Desde hace décadas Federico Gil Solá ejerce una proverbial costumbre: entrar y salir de escena. No se trata de una estrategia de marketing ni de un oportunismo estudiado. Responde, en todo caso, a un pulso vital alojado en su ADN. En los 80 formó parte de la banda Wire Train, una esperanza del post punk de San Francisco (EE.UU.) que logró entusiasmar al mismísimo Bono de U2; en los 90 fue una pieza clave para que Divididos explotara y encontrara las coordenadas fundamentales de su identidad; y en los 00 lanzó con entusiasmo su carrera solista bajo el nombre de Gil Solá & Exiliados. En todos los casos un silencio –más o menos abrupto– clausuró o puso en larguísima pausa la experiencia. Ahora llegó el tiempo de “Operación retorno”, tercer disco de Gil Solá & Exiliados y primero en –nada más y nada menos– once años.

La tapa del trabajo resulta más que elocuente. Reproduce la histórica foto que inmortalizó el regreso de Perón en el 73, pero en este caso es Gil Solá quien saluda a la multitud mientras Rucci (Damián Ferraris) sostiene el paraguas, y Héctor Campora (Patricio Ciavarella) y Juan Manuel Abal Medina padre (Sebastián Villegas) completan la escena. “Era inevitable. Tomé la posición del Pocho porque me sale muy bien y soy el líder del grupo. Vengo de una familia muy peronista. Me identifico con el primer Perón, con algunas cosas de Irigoyen, con Néstor y con Cristina. Pero me interesan más las políticas de Estado que los partidos”, puntualiza el baterista, compositor y cantante.

El título del disco y la imagen recreada aluden al regreso de Gil Solá & Exiliados, pero –para quienes al menos siguen al baterista en las redes sociales– connotan mucho más. Aunque originalmente no fue pensado como podría imaginarse. Aquí operaron los juegos de la vida –y el canto– en forma muy azarosa. Revela Gil Solá: “La música, las letras, la idea de la tapa y el título fueron hechos y registrados antes de las elecciones de octubre. ¡Para ese entonces ni Macri creía que iba a ganar! Ahora todo se abre a interpretaciones más profundas y está muy bien que así sea. Después de todo, parece que volvieron los 90. Volvió la era”.

Gil Solá se refiere al panorama político actual y su relación nada casual con los años del menemismo. Pero, se sabe, el consciente propone y el inconsciente dispone: “Operación Retorno” recobra una intensidad y capacidad de sorpresa que hacía tiempo no se le escuchaba. Hay una electricidad que no aparecía en “Leaving Las Vergas” (2001), “La Suerte & La Palabra” (2005) ni “Ella o la botella” (Losavio-Herrera-Gil Solá, 2015). El rock suena más incisivo, la deformidad convoca, los ritmos folklóricos alcanzan mayor espesor y las letras articulan un atractivo equilibrio entre dudas existenciales, aguafuertes político-sociales y desarrollos lúdicos. No se trata de “La era de la boludez II”, claro. Sería imposible. Pero “Operación Retorno” conecta con algo de aquel espíritu y hace imposible eludir las asociaciones.

“El disco viene con mucha fuerza y una electricidad especial –reflexiona Gil Solá–. Supongo que tiene que ver con la necesidad expresiva que tuve al componerlo, pero también con el entusiasmo por como se rearmó la banda. Ahora somos Federico Gil Solá (batería y voz), Sebastián Villegas (bajo), Damián Ferraris (voz y guitarra) y Patricio Ciavarella (guitarra) y estamos como nunca. En un momento ya no me sentía tan cómodo tocando y cantando, y eso abrió paso a encontrar un nuevo equilibrio. Te digo más: ya tenemos temas y ganas de grabar un disco nuevo. Es mí proyecto, pero encontramos el espíritu y el compromiso de una banda. Y eso no es cosa de todos los días”.

Gil Solá & Exiliados presentará “Operación retorno” el jueves 20 de octubre a las 21 en el Teatro Del Viejo Mercado (Lavalle 3177).