Jaime James, mejor conocido como Louta, está encerrado en su departamento de dos ambientes de Colegiales. Ni más ni menos que como lo marca la normativa de aislamiento social obligatorio. No son tiempos para excentricidades ni salidas temerarias. Pero en diálogo con Tiempo el cantante y compositor confiesa que transita estas restricciones con tranquilidad. Que una vez más es la música la que lo saca a flote. Escucharla, hacerla, planearla. Hace pocas horas Louta lanzó el single «De este lado de la foto» y sueña con editar un disco completo a la brevedad. «Es mi forma de ser. No puedo parar. Sería hermoso responder con un puñado de canciones nuevas a toda esta cosa oscura que nos toca enfrentar», reflexiona.

Existen múltiples formas de mensurar el fenómeno Louta. Una de ellas es los más de 20 millones de escuchas que tiene en Spotify. Nada mal para un chico de 25 años que hasta no hace tanto no sabía que se iba a dedicar a la música. Jaime James disfruta de su presente, pero no se pasa de rosca: «Es raro lo que estamos viviendo. Me meto en lo cotidiano y no es tan diferente a cómo eran las cosas antes de la cuarentena. Sigo mi ritmo, hago mis cosas: la música me acompaña cada segundo. No me preocupa la cuarentena en sí. Creo que es necesaria y que todos tenemos que hacer nuestro aporte. Me preocupa su efecto social, sobre todo en los que menos tienen. Me gustaría que la humanidad pudiera derrotar a este virus cuanto antes. Y para lograrlo no queda otra que unirnos. Tenemos que resistir. La necesidad de sobrevivir es inherente a los humanos y espero que se exprese en forma colectiva».

Lo nuevo de Louta se llama «De este lado de la foto» y puede sorprender a muchos. Se trata de una balada despojada, intimista, que no incluye ningún beat o efecto percusivo. Apenas una especie de piano eléctrico con sonido manipulado tira algunas notas mientras Louta canta, rapea, habla, silba y –parece– se desangra. «Me quedé casi en cero en mi temporal», confiesa con una nostalgia y fragilidad casi de crooner. El tema ya tiene su clip, el cual fue dirigido por José Fogwill. El video subraya la idea de soledad que la canción respira en cada segundo y parece destinado a sumar visitas de a millones.

–En «De este lado de la foto» mostrás un registro más intimista que nunca. ¿Te costó encontrar ese tono?

–La verdad que no. Tuve la idea y me mandé a grabarlo. Tengo un amigo de la infancia que se llama Pablo Monti. Nos conocemos desde los cuatro años y le muestro todo lo que hago. Le pasé una especie de maqueta por WhatsApp de lo que iba a ser «De este lado de la foto» y le encantó. Yo sentí que había encontrado algo y le di para adelante. Me pareció un tema distinto, con otro enfoque. Creo que a medida que avance en mi carrera voy a entender menos lo que hago. Y eso es genial. Quiero dejarme llevar. Probar mil y una cosas. No estoy para cumplir las expectativas de nadie. No me quiero encerrar en ningún lado. Voy pasando por diferentes lugares y aprendo. Pero no pretendo quedarme definitivamente en ninguno.

–¿Esa libertad qué precio tiene?

–A veces es difícil ser libre. Muchas veces uno tiende a ecualizarse con los demás. Por miedo a ser malinterpretado o lo que sea. Le pasa a todo el mundo. Políticos, periodistas, deportistas: a todos. Pero me parece que de esa manera perdemos la capacidad de sorprendernos, perdemos riqueza. Es lo que quiero evitar. Me puede salir bien o mal, pero estoy decidido a hacer y a no dejarme llevar por el qué dirán.

–Las redes generan espacios de discusión y polémica permanentes. ¿Te preocupa que asumir más libertades genere ruido por ese lado?

–No. Siempre veo buena onda y si no hay buena onda, no me engancho. Creo que en algún punto los cambios que voy haciendo no sorprenden tanto porque nunca me puse ninguna casaca. No pertenezco a ningún club y por ende nadie puede decirme que no respeto tal o cual código. Igualmente, tengo claro que no se puede conformar a todo el mundo y no me interesa intentarlo. Sí me interesa crecer y probar cosas nuevas.

De familia

Jaime viene de una familia de artistas. Su padre es Diqui James, uno de los creadores de De La Guarda y Fuerza Bruta. Su madre, Ana Frenkel, es directora de teatro y fundadora de El Descueve. El cantante y compositor construyó su meteórica carrera con convicción y audacia. Pero quizás algo de la experiencia familiar le haya sumado solidez a ciertas decisiones.

–¿Creaste un personaje como Louta para estar más resguardado?

