Este último miércoles, la Mesa Directiva de la Primera D resolvió que desde mediados de 2019 la quinta y última categoría del fútbol argentino volverá a disputarse con formato de torneos cortos y que los desafiliación no se definirán por el sistema de promedios. La noticia no debiera generar mayor impacto, aunque lo merezca: las reformas en la competición de la D son la punta de lanza para el resto de las divisiones del fútbol argentino, incluida la Superliga. “La idea es acompañar la iniciativa de que se jueguen los torneos cortos y sin promedios. Todo el fútbol argentino va para ese lado”, cuenta un miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino y asegura que será un tema a tratar en los próximos meses.

En julio de 2015, mientras se disputaba un campeonato de 30 fechas que arrancó en febrero y que terminó en noviembre con la vuelta olímpica de Boca, la AFA anunció que en 2016 se jugaría un torneo de seis meses, con 16 fechas y una final, para lograr una transición que acomode el calendario nacional al europeo. A partir de mediados de 2016, la búsqueda fue hacer un campeonato largo con cuatro descensos y dos ascensos para ir reduciendo la cantidad de equipos en Primera. Tras tres temporadas con ese formato, con el que Boca fue campeón dos veces y que ahora tiene a Racing en la cima de la tabla, distintos sectores empiezan a fomentar la idea de que están dadas las condiciones para el regreso de los torneos cortos.

El primer actor que lo tiró sobre la mesa fue Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA). Al gremio le preocupa que el calendario mínimo de partidos para un equipo de Primera División no supere los 30 juegos a la temporada. Eso, aseguran, es menos trabajo para los futbolistas. Sergio Marchi, titular de FAA, comenzó a discutir la idea con dirigentes de distintos clubes e incluso con Claudio Tapia, presidente de la AFA, y con Mariano Elizondo, presidente de la Superliga. Por la disparidad que genera y la supremacía que pueden llegar a mostrar los equipos grandes en 46 fechas, este tema entusiasma a la mayoría de los dirigentes de Primera. Marchi, además, busca que la Reserva se vuelva a jugar como partido preliminar.

Lanús propondrá que a partir de la próxima temporada vuelvan los torneos cortos, con el viejo formato de ida y vuelta. Serán 23 fechas, lo que obligará a programar partidos entresemana o a jugar los fines de semana de fecha FIFA. Ese será uno de los temas a destrabar, ya que a los grandes los perjudica desde lo deportivo y también desde lo económico, porque tanto Boca como River usan esos descansos para jugar amistosos a cambio de millones en el interior y exterior del país. La última semana, hasta Víctor Blanco, presidente de Racing, admitió que la idea tenía consenso entre los dirigentes.

La propuesta que llevará Nicolás Russo, titular de Lanús, una vez que termine la actual Superliga, también tendrá otros apartados: que dentro de los 18 convocados haya un menor de 18 años, un menor de 20 y un menor de 21, un sistema similar al utilizado en la Liga Nacional de Básquet. “Así, promovés jugadores de inferiores, los mostrás y podés generar ingresos con una transferencia. Pero, sobre todo, así manejás un presupuesto más chico: son juveniles, no jugadores de Selección. Sería una manera de emparejar”, explica Russo.

El final de los promedios también es un tema sobre el que aún no hay consenso. Para algunos clubes es una herramienta necesaria que permite a los equipos medianos competir en las copas internacionales sin sentir cómo al mismo tiempo aprieta la soga del descenso. Para otros se trata de un invento único del fútbol argentino. Es, al cabo, tan tradicional como discutir cada tres años el modelo de competición.