Los peatones tecnológicos se convirtieron en un problema para las ciudades. Miran la pantalla, no despegan la vista del piso, y en el mejor de los casos se llevan puestos a otros transeúntes, alguna columna o los bolardos incrustados en cada esquina. En el peor de los escenarios, cruzan sin mirar y ocurre una fatalidad, mal llamada accidente. Se podría evitar. La salida que pensó el Gobierno de la Ciudad no fue una campaña concientizadora en medios y vía pública. Prefirió apelar a los «semáforos para peatones distraídos», sobre el cordón, sincronizados con el semáforo de la calle, que les permite seguir con la vista del celular. La medida del Ejecutivo, además, generó un negocio: mientras en Rosario el mismo tipo de semáforo costó 30 mil pesos, en la prueba piloto de Capital se pagaron $ 200 mil. La beneficiaria es una empresa amiga del macrismo y de Nicolás Caputo, que lleva millones ganados estos años gracias a la cuestionada poda de árboles. Tampoco son más eficaces: solo los utiliza uno de cada diez peatones.

El 25% de los siniestros fatales ocurridos en 2016 en la Ciudad fueron protagonizados por peatones. Y según un estudio del Observatorio Vial Latinoamericano, el 16% de ellos transitan distraídos por algún aparato tecnológico. Ante esto, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta dispuso ensayar con semáforos para distraídos. El primero fue en la esquina de las avenidas Del Libertador y Ramos Mejía, en Retiro. Ahora, por una flamante ley de la Legislatura, en tres años deberán colocar otros en cercanías de institutos educativos, cruces con alta afluencia de transeúntes y esquinas peligrosas, como Corrientes y L. N. Alem.

El tema «peatón» busca ser política de Estado de la actual gestión. A pesar de que el discurso oficial habla de «achicar el gasto público», el gobierno porteño creó la Subsecretaría de Vías Peatonales, a cargo de María Clara Muzzio, con un sueldo de 140 mil pesos.

La instalación del semáforo en Retiro estuvo a cargo de Mantelectric. Otros 200 mil pesos demandó el segundo semáforo en la intersección de Santa Fe y Godoy Cruz, en Palermo. Y para la veintena que se avecina, la cifra será de millones. La Ciudad argumenta que, al ser prototipos y no estar fabricados en serie, los costos son más elevados. Pero el mismo semáforo, también prototipo, se instaló en Rosario a solo $ 38 mil, y además ocupa todo el cruce, por lo que es más visible. En Retiro dispusieron decenas de pequeños cuadrados LED sobre el piso, tipo «tortuga», no asimilables a un semáforo. Tampoco parecen ser más eficaces. Esta semana, en el marco del Día del Peatón, especialistas de la Federación Internacional del Automóvil para Latinoamérica observaron las conductas de 2734 peatones que cruzaron por las esquinas de Retiro y Rosario: solamente el 14% se apoyó en estos semáforos en vez de los tradicionales. Casi el 40% cruzó en rojo.

Mantelectric lleva ganados millones en la ciudad en la última década, en áreas tan disímiles como la instalación de luminaria urbana LED (tiene a su cargo dos de las nueve áreas del alumbrado público, por 104 millones) y la poda de árboles. En varias de esas licitaciones se presentó como UTE junto a la empresa SES SA, que tiene entre sus principales accionistas a Nicolás Caputo, íntimo amigo de Mauricio Macri. Un informe del legislador José Cruz Campagnoli (FpV) apunta que entre 2012 y 2015, la unión de Mantelectric y SES se adjudicó obras de mantenimiento de espacios verdes en diferentes comunas por $ 245.766.282. En la poda de árboles, Mantelectric no tenía antecedentes, salvo trabajos de jardinería. Eso no le impidió obtener los contratos para desempeñar el servicio en las comunas 2, 12, 13 y 14, en todo el Parque Tres de Febrero. No es un servicio menor: en diciembre de 2015, Mantelectric facturó la poda de 359 árboles, más 82 m3 de veredas, en $ 1.749.215 al mes. En ese momento, el auditor general de la Ciudad, Facundo del Gaiso, hablaba del «negocio de la poda».

Mantelectric fue aportante a la campaña del PRO en 2007 y 2009. En los últimos años amplió su rango de trabajos: por «Tareas y Servicios de Mantenimiento de la Red Pluvial y Obras Complementarias», cobró más de 95 millones. E incursionó en el mantenimiento edilicio y de recursos físicos de hospitales y escuelas. En el Rivadavia obtuvo  126,2 millones de pesos (más 12,4 millones extra los meses posteriores), y en el Piñero y el Durand fue denunciada –junto a Riva y Lesko SA– por sobreprecios y «administración fraudulenta». Según el Sindicato de Obreros de Maestranza, en siete años de concesión «tenían declarado apenas un trabajador de maestranza». 

Hacia dónde hay que mirar

Según informó la Dirección de Seguridad Vial de la Ciudad, los semáforos peatonales serán monitoreados por el Observatorio de Seguridad Vial, que «analizará las conductas de los peatones», comparando estudios hechos antes y después de la colocación, y examinando aspectos como la cantidad de peatones que cruzan en rojo, e incluso «hacia dónde dirige la mirada una persona». La ley que acaba de ser sancionada por la Legislatura porteña fue una iniciativa del diputado Marcelo Guouman (SUMA+). «El 57% de las víctimas de tránsito en la Ciudad tienen entre 15 y 34 años. Todos los actores de la sociedad debemos contribuir para disminuir ese porcentaje», dijo el legislador. «