida de este año. En ese sentido, algunos de esos mismos analistas han afirmado en la última semana que esperan una inflación cercana al 20%.

El otro detalle para tener en cuenta es que el 17,4% de expectativa de inflación es superior al 15% de la nueva meta “recalculada” por el equipo económico. En el ambiente financiero se considera, por ello, que será muy difícil que la meta se cumpla.