Por segunda vez desde que llegó a la presidencia, Mauricio Macri recibió a ex combatientes y a unos 200 familiares de los 649 argentinos caídos en la Guerra de Malvinas. La foto del evento pareció repetida, pero entre el encuentro del 2017 y la cita de este lunes, 90 de las 131 tumbas NN de soldados enterrados en el cementerio isleño de Darwin, ya fueron identificadas a partir de la única política de Estado sobre Malvinas que Cambiemos continuó luego de la finalización del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Para el gobierno kelper, el reconocimiento de los soldados argentinos ocupa un segundo plano. El primer lugar de las prioridades gira en torno a Darwin, pero está concentrado en la localidad de Prado del Ganso, o “Goose Green”, el escenario de una de las batallas más sangrientas del conflicto antes del final de la guerra, cuyo desenlace se jugó en las montañas Tumbledown y Two Sisters, en los alrededores de Puerto Argentino. Goose Green es el segundo pueblo más importante de las islas, y sus terrenos fueron oficialmente liberados de minas explosivas luego de 36 años. Los trabajos son realizados por la contratista DYNASAFE Bactec, que realiza limpieza de esos campos desde 2009 con maquinarias y con empleados trasladados de colonias británicas, y también trabajadores africanos, que luego de la exploración juegan un partido de fútbol sobre el terreno minado para hacer control de calidad. Las operaciones de desminado podrían concluir luego de 2020 pero en lo que va del año, el Reino Unido ya pagó 16 millones de libras.

La nueva carnalidad

El proceso de identificación de los restos enterrados fue posible gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con la intermediación de la Cruz Roja Internacional entre Londres, Buenos Aires y el gobierno isleño. La identificación lleva un lustro de esfuerzo (y mucho sacrificio de los familiares), pero finalmente se encauzó en diciembre de 2016, cuando el entonces vicecanciller Pedro Villagra Delgado se reunió en Londres con el ministro de Estado para Europa y América del Foreign Office, Alan Duncan. Allí reanimaron la declaración conjunta que había firmado tres meses antes el mismo funcionario inglés con Carlos Foradori, criticado y removido luego por la rúbrica de un documento que retomaba la política impulsada durante el menemismo para hacer un paréntesis en materia de soberanía, y ratificar los reclamos, pero avanzar en intercambios humanitarios y económicos.

Desde diciembre de 2016, Duncan y Villagra Delgado autorizaron al “Comité Internacional de la Cruz Roja a iniciar el proceso de reconocimiento de los soldados argentinos no identificados enterrados en las Islas Malvinas, reiterando que los deseos de las familias involucradas son de la mayor importancia”.

Las críticas contra la aplicación de esa declaración conjunta cosechó una incómoda comparecencia de Foradori ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, por decisión de su entonces presidenta, la chaqueña Elisa Carrió, que acusó al funcionario de avanzar en un diálogo con Gran Bretaña sin consultar al Congreso. Quince meses después de esa autorización, Foradori no es vicecanciller, su entonces jefa inmediata, Susana Malcorra ya no encabeza el Palacio San Martín, y su sucesor es Jorge Faurie, que se prepara para continuar con la declaración conjunta firmada en septiembre de 2016, durante el Foro Internacional de Inversiones que organizó la Casa Rosada.

El plato fuerte de los kelpers

Los hitos inmediatos para este año, luego de la visita argentina a Darwin, pasan por la posible firma de un acuerdo pesquero, que buscará reactivar el convenio de colaboración científica firmado en los noventa y afinar la puntería en el control de la Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada en el Atlántico Sur. Este año, antes del viaje a Darwin, la cancillería informó sobre una reunión entre Jorge Faurie y el embajador británico en Argentina, Mark Kent. En la cita «se consideró la reanudación de las actividades de cooperación científica para la conservación de los recursos pesqueros en el área comprendida entre la latitud de 45° Sur y 60° Sur del Atlántico Sudoccidental y la convocatoria de la próxima reunión del Subcomité Científico de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS) que tendrá lugar en mayo con la participación de delegaciones de funcionarios de los Ministerios de Relaciones Exteriores y expertos y científicos de ambos países”.

Cuando se reúna en mayo el subcomité de la CPAS se formalizará la segunda etapa de la relación argentina con Gran Bretaña, con el objetivo de reinaugurar la explotación pesquera conjunta a partir del intercambio de información científica sobre la evolución de la merluza negra y el calamar illex, dos especies de alto valor en el mercado internacional que forman parte de la balanza comercial de los kelpers.