El 12 y 13 de mayo se llevará a cabo el 1er Congreso Nacional ESI y construcción de Nueva Ciudadanía, organizado por ATTA-DIVAS en la Universidad Nacional de Santiago del Estero (Av. Belgrano 1912)

La secretaría de DD HH de la institución explica en su gacetilla de invitación que Argentina es un ejemplo en la región en torno a la conquista y ampliación de los derechos en términos de una ciudadanía sexual de las políticas educativas. Pero “la gran paradoja de Argentina con respecto a la región, se centra en que el Estado materializó demandas legislativas que propician un marco de derecho para llevar adelante una Ciudadanía Sexual activa en los distintos ámbitos de las instituciones del Estado, pero sin embargo en la población y en particular en los agentes de educación, salud, justicia, etc. no se asumió la misma con igual énfasis quedando solo el orden jurídico como ‘expresión declarativa’ y hasta se podría decir que existen más derechos que sujetos empoderados de tales derechos.”

La Universidad de Santiago del Estero entonces pone en escena de debate la política de la inclusión y de la exclusión así como las categorías de visibilidad – invisibilidad. En charla con la docente y escritora Sabrina Testa, quien presentará su libro La Existencia de la Mocha Celis o la visibilidad en la invisibilidad educativa, explica algunos puntos del congreso y de su libro sobre el bachillerato para personas trans. La mesa representativa de la CABA contará con la presencia de María Rachid, Claudia Mazzenzo, Ornella Infante y Gian Franco Rosales.

-¿En qué va a consistir la presentación de tu libro La existencia de la Mocha Celis?

-La hipótesis principal que maneja el texto es que la fundación de este bachillerato da cuenta de que el parámetro de inclusión planteaba la ley 26. 206, ley de educación nacional no se cumple para aquellas personas que salen del binario mujer/hombre. Uno puede sospechar que el formato de la educación percibe un perfil de alumno responda a la heterosexualidad obligatoria.

-¿Qué representa la ley de Educación Sexual Integral (ESI)?

-Si bien es un gran avance, habla de “procurar igualdad de trato para varones y mujeres”. Esta dualidad binaria hace perder la igualdad porque quedan por fuera las sexualidades disidentes, como las personas trans. No se trata de hablar de eduación sexual sino que hay que educar la mirada sobre el ejercicio de una identidad de género que sea realmente integral.

-¿Qué conquistas logró el bachillerato?

-Se fundó con la idea de sacar a las subjetividades trans de la situación de desigualdad educativa. Luego, empoderarlas como sujetos críticos y conocedores de sus propios derechos. Finalmente, formarlos en el acceso a un empleo. 

-¿Qué rol cumplen estas jornadas dentro de la educación en general y universitaria?

-Por experiencia, en mi formación no tuve una materia sobre ESI. Lo hice de manera autónoma y ahora en un magíster sobre Políticas de género en la UNTREF. La problemática cobró una visibilidad recientemente. Hay mucho por hacer desde la visión docente. Todavía escuchamos discursos de la biología como constructora de identidad sexual. Debemos seguir trabajando sobre la ESI.

-¿Qué ejemplo podés mencionar de este “binarismo”?

-En el espacio público, el tema de los baños para mujeres y para varones. Hay un sistema de supervisión que sostiene esos carteles que marcan una violencia simbólica porque sostienen el ideal de la heterosexualidad obligatoria. Sería en este caso un baño mixto, desde mi experiencia, yo entro a un baño de mujeres y las minas me miran raro, me confunden con un tipo o comentan entre ellas “qué hace este pibe acá adentro”. Cuando entro a un baño de tipos, a veces, paso desapercibida. Yo no me identifico ni como hombre ni como mujer. Desde lo público se construye la mirada sobre lo privado.

-¿Por qué la universidad de Santiago del Estero organizó este congreso nacional?

-El año pasado salió el libro El niño homosexual en la escuela primaria y en la Biblia. Sus autores Luisa Paz y Jorge López hicieron un estudio de campo sobre una escuela primaria en la que hay una subjetividad trans. Ellos muestran cómo en esta escuela inserto en esta provincia existe todavía un paradigma altamente biologicista, moralizante y muy atravesado por la mirada de la religión católica. Es totalmente, demonizante: el pecado encarnado. Si la ley es nacional, ¿hasta qué punto esto se cumple?

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