Para las pronósticos políticos de la Casa Rosada el 2018 será el último año del purgatorio que atraviesa la economía argentina desde antes de la llegada de Cambiemos al poder. La lectura del oficialismo, cargada de una reventa de expectativas, augura una compleja paritaria a la baja y un impopular efecto negativo de los aumentos a los servicios públicos. Ese doble cuadro será acompañado por un sostenido recorte en los programas sociales nacionales, cuya merma puede ser corrosiva en caso de que la inflación supere la máxima prevista del 17% anual. 

Sin una sola variable económica que le permita relanzar su gestión en la mitad de su mandato, el tercer año de gobierno de Mauricio Macri tendrá una rebosante agenda internacional que será coronada a fin de año con la realización de la cumbre del G-20 en Buenos Aires. El primer capítulo de la proyección internacional de la experiencia de Cambiemos arrancó esta semana con la primera gira al exterior del presidente en 2018. Recorrió el Viejo Continente con tres escalas: una visita de Estado para el presidente ruso, Vladimir Putin; una tercera presentación en el Foro Económico de Davos, en Suiza; y un encuentro formal con el mandatario francés, Emmanuel Macron, que diluyó en pocas horas las expectativas que tenía Balcarce 50 para que el presidente regresara a Buenos Aires con el acuerdo comercial destrabado.

Los frenos que Macron le espetó a Macri fueron los mismos puntos negros en materia agrícola que los representantes franceses advierten desde el año pasado a la Cancillería argentina. Quizá por eso  la escala parisina concluyó marcada por la contradicción que surgió desde el interior de la comitiva presidencial, entre el optimismo que exhibió el ministro de Producción, Francisco Cabrera, sobre la inminente firma del acuerdo, y la cautela del canciller Jorge Faurie por relativizar el valor definitorio que podría tener el encuentro entre ambos mandatarios. La suma entre esos mensajes oficiales ofreció un saldo negativo para el final de la primera gira de Macri por el exterior. «Argentina y Francia no pueden cerrar un acuerdo de esta índole, están negociando como parte de ambos bloques comerciales. De hecho, Macron dijo que estaba a favor del acuerdo entre las regiones, pero hay que seguir trabajando», contestó tajante un funcionario del jefe de Gabinete, Marcos Peña, que estuvo al frente de la retaguardia porteña mientras Macri intercalaba fotografías con empresarios y desaguisados verbales que lo obligaron a corregirse en cada una de las escalas de la gira.

Poco antes de subirse al avión privado de lujo que lo traerá de regreso a Buenos Aires, Macri dialogó con la Agencia France Presse (AFP) y buscó relativizar que volvía de París con las manos vacías. «Me voy (de Francia) con buenas noticias», aseguró Macri y relanzó las expectativa sobre la próxima reunión que se realizará este martes en Bruselas entre representantes de la UE y el Mercosur. Allí estarán el canciller Faurie, Cabrera y su secretario de Comercio, Miguel Braun.

«Van a estar los negociadores de ambas partes en Bruselas, donde aspiramos a que se llegue a un acuerdo», anticipó Macri sobre una cita que fue prevista mientras la comitiva presidencial estaba en Davos y que no fue el resultado de la reunión con Macron. La confirmación de la nueva reunión en Bélgica implica el relanzamiento de las rondas de negociación (a pesar de los reparos franceses) y la decisión de incluir en la ronda de intercambio al ministro de Agroindustria y extitular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere. 

Cuando la comitiva llegó a Francia, los funcionarios se desayunaron que la Comisión Europea, que supervisa la política comercial de la UE, comenzará una investigación para saber si los productores argentinos que exportan biodiésel hacia el bloque son beneficiados con «subsidios injustos». 

El mar de incertidumbres que cruza a la negociación fue dimensionado por las fuentes oficiales que buscan tomar distancia del optimismo que exudó Cabrera durante toda la semana. «La reunión del martes es importante en un marco político en el que se continúa con las negociaciones. Es una lectura positiva, porque estarán los ministros argentinos y se escuchará la oferta de la Unión Europea. Eso es un marco de trabajo en el que se continuará hasta llegar a la firma de un acuerdo. Hay que esperar qué sucede el martes y ver allí cómo se continúa», definió a Tiempo una alta fuente del Ministerio de Etchevehere. La inclusión del empresario y ministro tiene un objetivo claro:  capear el temporal que sostienen los ganaderos galos sobre la entrada de miles de toneladas anuales de carne bovina sudamericana, a precios más competitivos que los que subsidia el Estado francés. 

Cita con Putin

La centralidad de la cita con Macron ya estaba definida desde que Macri pisó Moscú y fue recibido por Putin, con quien confirmó que Rusia será una escala reiterada para la Casa Rosada para capitalizar el impacto positivo que puede tener el Mundial 2018. No fue el único poroto que Macri buscó anotarse:  profundizó la explotación de uranio en una nueva estrategia de vinculación nuclear, y apenas llegó a Suiza, anunció la venta de un reactor nuclear PALLAS, de la empresa estatal INVAP, al Reino de Holanda, en una operación promovida por la reina Máxima Zorreguieta. «