La Fundación Pro Tejer, en la que militan las empresas textiles y los sindicatos del sector, cruzó al ministro de la Producción, Francisco Cabrera, y exhortó al gobierno nacional a «entender bien» la situación económica por la que están atravesando las compañías de ese ámbito de la industria local, uno de los más expuestos ante el ingreso de productos extra fronterizos.

Con un duro comunicado, Pro Tejer salió al ruedo para contrarrestar los dichos de Cabrera, quien en esta semana negó en varias entrevistas que el sector textil esté sufriendo ingresos desde otros mercados e incluso rechazó que estén cerrando pymes. Además, el sector defendió sus niveles de eficiencia como producto de las inversiones que niveló en el orden de los 3.500 millones de pesos «en los últimos años».

«La realidad económica por la que se encuentran atravesando las empresas y trabajadores de la cadena de valor textil indumentaria dista de ser bien comprendida por parte del gobierno nacional, lo que se desprende de las exposiciones y salidas de prensa de sus funcionarios», arranca diciendo el comunicado que la entidad textil emitió hoy.

Contras las expresiones del cuestionado ministro, el mensaje suma que la cadena de valor en cuestión «culminó el 2016 impactada por el problema de una sensible caída de la demanda sectorial, fenómeno que convivió con un incremento de las importaciones que alcanzaron los 1.408 millones de dólares lo que implicó un aumento del 1,8% en dólares y del 6,7% en toneladas respecto del 2015».

En este sentido, el comunicado expresa que el tamaño del mercado textil indumentaria a 2015 era de 500 mil toneladas «que eran abastecidas por mitades entre la producción nacional y los productos importados». Por lo que destaca que «una estimación conservadora permite afirmar que el mercado total a 2016 se redujo en un 15%, llevándolo a un tamaño aproximado de 425 mil toneladas, ahora provisto por 260 mil toneladas de productos importados (61%) y el resto por la producción nacional que se quedó con menor participación en un mercado más reducido».

Después de la multitudinaria movilización de la CGT el martes, a la que también asistieron asociaciones empresarias del sector pyme, el gobierno ratificó los lineamientos elementales de su plan económico. De hecho, en muchos sentidos redobló la apuesta por medio de sus principales funcionarios, que el mismo día de la marcha defendieron la gestión oficial y contraatacaron en duros términos.

Cabrera, en particular, aseguró en una entrevista televisiva que «los argumentos de la CGT son falsos. No hay lluvia de importaciones ni baja del empleo. Hay crecimiento; no todo el que es necesario, pero hay», una afirmación que combinó con el frecuente recurso de la pesada herencia de los gobiernos que precedieron al de Mauricio Macri.

Pro Tejer contestó que la visión oficial sobre la administración del comercio «subestima el daño que provocan las importaciones en el empleo y el nivel de actividad industrial. La decisión desacertada de fin del año 2015 de firmar todas las DJAIs pendientes (incluso duplicadas y rechazadas) y el alargamiento del plazo de su utilización a seis meses, propició el fin del proceso de sustitución de importaciones» con un aumento de las importaciones del 21% en kilogramos solo en el primer semestre del año, lo que «en un contexto de caída del consumo no pude ser revertido durante la segunda mitad del año».

La asociación textil remarcó que el 80% de lo que ingresó en 2016 sustituyeron productos que se fabrican en empresas argentinas, mientras que el 64% provinieron de Asia, donde se produjeron en condiciones laborales denigrantes. Además destacaron que la mayor cantidad de lo importado correspondió a productos del final de la cadena, como prendas de vestir y confecciones para el hogar.

La entidad empresaria-sindical cuestionó también el argumento del gobierno que señaló que las importaciones sectoriales caerían un 14% si se considera el contrabando. «Se trata de una visión incompleta porque si se consideraran todos los canales que aportan a la oferta del sector tendríamos que sumar en 2016 el ingreso de productos textiles por la instauración del sistema del puerta a puerta, el expansivo aumento de las compras de argentinos en el exterior, la mudanz de los procesos de contrabando del puerto de Buenos Aires a las fronteras terrestres del norte del país, además del constante contrabando hormiga que entra en forma permanente desde los países limítrofes» de esa región.

Por último, el contraataque de Pro Tejer destacó «el impacto dañino producido por la reciente medida inexplicable de la AFIP que permite incluir dentro del blanqueo a los 4.000 containers que se encuentran latentes en la Aduana» abandonados por su origen ilícito con 80 mil toneladas de producción textil.