Al final no fue casualidad, como dice la canción. Rubén Fernández –más conocido como «Meno»–, voz líder y guitarrasta de los Rancheros, cree que llegar a la cima del éxito fue un trabajo duro. Pero lo que lo tiene más orgulloso es haber logrado la tranquilidad para sobrevivir al éxito, y aún tener entre 90 y 100 shows al año por todo el país y en Latinoamérica, en agosto tener programados 14 shows por Estados Unidos, para luego irse a tocar a España.

En el verano del ’94 fue la explosión del grupo. Los Rancheros nacieron en 1989 tras la disolución de la banda Autobús que, producida por David Lebón, había tenido un hit en los ’80 (rodaban con Soda y Los Enanitos Verdes) pero a mitad de camino varios integrantes se fueron a tocar con Calamaro. Los que se quedaron tomaron el nombre de la quinta donde ensayaban, en el oeste del Gran Buenos Aires. Lanzaron en 1991 su primer disco homónimo, producido por Andrés Calamaro. Pero el éxito llego con el segundo disco, Tierra bendita, que salió en septiembre del ’93; el séptimo tema, «Casualidad», los consagró. «Sonamos en todos lados. En las discotecas éramos una fija, para la apertura o para el cierre. No era un tema bailable pero había calado hondo», cuenta Fernández. Tocaron como invitados con de Sting y James Taylor en Vélez.

«La primera parte de ese verano la pasamos en Córdoba. Una noche estébamos en el hotel y cayó una combi. La Mona Giménez nos mandó a buscar para que vayamos a su recital y toquemos. Sus músicos le habían comentado de nuestro éxito. Nos llevaron a un estadio del centro donde habían tocado León Gieco y otros referentes del rock nacional en plena dictadura y que habían virado hacia el cuarteto, como Chébere, La Mona y Trulalá. Fue una locura», cuenta el cantante.

Para aquel segundo disco habían mandado unos 60 temas a la discográfica. «Pero los que estaban a cargo en la Sony eran medio sordos. Había canciones que luego fueron éxitos, pero me dijeron que faltaba uno fuerte. Les mandé 20 canciones que habían dejado a afuera del primer disco y les encantaron. Pegó tan fuerte que tuvieron que traer CDs de Europa». «