Finalmente, después de muchos intentos diplomáticos, el presidente Mauricio Macri logró una breve charla telefónica con un funcionario relevante del gobierno de EE. UU. La conversación, divulgada anoche por la Casa Blanca a través de un comunicado publicado en su web, fue básicamente protocolar. No se trató ninguna de las medidas de la nueva administración norteamericana que afectan directamente al país, como la suspensión en la exportación de cítricos ni las restricciones en la tramitación de los permisos para visitar el país de Donald.

En el dialogo entre el mandatario nacional y el vice de Estados Unidos, Mike Pence, coincidieron en temas que de tan generales nada agregan a la relación bilateral, por ejemplo, coincidieron en que ambos países «deben redoblar sus esfuerzos para mejorar la creación de empleo y el crecimiento económico», y Pence por su parte destacó que «la decisión de Argentina de ser anfitrión de la Cumbre del G-20 en 2018 es una oportunidad clave para mejorar el papel del país en la economía global».

El texto difundido por la Oficina del vicepresidente estadounidense en Washington agrega que «los dos líderes coincidieron en que los Estados Unidos y la Argentina deben redoblar sus esfuerzos para mejorar la creación de empleo y el crecimiento económico».

Frente a las declaraciones de la canciller argentina, Susana Malcorra a la agencia DPA: «Estamos explorando que se dé (el encuentro) y lo antes posible, pero la agenda del presidente Trump es un poco ajetreada», las palabras del vice de Trump suenan poco interesadas, ya que apenas declaró que Trump «espera hablar pronto con Macri».

De todas maneras, el diálogo telefónico con el segundo de Trump es un paso hacia la ansiada comunicación directa de Macri. Especialmente, por los dos temas mencionados en esta nota, que ponen a la Argentina en una situación de franca incomunicación frente a las medidas unilaterales del gobierno estadounidense.