Tres de los intendentes del conurbano bonaerense con mayor llegada a la gobernadora María Eugenia Vidal despidieron a 1400 trabajadores en el primer día laboral del año. Se trata de Martiniano Molina en Quilmes, Ramiro Tagliaferro en Morón y Diego Valenzuela en el distrito de 3 de Febrero.

En el caso de Quilmes, los nuevos desocupados llegan a 500 y podrían incrementarse en las próximas horas, por lo que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) anunció que se mantiene en alerta permanente, además de confirmar a nivel nacional el paro previsto, con movilización incluida, para el jueves. Martiniano Molina, que había anunciado su intención de reducir la plantilla estatal en un 30%, empezó la “tarea sucia” en dependencias como Servicios Públicos, el Hospital Oller de Solano, el servicio de Niñez y Adolescencia y el Jardín Municipal.

Idéntico panorama sufren los empleados de la Municipalidad de Morón. El jefe comunal, Ramiro Tagliaferro, ex marido de María Eugenia Vidal, comenzó el recorte también con 500 despedidos, en este caso trabajadores de las áreas del Centro de Desarrollo Infantil, Niñez y Juventud, personal de la Casa de Abrigo para personas en situación de calle, y en las direcciones de Empleo, Políticas Ambientales, Higiene, Vialidad, Educación, Salud, entre otros sectores.

Por último, al menos por el primer día laborable del año, Diego Valenzuela, el periodista devenido en intendente de 3 de Febrero, cesanteó a 400 empleados, la inmensa mayoría de ellos de los centros de salud comunales, incluyendo administrativos y profesionales médicos, trabajadores sociales, psicólogos, obstetras, odontólogos y enfermeros.

En los tres casos se vivió un clima de gran indignación en cada uno de los accesos a los trabajos, ya que los despedidos fueron notificados allí de su situación, a través de personal de seguridad o, en el mejor de los casos, de Recursos Humanos, que con una lista que contenía decenas de nombres y apellidos les iban avisando si podían pasar o no a desempeñar sus funciones.