Este sábado 1° de febrero comienza en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) la décimo primera edición del Ciclo de Teatro de Títeres y Objetos que ya se ha convertido en un clásico, ya que se realiza en forma ininterrumpida desde el año 2009 durante la temporada de verano.

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(Foto: Prensa)

Las obras para público adulto que podrán verse son: Aleluya erótica, del Grupo Libertablas; y del mismo grupo Acerca de Discépolo, pensada para jóvenes y adultos; Coghlan, de Sergio Mercurio protagonizado por Teresa Orelle, espectáculo invitado de la provincia de Buenos Aires y La sombra diabla, espectáculo de sombras de Ada Dorrego y Marisa Taboadela.

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(Foto: Gentileza Lihuel-Gonzalez)

En el rubro infantil destinado a toda la familia podrán verse Chocolate por la noticia, de Mariano Cossa, interpretado por Sandra Antman, Ema Peyla y Mariel Lewitan; Liebre, de Daniela Fiorentino y Carlos Peláez; Evitácora, de Ana Alvarado, con Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo; Con esta lluvia, de Silvina Reinaudi y Carlos Martínez y Paseo para títeres y orquestaespectáculo de títeres y música en vivo sobre Cuadros de una exposición de Mussorgsky, por el Cuarteto Polok y Compañía de títeres Pole Pole.

Tiempo Argentino dialogó con la curadora del ciclo, la titiritera Antoaneta Madjarova.

Los títeres tienen una tradición enorme en Asia y en Europa. No así en Argentina. ¿De qué modo han logrado que el CCC tenga un ciclo de títeres desde hace tanto tiempo y tan exitoso?

-El arte de los títeres es milenario, aparece al inicio como atracción para adultos y lo siguió haciendo durante siglos y siglos. En la historia de la humanidad siempre existieron datos de la existencia de presentaciones con títeres y en las épocas más lejanas de teatro de sombras. Recién en el siglo XX con la llegada de un gran creador ruso, Serguey Obraztsov, empiezan a producirse una gran cantidad de obras para niñes, pero el arte de los títeres no es que se reduce al público infantil y escolar, sino simplemente se produce un desequilibrio entre la producción de títeres para adultos y niñes. El títere toma un camino diferente en comparación con la antigűedad. Empieza a tener usos en el cine, en el teatro, como herramienta didáctica, con fines terapéuticos etc. Aunque parezca mentira el títere está presente en muchos rubros. En el CCC está presente desde nuestro inicio y como siempre digo, la fuerza de su presencia se da porque tenemos mucha actividad con títeres: están en la cartelera durante la temporada, tenemos el programa Arte en la escuela, por el que nos visitan alrededor de 22000 alumnes todos los años, fundamos el Premio Nacional Javier Villafañe para teatro de títeres y objetos, editamos el libro Títeres en palabras con obras dramáticas para teatro de títeres de autores nacionales de todas las provincias, tenemos investigaciones y generamos trabajos teóricos sobre el arte de los títeres dentro del Área de Investigación en Ciencias del Arte (AICA). Por eso la existencia del Ciclo de títeres y objetos no es una casualidad, sino un resultado, o mejor dicho complementa toda esa enorme cantidad de actividades titiriteras. Nuestro mayor objetivo es no solo preservar la tradición de este arte milenario, sino también formar nuevos públicos para teatro de títeres para adultos y dar la posibilidad de mostrar lo mejor de la producción de este género.

-¿Se ha logrado consolidar un espectador de títeres para adultos a través del ciclo?

– Las obras de títeres para adultos tienen su público, no solo porque existe nuestro Ciclo sino en general, pero tal vez no es tan amplio como el público infantil. Tener la posibilidad de mostrar también obras de las provincias argentinas abre otro panorama. El año pasado tuvimos 6 funciones llenas de la obra No quiero morir desnudo de César Brie y Jorge Onofri. Y este año tenemos una programación muy variada para público infantil, adultos y adolescentes.

-Con frecuencia se relacionan los títeres con la escuela. Me gustaría que se refiriera al títere como arte fuera del ámbito de lo pedagógico.

-Los títeres para la escuela creo que es una expresión que instalaron un poco Sarah Bianchi y Mané Bernardo en una época en la que predominaba el elemento didáctico. Esta tendencia también existía en muchos países europeos y fue impulsada también en Rusia por el mismo Serguey Obraztsov con el objetivo de educar a los más pequeños a través del arte. Hoy no creo que sea así. Las obras de títeres que se ven en la cartelera teatral circulan también por las escuelas. Puede haber un porcentaje de obras estrictamente didácticas, pero son la minoría. En realidad pienso que les niñes aprenden todo los días de la vida, de la escuela y del arte, porque están en un proceso de formación. El tema es cómo les trasmitimos los contenidos y que no sea una bajada de línea.

El ciclo del CCC es de Teatro de Títeres y de Objetos. ¿Podría referirse a este último? ¿Qué es, en qué consiste?

-En realidad para mí el teatro de títeres y de objetos es un solo término. El títere es un objeto y se convierte en personaje cuando se le otorgan cualidades humanas y lo ponemos en situación dramática o, como decimos en lenguaje titiritero, «le damos vida». Hay obras en las que los personajes son objetos, no muñecos y tal vez por eso en un momento de la historia el títere, por los años 70, se empiezan a diferenciar los dos modos, pero insisto en que para mí la diferencia es discutible.

-¿Cómo curadora del ciclo cuáles fueron los criterios que aplicó en la elección de las obras y los elencos?

-En el CCC somos un equipo que define toda la programación, no solo del Ciclo y de la cartelera infantil. Los criterios que aplicamos son debatidos y funcionan en común. Apostamos a la calidad artística, a la diversidad de temáticas, poéticas y técnicas de manipulación. Tratamos de seleccionar buenos productos artísticos en todo sentido y, al mismo tiempo, ofrecer a los elencos de títeres este maravilloso espacio del CCC, que se ha convertido en un polo del arte y la cultura en la ciudad. También la programación está ligada con las demás actividades titiriteras como dije antes. Muchas veces incorporamos al Ciclo las obras ganadoras en los Premios Javier Villafañe, que se entrega cada 2 años. Este año se hará la 5° edición en el mes de noviembre.

-¿Qué formas de manipulación diferentes podrán verse en el ciclo?

-Creo que no se trata de diferentes técnicas, sino de diversidad de puestas en escena y poéticas. Hay obras que utilizan las técnicas más tradicionales como el títere de guante y de varilla, títeres con manipulación directa donde vemos los actores en escena, muchas obras combinan la actuación, los títeres y los objetos, teatro de sombras, dibujos y música en vivo en el caso de la obra Paseo para títeres y orquesta sobre la famosa obra musical Cuadros de una exposición de Mussorgsky.

-¿Cómo se forma un titiritero en la Argentina?

– Es muy importante para el desarrollo y la difusión de un arte la formación de nuevos artistas. En Argentina tenemos la suerte de tener la única carrera universitaria en teatro de títeres en todo el continente. Es la Licenciatura en Artes Escénicas focalizada en teatro de títeres y objetos en la UNSAM. También está desde hace muchos años la escuela que fundó Ariel Bufano. Muchos artistas se formaron en la Escuela de Avellaneda y otros en varios talleres y cursos que realizan destacados titiriteros argentinos.

-¿Cómo nació su vocación por los títeres y de qué modo se formó?

-Yo soy de origen búlgaro y me formé en Sofía, en la Universidad Nacional de Teatro y Cine, donde desde los años 60 del siglo pasado todas las carreras artísticas son a nivel universitario. Previamente estudié en la Escuela de música y obtuve el título de profesora de piano.