–Es muy probable. Hay cosas que salen sin pensar demasiado. Que en un principio uno asume que vienen de la nada. Pero cuando te ponés a raspar siempre aparece el inconsciente. Todo empezó como un juego. Como escucha siempre me interesó la obra de cada músico, quién era el que la hacía venía mucho más atrás en mis preferencias o directamente no me interesaba. Proponer un personaje me resulta mucho más divertido. Además, antes de que saliera mi primer disco también necesitaba romper conmigo mismo. Entonces lo de Louta también sumó mucho por ese lado. Lo lúdico siempre es bueno para lo creativo. El día de mañana hasta puedo sacar un disco solista como Jaime James y que sea muy diferente. Eso es lo que me gusta: que pueda pasar cualquier cosa.

–Hoy se trabaja mucho con simples y vos también lo hacés. Pero al mismo tiempo editaste dos discos y estás trabajando en el tercero.

–Sí, me gustan los discos y me gusta laburar mucho. Voy a toda velocidad. No lo puedo evitar. Sueño con editarlo en pocos meses, como una forma de enfrentar todo lo que pasa y acompañar a la gente. Veremos. Tampoco me quiero volver loco. Pero con las herramientas digitales que tenemos hoy se puede hacer un disco a distancia sin mayores problemas. Tengo muchas ideas y algunas están más avanzadas que otras. Pero me encantaría poder terminarlo pronto.

–La pandemia está generando mucho dolor en todo el mundo. ¿Pensás que podremos sacar alguna enseñanza positiva de todo esto?

–Me gustaría que así fuera. Creo que ante una situación tan extrema lo que se necesita es una unión verdadera. No expresiones de deseos, palabras lindas o marketing. Tampoco una unión para que todos seamos iguales. Tenemos que entender dónde estamos parados como sociedad y como humanidad. Y a partir de ahí ponernos un objetivo y caminar en esa dirección. De esa manera interpreto la unión. Por ejemplo, considero que el gobierno argentino tomó con mucha seriedad la pandemia y adoptó medidas importantes con premura. Pero si países como Brasil y unos cuantos más no lo hacen, la enfermedad va a seguir extendiéndose. Este es un momento para mirar las cosas de otra manera. Hay un montón de diferentes planos en esta pandemia y hay que estar atentos a todos. Yendo incluso a lo micro, hay familias con problemas importantes que ahora se ven obligadas a convivir las 24 horas. En ellos también caerá la responsabilidad de hacerlo de la mejor manera. Aunque muchos no lo crean, estamos viviendo una lucha por la subsistencia.

EN FOCO

Louta editó el simple «De esta lado de la foto». El lanzamiento está acompañado de un clip dirigido por José Fogwill junto al propio Louta.

La música como antídoto personal 

Con apenas dos discos Louta (2016) y Enchastre (2018), y un puñado de singles, Louta se transformó en un referente para miles de jóvenes. Su desparpajo para combinar múltiples géneros y su determinación lo ayudaron a forjar una carrera que amenaza con seguir creciendo. Pero no todo fue sencillo. Hasta poco antes de subir su primer disco a YouTube, Jaime estaba deprimido y no sabía qué hacer con su vida.
«Sí, estaba deprimido. Sentía que era una persona creativa, que podía dar cosas, pero no sabía dónde ni cómo. Por eso me angustié. Estaba casi inmovilizado. Pero de a poco empecé a salir y la luz definitiva me la dio la música. Me abracé a la música, sentí que era por ahí y no paré. Hacer cosas que a uno le gustan le hace bien al alma. Creo en eso y trato de practicarlo todos los días de mi vida. Es la mejor forma de cuidarse y disfrutar», confiesa.

Sin escenario

Una de las características que determinan la personalidad de Louta son sus presentaciones en vivo. Tanto su carisma como el cuidado en sus puestas sobre el escenario se transformaron en otra de sus marcas registradas.

–¿Extrañás los shows?

–Muchísimo. Ni te imaginás. Es lo que más extraño. El otro día veía la filmación de uno y parecía otro mundo. Había un montón de gente apretada, saltando, disfrutando. Ese tipo de ceremonias eran geniales. No sé cuándo volverán. Ojalá sea lo más rápido posible. La música se termina de completar con la gente. Las canciones son una parte. Yo hago las canciones, las canto y las grabo. Me gusta que circulen. Pero sobre un escenario adquieren otra dimensión. Desde mi punto de vista, se completan. O al menos encuentran una variante emocional diferente. Pero bueno, tendremos que tener paciencia. Es por el bien de todos. Ya volverán los tiempos en los que podamos disfrutar de los shows como todos nos merecemos. Incluso tengo algunas ideas nuevas que quería tirar sobre el escenario. Un par las estaba probando y por ahora quedaron en pausa. Pero creo que cuando las podamos desplegar les van a sumar mucho a las presentaciones en vivo. La idea es siempre sumar novedades, no quedarse en lo cómodo de repetir. Así es como me gusta hacer las cosas.